Monday, June 17, 2013

LA INDEPENDENCIA DE MEXICO

NOTIHISTORIADOMINICANA
Por:  FRANCISCO M. BERROA UBIERA
HISTORIADOR


CURA MIGUEL HIDALGO COSTILLA

La evolución de territorio mexicano y la independencia de México.  El Virreinato de la Nueva España quedó formalmente constituido en 17 de abril de 1535, siendo su primer Virrey don Antonio de Mendoza, el primero del hemisferio.  Su territorio sumaba una extensión total de 4,156,483 kilómetros cuadrados, aunque luego se fue gradualmente reduciendo debido a las perdidas históricas debidas al Tratado Onis del 22 de febrero de 1819, por medio del cual se definieron nuevos límites territoriales: desde el río Sabinas hasta el paralelo 32º 2', de ahí al río Rojo y de éste al meridiano 100; de aquí al río Arkansas y su nacimiento, y de éste punto, por el paralelo 42, al Pacífico.  Con el tratado de Guadalupe Hidalgo en 2 de febrero de 1848 México perdió la mitad de su territorio retrocediendo los límites hasta el río Bravo, de cerca de ciudad Juárez al Oeste por el paralelo 31º47" hasta el meridiano 108º12"; de ahí descendiendo por el paralelo 31º20" hasta la proximidad de Nogales, Sonora, en donde sube al meridiano 115º, o sea, a la confluencia de los ríos Gila y Colorado, para seguir al Oeste en linea recta hasta llegar adelante de Tijuana; otro descuento de debió a la compra de Mesilla, que dio lugar al tratado de Gadsden, y que sacrificó una importante porción de los estados de Chihuahua y Sonora.  A resultas de estas cesiones el territorio se redujo a 1,963,390 kilómetros cuadrados, aunque luego se perdieron los territorios de Alta California, Nuevo México, Texas, y parte de Tamaulipas, quedando México con cerca de algo menos de un millón de kilómetros cuadrados.
Con las reformas de 1776 a 1786 fueron creados cinco reinos: 
1) Nueva España; 
2) Nueva Galicia; 
3) Nueva Viscaya; 
4) Nuevo León, y
 5) Nuevo México.

 Las intendencias existentes eran las siguientes; México, Puebla, Guadalajara, Veracruz, Oaxaca, Valladolid, Zacatecas, Guanajuato, San Luis de Potosí, Mérida, Durango y Arizpe.

 En 1808 la población alcanza la cifra de 6,122, 354 habitantes que se hallaban distribuidos en 30 ciudades, 95 villas, 4,682 pueblos, y 165 misiones, de los cuales, desde el punto de vista étnico, un millón eran criollos (el 18%), 50,000 españoles, 3.5 millones indios (60%), 10,000 mulatos, y las llamadas castas algo más de un millón (22%).  En 1810 el clero de México lo integraban un total de 9,439 personas, de los cuales: 4,229 eran seculares; 3112 religiosos y 2,098 religiosas, que se hallaban en 264 conventos.  Este mismo año la población del virreinato era de 6,000,000 de habitantes, de los cuales un 18 por 100 eran blancos -70 criollos por cada peninsular-, el 60 por 100 eran indios -en su mayoría nativos-, y un 22 por 100 eran castas (pardos y mestizos).  La riqueza se hallaba en manos de los blancos, principalmente de la oligarquía colonial, de los peninsulares, y de los criollos ricos, y como muy bien observó Alexander Von Humboldt: "México es el país de la desigualdad".  España y sus funcionarios coloniales se manifestaban insensibles ante la pobreza de los mexicanos de todas las clases y colores, y envuelta en sus guerras continentales europeas, enfrentada a un día a los ingleses y otro a Francia, exigía a los pobladores del Nuevo Mundo el pago de elevadas exacciones y tributos, al tiempo que mantenía descuidadas las inversiones en obras de infraestructura y fortificaciones, en tecnología apropiada para la producción de plata, y en los gastos administrativos y militares, por lo cual, cuando quiso sacar de España mas recursos de los que realmente necesitaba, el estado español entró en contradicción con el clero mexicano, que era el principal propietario de Nueva España.
El Virrey era el Alter Ego del Rey, cargo desempeñado por don Antonio de Mendoza a partir de 1535, y a principios del siglo XIX por don Juan O'Donojú, quien tenía por funciones: gobernador, capitán general, presidente de la audiencia, superintendente de la Real Audiencia, y Vicepatrono de la Iglesia.  En Hispanoamérica en general, y en México en particular, el sistema de flotas tuvo efectos positivos y negativos, generó retrasos, aunque tuvo sus ventajas y desventajas.  La Real Cédula de 1765 implantó el comercio libre, y el Real Decreto del 28 de febrero de 1789, que extendió a Nueva España estos beneficios, dio fin al sistema de flotas.  El retraso de la flota favorecía el contrabando que era practicado por los ingleses, franceses, holandeses, norteamericanos y españoles.
El comercio del Virreinato de Nueva España con el exterior fue monopolizado durante mucho tiempo por las compañías españolas de Montesacro, creada en 1774, y por la Guizpuzcoana, fundada en 1728, las cuales también monopolizaban el comercio con Caracas desde 1781.  En 1785 la Guizpucoana se fusionó a la Compañía de Filipinas, hasta desaparecer en 1834.
En lo concerniente a Estados Unidos, sabemos que, si en 1790 los Estados Unidos de Norteamérica constituían un pequeño país, recién surgido a la vida nacional, en 1810 ya era una pequeña potencia que crecía a paso firme y que había duplicado su territorio y su población, que de 3,929,214 almas, pasaba a contar con 7,239,881.  Dominaba el valle de Ohio y el territorio de Misisipí lo tenía bajo su control, desplazando a los franceses, y además presionaba sobre la Florida y el septentrión novohispano.  Su potencial comercial alcanzaba un promedio de 143 millones y contaba con una industria apreciable y un gran desarrollo agrícola y pesquero.  Don Luis de Onis entendió muy a tiempo y temprano que el crecimiento de Estados Unidos se debió a su laboriosidad y neutralidad, y eso le permitió a este país hacerse dueño del tráfico comercial en el mundo, contando inclusive con importantes compañías de armadores en los puertos de Nueva York, Baltimore y Filadelfia.
El virreinato de la Nueva España y el de Perú constituyeron indudablemente las colonias españolas más ricas de ultramar, debido a sus aparentemente inagotables minas de oro y plata, y a la bondad y fertilidad de sus suelos, lo cual le permitía a sus colonizadores y habitantes desarrollar la agricultura de plantaciones y las actividades pecuarias.  México producía cerca del 67 por 100 de la plata del continente.  Nueva España poseía en agricultura en 1810 unas 3,749 haciendas; 6,684 ranchos, y 1,195 estancias, aunque se debe reconocer que desde 1722 a 1811 varias crisis afectaron la agricultura.  En cuanto a la riqueza minera, en 1810 contaba con 206 reales de minas, principalmente en Guadalajara, Guanajuato, Zacatecas, San Luis de Potosí, Valladolid, Durango y Ariazpe.
Conocida la situación de la península, en La Nueva España se organizan varias juntas locales, especialmente sabemos que Iturrigaray convoca una Junta, la cual adopta un Real Acuerdo de rechazar las pretensiones de Napoleón.  El 19 de julio se formó una Junta, y por su conducto el ayuntamiento de México dio su apoyo al Virrey.  Sin embargo, en Septiembre de 1808, se produce en México la destitución del Virrey Iturrigaray por parte de los españoles peninsulares: Oidores de la real Audiencia y poderosos comerciantes del Real Consulado.
El 1809 fue un año de transformaciones radicales en todo el territorio de Nueva España, fue el año en que se produjeron importantes conspiraciones en las principales ciudades, especialmente en Valladolid, Querétaro, Celaya, San Miguel, en Dolores, y en otras, razón por la cual se produjo la detención de varios oficiales del ejército, de funcionarios municipales implicados, y de algunos intelectuales, muchos de ellos apresados en diciembre de 1809.
Existe una relación entre la conspiración independentista de Querétaro dirigida por los señores José Mariano Michelena, José María García Obeso y Fray Vicente de Santa María, descubierta en 9 de septiembre de 1810, y la rebelión del cura Miguel Hidalgo Costilla (1753-1811), párroco de Dolores que se hallaba vinculado a ciertos círculos de intelectuales radicales e ilustrados, entre los cuales se contaban Ignacio Allende, Ignacio Abasolo (1784-1816) Juan Aldama y el corregidor Miguel Domínguez y su esposa Josefina Ortiz.  En el Bajío, la región mas rica de y fértil de Guanajuato, la ebullición social desbordó todos los niveles y encontró a su conductor natural en el cura mestizo don Miguel Hidalgo, quien fue aprovechado por los rebeldes de Querétaro debido a su reconocida influencia espiritual sobre las masas indígenas de la región.  Fracasado el intento conspirativo en Querétaro, los lideres criollos e ilustrados, señores Juan Aldama (1774-1811), Miguel Hidalgo y Ignacio María de Allende Unzaga (1774-1811), se lanzaron a una rebelión con la convocatoria de la misa, tras la cual la arenga de Hidalgo marcó el inicio de la rebelión, del Grito de Dolores, contando el sacerdote católico con el apoyo inicial de apenas unos 600 campesinos, básicamente armados de palos, machetes y azadas, y con un reducido grupo de militares comandados por los señores Mariano Abacial (1784-1816), y Allende.  El movimiento marchó de Dolores a San Miguel, y los insurgentes usaron la virgen de Guadalupe como insignia.  La ciudad de Celaya fue ocupada por un ejército de más de 50,000 personas en 20 de septiembre de 1810, convirtiéndose los curas en capitanes, tal el caso de José María Mercado.  Hidalgo fue proclamado por la masa como capitán general, a Allende se le designó teniente general, y a Aldama mariscal.  La marcha de los insurrectos siguió a la población de Guanajuato en 29 de septiembre de 1810, trasladándose las fuerzas acumuladas a la ciudad de Valladolid, en donde a la enorme masa de campesinos, artesanos, soldados, curas y gente del pueblo se le sumaron 7,000 jinetes y 240 infantes, llegando el torbellino de la revuelta liberadora a Guadalajara en 26 de noviembre de 1810.  Hidalgo asaltó Guanajuato, aprisionando a los españoles, confiscando sus bienes y aboliendo el odiado tributo que se cobraba a los indígenas.
Para la propaganda de la independencia de organizó el periódico "Despertar Americano", el cual produjo siete números desde el 20 de diciembre de 1810 al 17 de enero de 1811, día en que el ejército rebelde fue enfrentado por el general Calleja en la ciudad de Guadalajara, siendo derrotados los militares independentistas Allende y Aldama, lo cual decidió la rápida dispersión de las fuerzas, las cuales retrocedieron hacia Zacatecas, pero, hostigados los rebeldes por las tropas de los criollos y peninsulares, Hidalgo fue derrotado el 17 de enero de 1811 en el Puente Calderón, huye hacía el Norte acompañado de Allende y de algunos de sus hombres, pero cae en una celada en Chihuahua, siendo los jefes detenidos y fusilados por los españoles.  Hidalgo, Aldama, Allende, y Jiménez fueron fusilados, decapitados, y sus cabezas expuestas por varios años en la esquina de la Alhóndiga de Granaditas de la ciudad Guanajuato, en aplicación de una rara forma de terrorismo sicológico y clara expresión de la sanguinaria actitud de las tropas hispanas y de sus principales oficiales.  A raíz de estos acontecimientos el programa de cambios económicos, sociales, políticos y jurídicos de los mexicanos quedó detenido, aunque la chispa de la libertad quedó encendida en las manos de Rafael Iriarte, Tomás Ortiz, Benedicto López, y de otros lideres rebeldes que hostilizaron a los españoles permanentemente en las localidades de León, Aguascalientes, Zacatecas, y otras.  La lucha de Hidalgo será seguida por el sacerdote José María Morelos, quien unido al mártir de Guanajuato había levantado un ejército popular disciplinado, móvil y aguerrido, distinto al de Hidalgo, que era una fuerza monstruosa e incontrolable, solo comparable con una manada de animales en fuga.  Morelos convoca el Congreso de Quilpancingo, quien cuenta con el apoyo militar del líder popular Hermenegildo Galeona, quien muere en 22 de junio de 1815.  En 1812 cae Oaxaca en manos de las fuerzas de Morelos, promulgándose un decreto constitucional por medio del cual todos los mexicanos se convertían en americanos, siendo igualmente abolidas las castas, la esclavitud y los tributos que pesaban sobre los trabajadores indígenas.  Alarmados los realistas ante Morelos, lo acusaron de ser partidario de un socialismo utópico y agrario, enfrentándolo.  Similar suerte a la de Hidalgo recayó sobre Morelos, siendo capturado en Tesmacala en 5 de diciembre de 1815 fue llevado a la ciudad de México en donde fue declarado hereje, perseguidor, y turbador de la jerarquía, traidor a Dios y al rey, siendo fusilado en San Cristóbal de Ecotepec en 22 de diciembre de 1815.  Para entonces el ejército realista contaba con 80,000 efectivos, de los cuales la mitad eran soldados y el resto milicias, ascendiendo las fuerzas insurgentes a un número de apenas 8,000 hombres dirigidas por un nuevo liderazgo encabezado por dos correligionarios de Morelos: Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, quienes enfrentaron al ejército colonial y a la misma iglesia oficial, instituciones que devinieron en las fuerzas más conservadoras y represivas de la sociedad azteca de aquel entonces.  El conservadurismo de línea radical campea por sus fueros en suelo mexicano de 1815 a 1821.
En 1819 el rey de España, Fernando VII dispuso la creación de una fuerza expedicionaria de 20,000 hombres para ser enviados a suelo americano, pero uno de los jefes de esta fuerza, el teniente coronel Rafael de Riego, se sublevó en 1o. de enero de 1820 en Cabezas de San Juan, restableciendo la constitución de Cádiz (1812), obligando los militares a Fernando VII a aceptarla, por lo cual España vivió un nuevo trienio constitucional (1820-1823).  Fueron los excesos y abusos de propios oficiales peninsulares y la errónea política de Fernando VII en América los factores que determinaron el renacimiento del independentismo mexicano entre los grupos adinerados criollos.
Los criollos estaban conscientes de que España no podía seguir ejerciendo el control sobre las castas e indígenas, pero aún así, ellos promovieron un movimiento que defendía todo el legado histórico de las instituciones coloniales españolas.  El genio de las negociaciones fue Agustín de Iturbide, quien era hijo de un comerciante vasco de Valladolid (Morelia), y participó como voluntario del ejército colonial en la lucha realista contra la insurgencia revolucionaria (1810-1816), entrando luego a formar parte de la conspiración de la Profesa, que tenía por finalidad impedir la aplicación en México de la constitución de Cádiz.  Desde 1820 dirigió las tropas que enfrentaron a Guerrero, a quien procuró atraer para su causa, pactando con él; y por medio del Plan de Iguala (24 de febrero de 1821), o Plan de las Tres Garantías -porque garantizaba la implantación de una monarquía constitucional, el mantenimiento de la religión católica, y el igualitarismo racial -,logró la pacificación del país, por lo cual contó con el apoyo de la oligarquía mexicana, del ejército y la iglesia.
La Junta Provisional Gubernativa del Imperio Mexicano se constituyó con el apoyo político del último virrey de Nueva España, don Juan O'Donojú, en 28 de septiembre de 1821, quien tras suscribir el Plan de Iguala, concertó con los jefes del ejército el denominado Tratado de Córdoba, por medio del cual se nombró la Junta de Gobierno, y organiza una regencia de cinco miembros presidida por Iturbide.  Sin embargo, en España no fue aprobado el Tratado de Córdoba.
En México como en la península se proclamó la constitución de Cádiz, siendo elegidos, como en la península, por medio del sufragio censatario, los diputados a las Cortes; y aunque México alcanzó su independencia en 1821, un nuevo plan de independencia seria puesto en ejecución por el general Agustín de Iturbide con el apoyo del pueblo en 24 de febrero de 1822, debido a las discrepancias de opiniones entre los republicanos y sus partidarios o iturbidistas, quien tras proclamar la independencia, en 19 de mayo de 1822 convocó un congreso, que reunido por Valentín Gómez lo declaró emperador de México, siendo coronado como Agustín I en la catedral de México en 21 de julio de 1822, procediendo en su nueva calidad de emperador a disolver el Congreso en 31 de octubre de 1822 para crear una Junta Nacional Instituyente, la cual actuó desde el 2 de noviembre de 1822 hasta el 6 de marzo de 1823 organizando la hacienda, promulgando una constitución y creando un nuevo congreso.  Sobre la base de las ideas de igualdad, libertad, abolición de la esclavitud y de las castas, pan y tierra, promesas de repartir las tierras, de supresión del tributo y de igualdad de condiciones para todos los mexicanos, se proclamó una independencia mediatizada que engañó al pueblo y recabó su apoyo, se constituyó un estado nacional que defendía los intereses de la vieja burocracia devenida en oligarquía criolla, aristocrática y terrateniente, y parapetados los grupos dominantes en los preceptos de la democracia, prometieron crear un estado sobre la base de la teoría de Montesquieu de la división de los poderes públicos, instaurando un régimen con apariencias constitucionalistas.  De inmediato se produjo una ruptura con la iglesia oficial cuyas propiedades inmobiliarias fueron confiscadas, el fuero eclesiástico fue eliminado y las ordenes monásticas abolidas.
El reinado de Iturbide termina en marzo de 1823 al ser derrocado por el general Santa-Anna, por lo cual el país devendrá en república federal en 4 de octubre de 1824, a imitación de los Estados Unidos, asumiendo la presidencia de los aztecas don Guadalupe Victoria.  Tras una fase de inestabilidad Santa-Anna asume pleno control del territorio en abril de 1833, instaurando una dictadura que se prolongó por 20 años

Sabemos que en 1822 España cedió a México los territorios de Texas, Nuevo México, Arizona, Colorado, Utach, Nevada y California, con todas las misiones e instituciones existentes.  Asimismo, en 1825 México abrió sus fronteras a inmigrantes de Estados Unidos, por lo cual, en 1826, el ranchero angloamericano Heyden Edwards proclama la independencia de Fredonia (Texas), siendo expulsado por los mexicanos.  Poco después, en 1829, el presidente Andrew Jackson propuso la adquisición de Texas.  Fue el 2 de marzo de 1836 cuando Texas se declaró independiente.  El 3 de marzo de 1837 Andrew Jackson, con la aprobación del congreso reconoce la independencia de la República de Texas.  El 12 de abril de 1844 se firma el Tratado de anexión entre Estados Unidos y Texas, pero el senado norteamericano no lo aprueba, siendo el 1o. de enero de 1845 cuando se produce la incorporación de Texas a la Unión, con el visto bueno del congreso, bajo la administración de Jhon Tyler.  Definitivamente, Texas se incorpora a Estados Unidos en 1846, lo cual decide la guerra entre México y Estados Unidos que finaliza con la firma del Tratado Guadalupe Hidalgo (1848), por medio del cual México pierde Texas, Nevada, Utah, Arizona, Alta California, Nuevo México, parte de Colorado, el Norte de Sonora, Chihuahua y Coahuila.  Posteriormente, entre 1864-65 se acentúa el interés de Francia en México, y finalmente, en 1914 se verifica una invasión de Estados Unidos a México a resultas de la actuación de Pancho Villa en la frontera de ambos países.

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