Wednesday, July 16, 2008

Apuntes para la verdadera historia de La Trinitaria

NOTIHISTORIADOMINICANA
Por: Francisco Modesto Berroa Ubiera, Historiador


Fue bajo la dominación haitiana (1822-1844) que los dominicanos logramos fraguar el verdadero sentimiento nacional dominicano.

Sabemos que el sacerdote limeño don Gaspar Hernández insufló en los jóvenes dominicanos el ideal de retornar al colonialismo español, y por esa razón ese cura peruano dedicaba gran parte de su tiempo a enseñar a la juventud de Santo Domingo, gratuitamente, filosofía y otras ciencias.

Fue por ello que la lucha patriótica en contra de los haitianos quedó iniciada antes de 1838, posiblemente en 1835 ó 1836, cuando don José María Serra -usando el seudónimo de El Dominicano Español- se dedicó a redactar pasquines en contra de los haitianos que él mismo puso a circular entre los habitantes de Santo Domingo, y en las villas y comarcas rurales de San Cristóbal, Baní y Azua, denunciando en sus escritos las conculcaciones y maltratos prodigados a los dominicanos por parte de los haitianos.

El mismo Serra confiesa, en un opúsculo titulado “Apuntes para la historia de los Trinitarios”, que Duarte, un día que le visitaba en su hogar, descubrió su labor de denuncia y propaganda, integrándose de inmediato a los trabajos revolucionarios y propagandísticos desplegados por él (Ver: Serra, José María: Apuntes para la historia de los Trinitarios, fundadores de la República, Santo Domingo, Secretaría de Estado de Educación, 1974. 3a. edición. Otras fuentes para el estudio de Duarte son: (aparte de la obra de Serra), sus cartas, poemas y su proyecto de constitución.)

Juan Pablo Duarte y Diez, fue un joven dominicano nacido en cuna de oro y enviado a España a los 14 años para ser educado en la península en el hogar de su padre, quien tras regresar al país de la antigua metrópoli trajo consigo libros recientes y enseñaba a sus amigos y vecinos filosofía, letras, matemáticas, y otras disciplinas, incluyendo esgrima y un manual sobre el manejo de armas.


Sobre esa época, refiriéndose al libre ejercicio de la expresión, Serra nos alecciona indicándonos que:

"Al ver, pues, el efecto producido por mis pasquines, continué escribiéndolos, porque bien se comprende que no es posible la existencia de la sociedad sin medios de comunicación, sean legítimos o ilegítimos", acotando a seguidas que: "Corresponde a los gobiernos que éstos medios sean siempre legales; pero es muy peligroso para los propios gobiernos, condenar a los pueblos al mutismo".(Serra, 1974, P.11).


Esta recomendación la hizo el patriota dominicano desde su exilio en Mayagüez, Puerto Rico, en 30 de junio de 1887, mucho tiempo después de su experiencia revolucionaria juvenil.


Y ciertamente, fue usando los métodos de propaganda prohibidos por los haitianos como se crearon las condiciones subjetivas que hicieron posible el logro del objetivo revolucionario y nacionalista de proclamar nuestra independencia nacional en 27 de febrero de 1844, con la cual culmina el ciclo de la dominación haitiana que nos permitirá incursionar en el concierto de los pueblos libres del mundo contando en ese momento con un conglomerado humano de cerca de 125,000 habitantes.


Durante esta lucha fue Juan Pablo Duarte -según Serra en principio su colaborador voluntario en la tarea de denuncia política-, el líder y el visionario que le infundió vida a la causa de la independencia dominicana; él fue ideólogo, organizador por excelencia, y, el líder preclaro que supo concitar la mayor simpatía de los afiliados a su movimiento político.


En el momento que abundaban los hombres de acción sin ideas, y los de ideas sin acción, emergió la figura del genio Duarte, y sin impórtale los sacrificios personales, sin temor a la represión, sin odios, y actuando con inmenso amor, él supo combinar hábilmente ideas y acción, energía y disciplina, cuerpo y alma, a fin de lograr nuestra liberación nacional.


Posiblemente el ideal nacionalista había germinado en Juan Pablo a fines de 1827, cuando contando con apenas 14 años fue enviado por sus padres a realizar estudios en el exterior; esta práctica, durante aquellos lejanos años, devino en costumbre de las familias pudientes en toda Hispanoamérica, a fin de educar sus vástagos en la vieja Europa. Sobre los estudios realizados por Duarte en el exterior no se tiene constancia documental.


Se sabe que mientras viajaba en compañía de comerciante catalán don Pablo Pujols -amigo de su padre- hacía Nueva Orleáns, Estados Unidos, para luego embarcarse a Nueva York, y, según un relato tanto novelesco escrito por su hermana Rosa en donde esta le atribuye a Duarte, en el transcurso del viaje, haber oído de labios capitán del barco que le condujo a Nueva York esta expresión:

-"No te da pena decir que eres haitiano".

A lo cual, Juan Pablo Duarte le contestó:

-"Yo soy dominicano".

Ante esta expresión de Duarte el Capitán le dijo con cierto desprecio:

-"Tú no tienes nombre (patria), porque ni tú ni tus padres merecen tenerlo, porque cobardes y serviles inclinan la cabeza bajo el yugo de sus amos".

Ante ello, según le manifestó el hermano [Juan Pablo Duarte a Rosa Duarte], éste juró: "Probarle al mundo entero que no tan sólo tenemos un nombre propio, dominicanos, sino que nosotros (tan cruelmente vilipendiados) éramos dignos de llevarlo" (Rodríguez Demorizi, 1994).


Fue por ello que a su retorno a Santo Domingo Juan Pablo Duarte fundó, el 16 de julio de 1838, la sociedad secreta La Trinitaria, y de esta organización política emergió la República Dominicana.


Un núcleo significativo de jóvenes conspiradores influenciados por las ideas liberales, democráticas y revolucionarias de la época, fomentadas por Duarte desde su regreso en 1832, reunidos en la casa de doña Josefa Pérez de la Paz -la madre de Juan Isidro Pérez-, ubicada en la calle del Arquillo, luego denominada Santo Tomás, el 16 de julio de 1838 -día en que la iglesia católica celebra la exaltación a la Santa Cruz y la advocación a la virgen del Carmen-, a las once de la mañana, quedó formalmente fundada la sociedad política secreta La Trinitaria.


Esta sociedad secreta tenía como símbolo la Cruz, entendiendo los trinitarios su significado emblemático de esta forma: "...No es la cruz el signo del padecimiento; es el símbolo de la redención" (En Alfau Durán, Vetilio: En torno a La Trinitaria, Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 1999, p. 16).


Los miembros de La trinitaria quedaron unidos bajo este juramento:

En nombre de la santísima, augustísima e indivisible trinidad de Dios Omnipotente, juro y prometo, por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes a la separación definitiva del gobierno haitiano y a implantar una república libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, que se denominará República Dominicana; la cual tendrá su pabellón tricolor en cuartos, encarnados y azules, atravesado con una cruz blanca. Mientras tanto seremos reconocidos los trinitarios con las palabras sacrosantas: Dios, Patria y Libertad. Así lo prometo ante Dios y el mundo. Si tal hago, Dios me proteja: y de no, me lo tome en cuenta, y mis consocios me castiguen el perjurio y la traición si los vendo.”(Texto de Félix María Ruíz reproducido por Federico Henríquez i Carvajal: Ramón Mella, Santo Domingo, Imprenta Quisqueya, 1891, p. IV)


Sobre el número de los miembros fundadores de la organización clandestina existió una controversia histórica desde fines del siglo XIX; aunque dada la existencia de evidencias documentales confiables se ha podido establecer -contrario a lo que afirma la historiografía tradicional-, que fueron fundadas, en 16 de julio de 1838, no una, sino dos organizaciones clandestinas paralelas, dos entidades: una con carácter esencialmente político, y otra militar.


Esto explica las diferencias de opiniones de la historiografía tradicional.


La obra de don Vetilio Alfau Durán: En torno a La Trinitaria, da a conocer las ocho listas contentivas de los nombres de los miembros fundadores de la organización, sin analizar las causas por las cuales estas listas, algunas disímiles, existieron.


Veamos: las listas conocidas son las siguientes: I) La del trinitario Juan Nepomuceno Ravelo, elaborada 42 años después de la creación de La Trinitaria (1880); II) la de José María Serra y de Castro, hecha 45 años más tarde (1883/87); III) la de Alejandro Bonilla (1889); IV) la extraída de las misivas de Rosa Duarte al pintor Alejandro Bonilla, a los 49 años de fundada La Trinitaria (1887); V) la lista publicada en el periódico El Derecho, dirigido por Federico Augusto González Espaillat, editado en Santiago en 1885; VI) la de Félix María Ruiz, redactada a los 52 años de la fundación de La Trinitaria (1890); VII) la de Emiliano Tejera (30 de mayo de 1919); VIII) la publicada por Clío, Núm. 36, enero-abril de 1950, P. 12).

En lo esencial, el contenido de estas listas es como sigue:

I) El trinitario Juan Nepomuceno Ravelo (información de primera mano) menciona los nombres de los señores: 1) Juan Pablo Duarte; 2) Juan Isidro Pérez; 3) Felipe Alfau Bustamante; 4) Benito González; 5) José María Serra; 6) Vicente Celestino Duarte; 7) el propio Ravelo.

II) El trinitario José María Serra (información de primera mano) menciona los nombres de: 1) Juan Pablo Duarte; 2) Juan Isidro Pérez; 3) Pedro Alejandrino Pina; 4) Felipe Alfau Bustamante; 5) Félix María Ruiz; 6) Benito González; 7) Juan Nepomuceno Ravelo; 8) Jacinto de La Concha; 9) el propio Serra.

III) El pintor Alejandro Bonilla (información de segunda o tercera mano) elaboró una lista con estos nombres: 1) Juan Pablo Duarte; 2) Juan Isidro Pérez; 3) Felipe Alfau Bustamante; 4) Félix María Ruiz; 5) Benito González; 6) Juan Nepomuceno Ravelo; 7) José María Serra; 8) Vicente Celestino Duarte.

IV) La lista elaborada a partir de las cartas de Rosa Duarte al propio Bonilla (información de primera y segunda mano), menciona los nombres de: 1) Juan Pablo Duarte; 2) Juan Isidro Pérez; 3) Pedro Alejandrino Pina; 4) Ramón Mella; 5) Francisco del Rosario Sánchez; 6) el padre doctor José Antonio Bonilla (nació en Mayagüez de Puerto Rico en 1770-nota de FB), 7) Vicente Celestino Duarte; 8) Tomás de La Concha; 9) el padre Carrasco; 10) Félix María Delmonte. Luego añadió los nombres de: 11) Felipe Alfau; 12) Juan Nepomuceno Ravelo; 13) Pedro de Bonilla; 14) Félix Ruiz; 15) José María Serra; 16) Juan Nepomuceno Tejera; 17) Benito González; 18) Epifanio Billini; 19) Jacinto de La Concha; y, 20) José A. Bonilla.

V) La lista de Clío (con información de segunda y tercera mano): 1) Juan Pablo Duarte; 2) Juan Isidro Pérez; 3) Pedro Alejandrino Pina; 4) Felipe Alfau Bustamante; 5) Félix María Ruiz; 6) Benito González; 7) Juan Nepomuceno Ravelo; 8) Pedro de Bonilla; 9) José María Serra.

VI) La lista del periódico El Derecho de 1885 (con información de tercera mano): 1) Juan Pablo Duarte; 2) Juan Isidro Pérez; 3) Pedro Alejandrino Pina; 4) Felipe Alfau Bustamante; 5) Félix María Ruiz; 6) Benito González; 7) Ramón Mella; 8) Jacinto de La Concha; 9) José María Serra.

VII) La lista de don Félix María Ruiz de 1890 (información de primera mano): 1) Juan Pablo Duarte; 2) Juan Isidro Pérez; 3) Pedro Alejandrino Pina 4) Francisco Sánchez; 5) Ramón Mella; 6) Félix María Ruiz; 7) Pedro Antonio Bobea; 8) Jacinto de La Concha; 9) José María Serra.

VIII) La lista de Emiliano Tejera de 1919 (con información de segunda y tercera mano): 1) Juan Pablo Duarte; 2) Juan Isidro Pérez; 3) Pedro Alejandrino Pina; 4) Vicente Celestino Duarte; 5) Tomás de La Concha; 6) Ramón Mella; 7) Francisco del Rosario Sánchez; 8) el padre José Antonio Bonilla; 9) el padre Pedro Carrasco Capeller.

Analizadas y reproducidas todas las listas conocidas, surge la interrogante: ¿En cuál o en cuáles de ellas confiar?


La respuesta, sujeta a las evidencias, es predecible: en las que contienen información de primera o segunda mano. Por lo tanto descartemos las listas II, IV, V, y VII. De las ocho listas quedan cuatro. ¿Cuáles son los elementos comunes en estas cuatro listas?


Los nombres que se repiten en los listados de Serra (S.), Rosa Duarte (R.D.) Ruiz (Ru.), y Ravelo (Ra.) son estos:

1) Juan Pablo Duarte y Diez,

2) Juan Isidro Pérez de la Paz.

Incluidos en tres de las listas con valor documental primario:

3) Pedro Alejandrino Pina García (en las de S., D., y, Ru.).

4) José María Serra y Castro (en S., Ru., y, Ra.)

5) Félix María Ruiz (en S., D., y Ru.)

6) Jacinto de La Concha y López (en S., D., y, Ru.)

7) Felipe Alfau Bustamante (en S., D., y, Ra.)

8) Benito González Jiménez (sólo en S., D., y, Ra.)

9) Juan Nepomuceno Ravelo de los Reyes (sólo en S., D., y, Ra.)


Aparecen en dos de las listas con valor documental primario los nombres de:

10) Francisco Sánchez del Rosario (en D., y, Ru.)

11) Matías Ramón Mella y Castillo (en D., y, Ru.)

12) Vicente Celestino Duarte y Diez (sólo en D., y Ra.)

Aparecen sólo en un listado con valor documental primario:

13) El Pbro. Doctor José Antonio Bonilla (sólo en D.)

14) Tomás de La Concha y López (sólo en D.)

15) El Pbro. don Pedro Carrasco Capeller (sólo en D.)

16) Félix María Delmonte (sólo en D.).

17) Pedro Antonio Bobea (sólo en Ru.)

18) Epifanio Billini (sólo en D.)

19) Pedro Pablo de Bonilla o Bonilla (sólo en D.)

20) Juan Nepomuceno Tejera (sólo en D.)

21) José A. Bonilla (sólo en D.)


Sobre la base de esta información se deduce que existió un núcleo fundador primario, una suerte de comité gestor, integrado por los señores: Juan Pablo Duarte y Diez, Juan Isidro Pérez de La Paz (en su casa materna se produjo la primera reunión del movimiento clandestino), y Pedro Alejandrino Pina García, quienes fueron los únicos que desde un primer momento ostentaron los rangos militares de general, el primero, y coroneles, los segundos, del movimiento liberador nacional, siendo conocido Juan Pablo con el seudónimo de Arístides.


Hasta ahora nuestra historiografía ha impuesto el mito de que fueron sólo nueve los primeros miembros fundadores de la sociedad secreta, sobre la base de la aceptación, como la única válida, de la lista de Serra que menciona los nombres de los señores Juan Pablo Duarte (Presidente), incluyendo el del propio José María Serra, y los de los patriotas Félix María Ruiz, Benito González (Leónidas), Jacinto de la Concha, Juan Isidro Pérez, Juan Nepomuceno Ravelo (Temístocles), Felipe Alfau Bustamante (Simón), y Pedro Alejandrino Pina.


¿Por qué no se les da el mismo valor documental a los listados de Rosa Duarte, Félix María Ruiz, y Juan Nepomuceno Ravelo?


Acerca de quiénes fueron los fundadores de La Trinitaria, cita don Federico Henríquez y Carvajal a Rosa Duarte en carta a su amigo, el pintor Alejandro Bonilla, en donde la hermana del patricio "escribe que hubo dos reuniones, a mañana y tarde, i que en una de ellas figuraban, precisamente, los echados de menos por mí [don Fede] y Emiliano Tejera".( Ver: Henríquez i Carvajal, Federico: Duarte, Santo Domingo, Biblioteca Nacional, 1987, pp. 30-31) Los faltantes son mencionados por Rosa Duarte:

Después de instalada la sociedad revolucionaria la denominaron sociedad de los trinitarios, aludiendo al lema Dios, Patria y Libertad, y nombrando a Duarte (Juan Pablo) general en jefe de los ejércitos y director general de la revolución; [nombrando] coroneles a Francisco del Rosario Sánchez, a Juan Isidro Pérez de la Paz, a Pedro Alejandrino Pina, a Ramón Mella, [y] a Vicente Celestino Duarte. El seudónimo que le tocó al general fue el de Arístides, en las divisas la azul, color del cielo; los grados que se dieron después fueron dados por el general.”( Rodríguez Demorizi, Emilio, 1994, PP. 44-45).


El testimonio de la hermana del padre de la patria, de la señorita Rosa Duarte -quien mantuvo comunicación directa permanente con Juan Pablo, hasta la hora de su muerte (lo que no ocurre ni con Serra ni con Ruiz, con quienes Duarte no mantuvo vínculos fuertes)-, es una información mucho más relevante y confiable que la de Serra, y en gran medida, más coincidente con la de Ruiz.


Hay, por vía de consecuencia, una clara opinión sobre el carácter y la naturaleza del movimiento trinitario. Como se puede apreciar la organización tenía una conformación político militar, en tanto algunos de los fundadores ostentaban rangos militares: Duarte -a quien casi de inmediato sus enemigos le dieron los calificativos de "Niño inexperto", o el de "Joven inexperto", y el de "Quijote dominicano", y a sus amigos los "Sancho Panza"-, era el general en jefe, y los coroneles del movimiento independentista, nombrados por Duarte son los citados en el diario de su hermana Rosa. Posiblemente otros participantes en la reunión de la tarde son citados por don Emiliano Tejera, y fueron: Tomás de La Concha, José Antonio Bonilla Torres, y Pedro Carrasco (Tejera, Emiliano en su artículo Juan Pablo Duarte, en: Boletín del Archivo General de la Nación, año 4, No. 11, Vol. 4, ciudad Trujillo, Octubre 1941).


Asimismo, cuando de produjo la expansión del movimiento, fueron integrados al grupo militar los señores: los hermanos gemelos Pedro y Ramón Santana, en el Seybo, Benito González, Félix María Ruiz, y Juan Nepomuceno Ravelo. Sin embargo, nunca se podrá hacer una reconstrucción cabal y completa de ese aspecto de nuestro proceso histórico, debido a la falta de información confiable y de primera mano. Incluso, se sabe que los apuntes de Juan Pablo Duarte con los pormenores del proceso independentista fueron incendiados por su tío José Diez a raíz de la persecución desatada en su contra por Riviere. Otros documentos corrieron la misma suerte en Venezuela.


Sin embargo, a pesar de todo lo que se pueda elucubrar con relación a este asunto, la mejor explicación sobre quiénes formaron parte del grupo político, y, quiénes pertenecieron al grupo militar, o cuáles desempeñaron ambas funciones, la ofrece el mismo proceso de lucha, es decir, la práctica de los hombres, el accionar concreto: los hechos dicen más que todas las palabras del mundo en torno al papel desempeñado por cada individuo, y sobre cuáles fueron sus esfuerzos y compromisos, sus lealtades o traiciones, es decir, su verdadera aptitud según su actitud hacia el movimiento liberador.


Referencias, fuentes y bibliografía mínima:

Aibar, Andrejulio: Epístola a Juan Pablo Duarte, 2ª. ed., Santo Domingo, Secretaría de Estado de Educación, 1974.

Alfau Durán, Vetilio (Comp.): Ideario de Duarte, Santo Domingo, Dirección General de Cultura de la Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos, 1976.

Alfau Durán, Vetilio: En torno a La Trinitaria, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, Santo Domingo, 1999.

Balaguer, Joaquín: El Cristo de la libertad, 3ª. Edición, Santo Domingo, 1968.

Balcácer, Juan Daniel: El pensamiento político de Juan Pablo Duarte, Santo Domingo, 1993.

Cruz Sánchez, Filiberto: Mella, biografía política, 2ª. edición, Santo Domingo, El Nuevo Diario, 1999.

Espaillat, Ulises Francisco: Escritos, Editora del Caribe, Santo Domingo, 1962. Reimpresión Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 1987.

García, José Gabriel: Rasgos biográficos de dominicanos célebres, Santo Domingo, 1971.

Henríquez i Carvajal, Fede rico: Duarte, Editora Biblioteca Nacional, Santo Domingo, 1987.

Henríquez i Carvajal, Fede rico: Ramón Mella, Imprenta Quisqueya, Santo Domingo, 1891.

Lugo Lovatón, Ramón: Sánchez, 2 tomos, Editora Montalvo, Santo Domingo, 1947.

Marte, Roberto: -Estadísticas y documentos históricos sobre Santo Domingo (1805-1890), Santo Domingo, Museo Nacional de Historia y Geografía, impreso Amigo del Hogar, 1984.

Juan Pablo Duarte y la Venezuela de su época (contribución al estudio de su vida en los Llanos de Apure), Santo Domingo, Banco Central de la República Dominicana, 1987.

Rodríguez Demorizi, Emilio (Comp.): Rosa Duarte: Apuntes para la historia de la Isla de Santo Domingo y para la biografía del general dominicano Juan Pablo Duarte, en: Apuntes de Rosa Duarte. Archivo y versos de Juan Pablo Duarte, con notas de Emilio Rodríguez Demorizi, Carlos Larrazabal Blanco Y Vetilio Alfau Durán. Publicación de la República Dominicana, Secretaría de Estado de Educación Bellas Artes y Cultos, Santo Domingo, 1994.

Serra, José María: Apuntes para la historia de los Trinitarios, fundadores de la República. Publicaciones de la Secretaría de Estado de Educación, Santo Domingo, 1974. 3ª. Ed.

Patín Veloz, Enrique: -Las enseñanzas cívicas de Duarte, Santo Domingo, Instituto Duartiano, Taller, 1985.

Temas Duartianos, Santo Domingo, Gobierno Dominicano, 1985.

Lebrón Saviñón, Mariano (Comp.): Juan Pablo Duarte: Escritos, Santo Domingo Instituto Duatiano, 1999.