Por: Francisco M. Berroa Ubiera
Historiador
GRITO DE SANTO DOMINGO |
FRANCISCO SANCHEZ DEL ROSARIO |
JUAN PABLO DUARTE |
MATIAS RAMON MELLA |
L
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ucha por la independencia. Reunidos en Azua, Buenaventura Báez y sus
partidarios hicieron circular un manifiesto, redactado en aquella ciudad sureña
el 1 de enero de 1844, llamando al pueblo a luchar para incorporar el Este de
la Isla a Francia. Los independentistas,
para oponérseles, encabezados por el coronel Francisco Sánchez del Rosario,
redactaron un manifiesto en 16 de enero de 1844, denominado: "Manifestación de los pueblos de la parte
Este de la Isla antes española o de Santo Domingo, sobre las causas de la
separación de la República de Haití", el cual se puso a circular y
anunciaba, por acuerdo previo, que la separación de Haití se produciría el
martes 27 de febrero de 1844.
Sobre
los dominicanos, opinaba el cónsul francés Monsieur Eustache de Juchereau de
Saint Denys en 5 de febrero de 1844, un poco antes de la proclamación de la
independencia, que:
"Cansados
del yugo odioso que una administración antipática y preocupante los somete
diariamente, la población del Este de Haití, y principalmente la de Santo
Domingo, parece decidida, desde hace mucho tiempo, a tomar las armas para dar
traste a una dominación que considera tiránica y deshonrosa".[1]
En
consecuencia, "reunidos en un comité
insurreccional el 26 [de febrero] en la mañana, concibieron el proyecto de
apoderarse inmediatamente de la plaza.
El 27 en la noche fue el día fijado para esta audaciosa [sic.] tentativa",[2]
y se sabe que:
“...la
señal fue dada a las 11 de la noche [del 27 de febrero] por una descarga de
mosquetería tirada al aire. Una media
hora después la ciudad respondió con dos cañonazos tirados en señal de
alarma. Cinco piezas de artillería
cargadas de metralla fueron apuntadas al mismo tiempo en las calles que
desembocan en la plaza.
Los
insurrectos que estaban ya en posesión de la entrada de la ciudad sonaron las
campanas en la llamada puerta del Conde y de aquella que daba al puerto [o de
San Diego]. Se apoderaron de ellas
prácticamente sin dificultad. Una sola
victima pagó con su vida la imprudente resistencia.”[3]
La
proclamación de la independencia, después de casi cinco años de lucha
patriótica, se hizo en 27 de febrero de 1844, estando presentes en el baluarte
y puerta del Conde, y en la ciudad murada seis grupos de patriotas: 1) el
núcleo principal dirigido por Sánchez y Mella, y que contaba con el apoyo de
los afiliados a su movimiento en las principales ciudades de la parte Este,
uniéndose al movimiento algunos dominicanos negros -es el caso de los hermanos
Puello-, cuyo objetivo era tomar el control de las puertas occidentales de la
ciudad, conocidas como puerta de La Misericordia y puerta del Conde; 2) el de los
marineros y pescadores dirigido por Juan Alejandro Acosta cuyo objetivo era
tomar el control de la comandancia del puerto; 3) el de los artesanos y
personas con oficios, dirigido por Ángel Perdomo; 4) el formado por los
marginados habitantes de los barrios de San Miguel y San Antón; 5) los
habitantes del barrio extramuros de San Carlos con Benito González y Eduardo
Abreu a la cabeza; 6) el de los moradores de Haina y San Cristóbal encabezados
por don Tomás Bobadilla.
La capitulación de los haitianos. Esta se produce con la mediación del Cónsul de
Francia, Monsieur Eustache Juchereau de Saint Denys. La ciudad de Santo Domingo fue tomada
virtualmente por los insurrectos quienes asumieron el control del arsenal,
defendido por sólo 60 soldados haitianos.
El general de División Pablo Alí, quien había fallecido recientemente -
y por lo tanto no participa de los aprestos independentistas-, había sido
sustituido en sus funciones de Comandante de Santo Domingo por el General Henri
Etienne Desgrottes, quien pidió ayuda y asilo para él y su familia al Cónsul
francés por medio de varias cartas en 28 de febrero de 1844, solicitando,
además, dos barcos para salir de la parte Este por vía marina, navegando con
sus hombres y familias desde Santo Domingo a Jacmel, y pidiendo la mediación
para la capitulación del Cónsul francés Saint Denys. La capitulación haitiana se hizo efectiva en
28 de febrero de 1844. Para conducir a
los haitianos hasta Jacmel se emplearon tres barcos.
El día 29, a las 8:00 A.M. se
verificó la rendición de los haitianos, solución negociada previamente con la Junta de Gobierno creada por
los dominicanos. A tales fines la Junta designó a los señores
Manuel Cabral Bernal, José María Caminero, Pedro de Mena, Vicente Celestino
Duarte y Francisco Javier Abreu como sus representantes. Los miembros de la Junta Gubernativa
eran: Matías Ramón Mella, Remigio del Castillo, Mariano Echavarría, Pedro de
Castro y Castro, Wenceslao de La
Concha , y Francisco del Rosario Sánchez, considerado por
Saint Denys en carta a Guizot desde Santo Domingo de fecha 10 de marzo de 1844
como "el jefe del partido revolucionario,
hoy miembro de la
Junta Gubernativa ".[4] En cuanto Matías Ramón Mella, con el rango de
coronel fue nombrado Delegado de la
Junta en el Cibao, y José Joaquín Puello, con el mismo rango,
Comandante de armas de Santo Domingo.
Para
negociar su salida los haitianos formaron una comisión compuesta por los
señores: Deho Hérard (hijo Charles Hérard), coronel ayudante de Campo del
Presidente haitiano; Paul Jean Jacques, Jefe del Batallón de Artillería;
Doucette, Decano del Tribunal Civil; Arthidor Pointhiux, Jefe de la oficina de
dominios; L. A. Roy, Jefe de Escuadrón, Ayudante de Campo del Presidente
haitiano, y Director de la aduana de Santo Domingo, quienes contando con la
mediación del Cónsul de Francia sometieron a la Junta Dominicana
de Gobierno las siguientes demandas:
1)
garantía de las propiedades legalmente adquiridas por los nacionales haitianos;
2)
respeto y protección a las familias;
3)
salida honorable de los funcionarios públicos;
4)
salida sin dificultades de todos los ciudadanos;
5) franqueza
y lealtad en la conducta de las partes;
6)
tiempo necesario para la salida de los ciudadanos.
En
respuesta a estas demandas la
Junta de Gobierno respondió aceptando las primeras cinco
demandas de la lista anterior, y sobre el punto seis, es decir, en lo referente
al plazo para la salida de los haitianos se estableció que:
“Fijamos
para los militares y otros ciudadanos que deseen retirarse, por cualquier
embarcación, diez días a partir de la fecha de la capitulación. Deseamos que todos los oficiales se retiren
con sus armas, así como sus subalternos y soldados pertenecientes a cuerpos que
no pertenezcan a la Guarnición Dominicana, las armas de éstos últimos deberán
quedarse aquí; en cuanto al depósito [de las armas] en vuestras manos [del
Cónsul Saint Denys], no tenemos ninguna objeción.”[5]
A los
haitianos la Junta
de Gobierno les dio un plazo de un mes a partir del 10 de marzo de 1844,
estableciendo las siguientes condiciones: 1) la evacuación de la fortaleza La Fuerza (hoy Ozama), y, 2)
remisión de los archivos y valores pertenecientes al gobierno dominicano.
Las
armas empleadas por el ejercito libertador dominicano para lograr la separación
de los haitianos fueron: a) de fuego -carabinas, escopetas, mosquetes, y
trabucos-; y, b) blancas -sable, machete, espada, lanzas, y el puñal o bastón
de estilete-.
La
capitulación de los haitianos se produce entre los días 28 y 29 de febrero,
mientras se hacían actos de proclamación de la independencia en todo el
país. Por ejemplo, Vicente Celestino
Duarte organizó los actos de proclamación de Bayaguana, Monteplata, Yamasá y
Boyá. Se sabe que la Junta mandó a comprar 2,000
fusiles a Curazao porque carecía de armas.
Características generales de la nueva nación. La
República Dominicana se organiza como un Estado nacional en 27 de febrero de
1844 al proclamar su independencia del vecino Estado haitiano. En consecuencia, la nueva nación se vio
forzada, por las circunstancias de ese momento histórico y por la necesidad de
mantener su independencia, a enfrentar el ejército haitiano en varias campañas
militares hasta lograr la consolidación de su independencia política.
Durante
el periodo comprendido entre 1844
a 1861, antes de la anexión a España, los grupos
enquistados en el poder derrochaban los pocos recursos del nuevo país, el
anexionismo campeaba por sus fueros, y el conservadurismo, el caudillismo, el
autoritarismo y el militarismo se complementaban mutuamente. Además, durante la Primera República,[6]
hubo varias tentativas para obtener empréstitos como más adelante se explica.
El
Estado Dominicano germina bajo el dominio de clase de una oligarquía criolla
integrada por una burguesía comercial de origen foráneo y por una burguesía
nacional aliada a los grandes terratenientes, estos últimos fundamentaban su
poder en el latifundio ganadero, tabacalero y cañero. Desde la fundación de la República sus
gobernantes se vieron compelidos a enfrentar los intentos de Francia de cobrar
una onerosa deuda contraída por los haitianos en 1825. Como el Estado
Dominicano surgió por separación de Haití, tan pronto nace, Francia le hace la
reclamación de parte de la deuda haitiana contraída en 1825. Los franceses entendieron que la deuda que
los haitianos habían aceptado ese año, y reconocido en 1844, debía repartirse
proporcionalmente entre las dos entidades gubernamentales: la vieja, Haití, y
la nueva República Dominicana, infiriendo que la parte desmembrada, vale decir,
el nuevo estado, debía cubrir parte de la deuda pública preexistente.
Alegando
que la República
formada en 1844 no era compromisaria del acuerdo de 1825 entre Francia y Haití,
el primer presidente dominicano, general Pedro Santana, envía una misiva al
Cónsul francés Monsieur Eustache Juchereau de Saint-Denys, afirmándole que
"el pueblo dominicano en general está
persuadido de que no está en el caso pagar la más mínima parte de la mencionada
deuda".[7]
A pesar
del otrora poderío de Francia y de la enorme influencia que ejercía esa
potencia europea en la República Dominicana, a los galos no les quedó otro
camino que el de reconocer la independencia de la nueva nación, y su
reclamación de pago de la supuesta deuda quedaría luego olvidada en los anales
de la historia.
[1] Ver:
Carta de Saint Denys a Guizot, Santo Domingo, 5 de febrero de 1844, en:
Gobierno Dominicano: Correspondencia del Cánsul de Francia en Santo Domingo,
1844-1846. Tomo I, Santo Domingo, Amigo
del Hogar, 1996, p. 14.
[2] De
Saint Denys a Guizot, Santo Domingo, 3 de marzo de 1844, en: Gobierno
Dominicano: opus cit., p. 19.
[3] Ibidem, pp. 19-20
[4] De
Saint Denys a Guizot, Santo Domingo, 10 de marzo de 1844, en: Gobierno
Dominicano: opus cit., p. 55.
[5] Carta
de la Junta de
Gobierno Dominicana a Saint Denys, Santo Domingo, 28 de febrero de 1844, en:
Gobierno Dominicano: opus cit., pp. 31-32.
[6] Así
denomina la historiografía dominicana al periodo comprendido entre 1844-1861
(Nota de Francisco Berroa).
[7]
República Dominicana: Archivo de la
Nación , Departamento de Relaciones Exteriores. Legajo No. 1,
Expediente No. 4.
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