Monday, March 24, 2014

LA INDEPENDENCIA DE REPUBLICA DOMINICANA EL 27 DE FEBRERO DE 1844

NOTIHISTORIADOMINICANA
Por: Francisco M. Berroa Ubiera
Historiador

GRITO DE SANTO DOMINGO

FRANCISCO SANCHEZ DEL ROSARIO

JUAN PABLO DUARTE

MATIAS RAMON MELLA

L
ucha por la independencia.  Reunidos en Azua, Buenaventura Báez y sus partidarios hicieron circular un manifiesto, redactado en aquella ciudad sureña el 1 de enero de 1844, llamando al pueblo a luchar para incorporar el Este de la Isla a Francia.  Los independentistas, para oponérseles, encabezados por el coronel Francisco Sánchez del Rosario, redactaron un manifiesto en 16 de enero de 1844, denominado: "Manifestación de los pueblos de la parte Este de la Isla antes española o de Santo Domingo, sobre las causas de la separación de la República de Haití", el cual se puso a circular y anunciaba, por acuerdo previo, que la separación de Haití se produciría el martes 27 de febrero de 1844.
Sobre los dominicanos, opinaba el cónsul francés Monsieur Eustache de Juchereau de Saint Denys en 5 de febrero de 1844, un poco antes de la proclamación de la independencia, que:
"Cansados del yugo odioso que una administración antipática y preocupante los somete diariamente, la población del Este de Haití, y principalmente la de Santo Domingo, parece decidida, desde hace mucho tiempo, a tomar las armas para dar traste a una dominación que considera tiránica y deshonrosa".[1]
En consecuencia, "reunidos en un comité insurreccional el 26 [de febrero] en la mañana, concibieron el proyecto de apoderarse inmediatamente de la plaza.  El 27 en la noche fue el día fijado para esta audaciosa [sic.] tentativa",[2] y se sabe que:
“...la señal fue dada a las 11 de la noche [del 27 de febrero] por una descarga de mosquetería tirada al aire.  Una media hora después la ciudad respondió con dos cañonazos tirados en señal de alarma.  Cinco piezas de artillería cargadas de metralla fueron apuntadas al mismo tiempo en las calles que desembocan en la plaza.
Los insurrectos que estaban ya en posesión de la entrada de la ciudad sonaron las campanas en la llamada puerta del Conde y de aquella que daba al puerto [o de San Diego].  Se apoderaron de ellas prácticamente sin dificultad.  Una sola victima pagó con su vida la imprudente resistencia.”[3]
La proclamación de la independencia, después de casi cinco años de lucha patriótica, se hizo en 27 de febrero de 1844, estando presentes en el baluarte y puerta del Conde, y en la ciudad murada seis grupos de patriotas: 1) el núcleo principal dirigido por Sánchez y Mella, y que contaba con el apoyo de los afiliados a su movimiento en las principales ciudades de la parte Este, uniéndose al movimiento algunos dominicanos negros -es el caso de los hermanos Puello-, cuyo objetivo era tomar el control de las puertas occidentales de la ciudad, conocidas como puerta de La Misericordia y puerta del Conde; 2) el de los marineros y pescadores dirigido por Juan Alejandro Acosta cuyo objetivo era tomar el control de la comandancia del puerto; 3) el de los artesanos y personas con oficios, dirigido por Ángel Perdomo; 4) el formado por los marginados habitantes de los barrios de San Miguel y San Antón; 5) los habitantes del barrio extramuros de San Carlos con Benito González y Eduardo Abreu a la cabeza; 6) el de los moradores de Haina y San Cristóbal encabezados por don Tomás Bobadilla.
La capitulación de los haitianos.  Esta  se produce con la mediación del Cónsul de Francia, Monsieur Eustache Juchereau de Saint Denys.  La ciudad de Santo Domingo fue tomada virtualmente por los insurrectos quienes asumieron el control del arsenal, defendido por sólo 60 soldados haitianos.  El general de División Pablo Alí, quien había fallecido recientemente - y por lo tanto no participa de los aprestos independentistas-, había sido sustituido en sus funciones de Comandante de Santo Domingo por el General Henri Etienne Desgrottes, quien pidió ayuda y asilo para él y su familia al Cónsul francés por medio de varias cartas en 28 de febrero de 1844, solicitando, además, dos barcos para salir de la parte Este por vía marina, navegando con sus hombres y familias desde Santo Domingo a Jacmel, y pidiendo la mediación para la capitulación del Cónsul francés Saint Denys.  La capitulación haitiana se hizo efectiva en 28 de febrero de 1844.  Para conducir a los haitianos hasta Jacmel se emplearon tres barcos.
El día 29, a las 8:00 A.M. se verificó la rendición de los haitianos, solución negociada previamente con la Junta de Gobierno creada por los dominicanos.  A tales fines la Junta designó a los señores Manuel Cabral Bernal, José María Caminero, Pedro de Mena, Vicente Celestino Duarte y Francisco Javier Abreu como sus representantes.  Los miembros de la Junta Gubernativa eran: Matías Ramón Mella, Remigio del Castillo, Mariano Echavarría, Pedro de Castro y Castro, Wenceslao de La Concha, y Francisco del Rosario Sánchez, considerado por Saint Denys en carta a Guizot desde Santo Domingo de fecha 10 de marzo de 1844 como "el jefe del partido revolucionario, hoy miembro de la Junta Gubernativa".[4]  En cuanto Matías Ramón Mella, con el rango de coronel fue nombrado Delegado de la Junta en el Cibao, y José Joaquín Puello, con el mismo rango, Comandante de armas de Santo Domingo.
Para negociar su salida los haitianos formaron una comisión compuesta por los señores: Deho Hérard (hijo Charles Hérard), coronel ayudante de Campo del Presidente haitiano; Paul Jean Jacques, Jefe del Batallón de Artillería; Doucette, Decano del Tribunal Civil; Arthidor Pointhiux, Jefe de la oficina de dominios; L. A. Roy, Jefe de Escuadrón, Ayudante de Campo del Presidente haitiano, y Director de la aduana de Santo Domingo, quienes contando con la mediación del Cónsul de Francia sometieron a la Junta Dominicana de Gobierno las siguientes demandas:
1) garantía de las propiedades legalmente adquiridas por los nacionales haitianos;
2) respeto y protección a las familias;
3) salida honorable de los funcionarios públicos;
4) salida sin dificultades de todos los ciudadanos;
5) franqueza y lealtad en la conducta de las partes;
6) tiempo necesario para la salida de los ciudadanos.
En respuesta a estas demandas la Junta de Gobierno respondió aceptando las primeras cinco demandas de la lista anterior, y sobre el punto seis, es decir, en lo referente al plazo para la salida de los haitianos se estableció que:
Fijamos para los militares y otros ciudadanos que deseen retirarse, por cualquier embarcación, diez días a partir de la fecha de la capitulación.  Deseamos que todos los oficiales se retiren con sus armas, así como sus subalternos y soldados pertenecientes a cuerpos que no pertenezcan a la Guarnición Dominicana, las armas de éstos últimos deberán quedarse aquí; en cuanto al depósito [de las armas] en vuestras manos [del Cónsul Saint Denys], no tenemos ninguna objeción.”[5]
A los haitianos la Junta de Gobierno les dio un plazo de un mes a partir del 10 de marzo de 1844, estableciendo las siguientes condiciones: 1) la evacuación de la fortaleza La Fuerza (hoy Ozama), y, 2) remisión de los archivos y valores pertenecientes al gobierno dominicano.
Las armas empleadas por el ejercito libertador dominicano para lograr la separación de los haitianos fueron: a) de fuego -carabinas, escopetas, mosquetes, y trabucos-; y, b) blancas -sable, machete, espada, lanzas, y el puñal o bastón de estilete-.
La capitulación de los haitianos se produce entre los días 28 y 29 de febrero, mientras se hacían actos de proclamación de la independencia en todo el país.  Por ejemplo, Vicente Celestino Duarte organizó los actos de proclamación de Bayaguana, Monteplata, Yamasá y Boyá.  Se sabe que la Junta mandó a comprar 2,000 fusiles a Curazao porque carecía de armas.
Características generales de la nueva nación.  La República Dominicana se organiza como un Estado nacional en 27 de febrero de 1844 al proclamar su independencia del vecino Estado haitiano.  En consecuencia, la nueva nación se vio forzada, por las circunstancias de ese momento histórico y por la necesidad de mantener su independencia, a enfrentar el ejército haitiano en varias campañas militares hasta lograr la consolidación de su independencia política.
Durante el periodo comprendido entre 1844 a 1861, antes de la anexión a España, los grupos enquistados en el poder derrochaban los pocos recursos del nuevo país, el anexionismo campeaba por sus fueros, y el conservadurismo, el caudillismo, el autoritarismo y el militarismo se complementaban mutuamente.  Además, durante la Primera República,[6] hubo varias tentativas para obtener empréstitos como más adelante se explica.
El Estado Dominicano germina bajo el dominio de clase de una oligarquía criolla integrada por una burguesía comercial de origen foráneo y por una burguesía nacional aliada a los grandes terratenientes, estos últimos fundamentaban su poder en el latifundio ganadero, tabacalero y cañero.  Desde la fundación de la República sus gobernantes se vieron compelidos a enfrentar los intentos de Francia de cobrar una onerosa deuda contraída por los haitianos en 1825. Como el Estado Dominicano surgió por separación de Haití, tan pronto nace, Francia le hace la reclamación de parte de la deuda haitiana contraída en 1825.  Los franceses entendieron que la deuda que los haitianos habían aceptado ese año, y reconocido en 1844, debía repartirse proporcionalmente entre las dos entidades gubernamentales: la vieja, Haití, y la nueva República Dominicana, infiriendo que la parte desmembrada, vale decir, el nuevo estado, debía cubrir parte de la deuda pública preexistente.
Alegando que la República formada en 1844 no era compromisaria del acuerdo de 1825 entre Francia y Haití, el primer presidente dominicano, general Pedro Santana, envía una misiva al Cónsul francés Monsieur Eustache Juchereau de Saint-Denys, afirmándole que "el pueblo dominicano en general está persuadido de que no está en el caso pagar la más mínima parte de la mencionada deuda".[7]
A pesar del otrora poderío de Francia y de la enorme influencia que ejercía esa potencia europea en la República Dominicana, a los galos no les quedó otro camino que el de reconocer la independencia de la nueva nación, y su reclamación de pago de la supuesta deuda quedaría luego olvidada en los anales de la historia.





[1] Ver: Carta de Saint Denys a Guizot, Santo Domingo, 5 de febrero de 1844, en: Gobierno Dominicano: Correspondencia del Cánsul de Francia en Santo Domingo, 1844-1846.  Tomo I, Santo Domingo, Amigo del Hogar, 1996, p. 14.
[2] De Saint Denys a Guizot, Santo Domingo, 3 de marzo de 1844, en: Gobierno Dominicano: opus cit., p. 19.
[3]  Ibidem, pp. 19-20
[4] De Saint Denys a Guizot, Santo Domingo, 10 de marzo de 1844, en: Gobierno Dominicano: opus cit., p. 55.
[5] Carta de la Junta de Gobierno Dominicana a Saint Denys, Santo Domingo, 28 de febrero de 1844, en: Gobierno Dominicano: opus cit., pp. 31-32.
[6] Así denomina la historiografía dominicana al periodo comprendido entre 1844-1861 (Nota de Francisco Berroa).
[7] República Dominicana: Archivo de la Nación, Departamento de Relaciones Exteriores. Legajo No. 1, Expediente  No. 4.

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