Monday, March 17, 2014

BATALLA DE AZUA DEL 19 DE MARZO DE 1844

NOTIHISTORIADOMINICANA

Por:  Francisco M. Berroa Ubiera
Historiador


Guerra de independencia antihaitiana.  A partir de 1844 inicia la guerra dominico haitiana, dando lugar a las campañas militares correspondientes a los años de 1844, 1845, 1849, y, 1855-1856; el territorio de la nueva nación, especialmente la frontera terrestre común, fue escenario de una gran cantidad de batallas y combates, imponiéndose el naciente ejército nacional a los vecinos haitianos.  A pesar del triunfo militar de los dominicanos, ellos lograron, a partir de las expediciones de 1849 y 1855-56, la "incorporación a Haití de [los territorios dominicanos de] Hincha, las Caobas y de la llanura entera de Goave hasta las puertas de Bánica".[1]
Los primeros combates y batallas de la campaña militar de 1844.  Los primeros enfrentamientos entre haitianos y dominicanos se producen en febrero de 1844, primero enfrentando las fuerzas dominicanas al general haitiano Auguste Brouard, cuando se traslada con fuerzas militares desde la capital haitiana, Puerto Príncipe, hasta Neyba en 27 de febrero, enfrentándolo el capitán Fernando Tavera y sus tenientes en el sitio de La Fuente del Rodeo -ubicada unos 20 kilómetros al Este de San Bartolomé de Neyba-, en 11 de marzo de 1844, contando éste con el apoyo de Vicente Nobles, Dionicio Reyes, y Nicolás Mañón; otro enfrentamiento de Brouard con los dominicanos se origina en el sitio de Las Cabezas de Las Marías en 13 de marzo de 1844, siendo Neyba ocupada por los batallones haitianos 21 y 22, y por otras fuerzas de infantería.  El siguiente combate se produce en Los Jovillos el 18 de marzo de 1844.  Estas acciones militares formaban parte de una operación táctica para reducir el paso del ejército enemigo a su mínima capacidad, es decir, eran acciones retardatorias.  Tras estos hechos, la Junta Dominicana de gobierno dispuso enviar al frente Sur a los oficiales Manuel Mora -viajó por mar desde Santo Domingo-, y a Manuel de la Regla Mota desde Baní.
La principal acción militar es la batalla de Azua del 19 de marzo de 1844, con sus acontecimientos posteriores.  Se sabe que desde el 4 de marzo de 1844 el congreso de Haití decretó para poner a su Presidente, el general Charles Hérard, a la cabeza de las tropas que reconquistarían la parte Este; en 7 de marzo éste llama a los haitianos a empuñar las armas contra la nueva República, por lo cual la Junta de Gobierno de Santo Domingo dispuso el arresto de varios ex-funcionarios y comerciantes haitianos radicados en esa urbe Sureña, entre ellos Tatin, Joseph Levy, Thompson, Francisco Montás, Pomeirac, Deguan, Glaudon, Lucien, David, Magnon y Arrondeil; inclusive, despacha las primeras avanzadas de tropas hacía la frontera, compuestas principalmente por hábiles lanceros seibanos, calificados por el Cónsul de Francia como los: "Cosacos de Santo Domingo", en su gran mayoría eran peones y campesinos capitaneados y armados por los hateros de la región Sureste u oriental, y por su caudillo principal: el general de división Pedro Santana Familias, considerado por Saint Denys como el verdadero Señor Feudal del  Seybo.[2]  Santana avanzó de Este a Oeste por la región Sur, pidiendo al comerciante Abraham Cohen su intervención para recabar la ayuda del Cónsul francés, e informándole que "a las cuatro de la mañana, camino hacía Azua, acabo de recibir un expreso de esta ciudad con el aviso positivo de que los haitianos marchan hacía nosotros y que los habitantes de San Juan, Matas e Hincha se mantienen inactivos y sin pronunciarse".[3]
 El 17 de marzo de 1844 Santana hizo presencia en Neyba con 700 soldados acompañados del coronel José María Cabral.  Ese día se produjo un combate en el sitio de Los Quemadillos. 
También, Hérard enfrenta a los patriotas dominicanos dirigidos por Lucas Díaz en el Paso del Jura el 18 de marzo de 1844.  El enemigo se presenta en Azua por tres sentidos: por el Camino de San Juan, por el sitio de Los Conucos y por el lado de El Barro el 19 de marzo a las 5:50 A.M.  Los haitianos atacaron vigorosamente Azua por el camino de Puerto Príncipe contando Hérard con 500 hombres; la defensa la realizaron 800 soldados, disponiendo Santana de otros 700 de reserva en las proximidades.
Debe destacarse que el general de división Pedro Santana se hallaba en Azua sin un plan de acción y sin experiencia previa en el arte de la guerra, disponiendo sólo de dos cañones mediocres: uno bajo el encargo del artillero francés Francisco Soñé, y otro a cargo del teniente José Del Carmen García.  Su Estado Mayor lo integraban los comandantes, señores oficiales: Antonio Duvergé, Feliciano Martínez, Manuel Mora, Juan Esteban Ceara, José Leger, Vicente Nobles, Matías de Vargas, Nicolás Mañón, Marco Medina y otros valientes.  Tras este primer enfrentamiento, y atacada la avanzada haitiana con una ráfaga de metralla de 24, las tropas enemigas se retiraron desordenadamente dejando sus muertos sobre el campo de batalla, incluyendo a los generales Souffrance, Thomas Héctor, Tertonge y Bris -ayudante de campo de Hérard-, a tres coroneles, varios oficiales, y decenas de soldados, rumorándose inclusive la muerte del presidente Hérard.
Otro enfrentamiento se produjo en el sitio de La Hicotea en donde el general Soufrant fue derrotado por los oficiales dominicanos Manuel Mora, Manuel de la Regla Mota, José María Cabral y Francisco Soñé.
Santana, incapacitado para de ordenar la persecución de la retaguardia haitiana en fuga, es incapaz de crear servicios de vigilancia y espionaje para conocer los pasos y movimientos de las tropas enemigas.  Esta ineptitud inicial del general Santana lo explica don José Gabriel García, indicando que él: "No tenía conocimientos técnicos, ni práctica todavía en el arte de la guerra".[4]  Después de esta victoria el general Santana ordenó el desalojo de Azua en 20 de marzo de 1844, cayendo esta ciudad bajo poder del enemigo.  Inclusive, al disponer la retirada de manera desordenada, deja abandonadas, a merced del enemigo, algunas tropas que desconocían por completo la orden de retirada hacía la lejana Baní.  Un experimentado militar, el Almirante francés De Moges, consideró un grave error castrense de Santana abandonar Azua para ir a Baní, argumentando el improvisado soldado hatero que lo hizo por la falta de municiones de sus tropas, excusa pueril e ingenua.
Cometido el error de abandonar el terreno de lucha, ganado por la osadía y valentía de los oficiales dominicanos y de los artilleros, la villa de Azua fue reocupada por las tropas haitianas dirigidas por los generales Hérard y Soufrant en 21 de marzo de 1844.
En consecuencia, aislado en Sabana Buey de Baní, el general Santana contaba con 4,500 soldados inmovilizados en una supuesta espera estratégica; a fines de marzo de 1844, sus fuerzas aumentaron al contar con refuerzos procedentes del Sureste, y con los hombres de Suroeste; este aumento de sus tropas le daba a su ejército una mayor capacidad de ofensiva, aunque él no lo comprendía.  Sin embargo, existen informes indicando que en ese momento su ejército disponía de sólo 600 fusiles.
El regreso de Duarte y su inclusión en la Junta.  La Junta de gobierno envió en la goleta Leonor, de matrícula holandesa en 5 de marzo de 1844 una Comisión integrada por Juan Nepomuceno Ravelo, Juan Alejandro Acosta, Enrique Duarte, un hermano de Pina, y otros comisionados para recoger a Duarte, a Pedro a. Pina y a José Joaquín Pérez en el puerto Willemstad de la isla danesa de Saint Thomas; Juan Pablo Duarte recibe una carta firmada por los miembros de la Junta, señores: Tomás Bobadilla (Presidente), Ramón Mella, Mariano Echavarría, Valverde, Félix Mecenario, Carlos Moreno y Silvano Pujols (Secretario), y del Jefe de Operaciones Militares interino Francisco Sánchez, de fecha 2 de marzo de 1844 en donde le explican los pormenores de las acciones que permitieron la proclamación de la independencia.  Juan Pablo y sus compañeros de destierro retornan a la patria desde Saint Thomas en 8 de marzo de 1844, llegan en la noche del 14 de marzo, y el día 15 son recibidos por sus amigos Francisco Sánchez y Matías Ramón Mella, acompañados por Monseñor don Tomás Portes e Infante, y el sacerdote José Antonio Bonilla, declarándolo monseñor Portes "Padre de la patria", y "Fundador de la República".  Designado como miembro de la Junta y general de brigada.
Los generales Duarte y Santana.  Consternada la Junta Central Gubernativa por esta desbandada del ejército del Sur, y por la ineptitud de su Jefe, el general Santana, dispone el organismo colegiado de gobierno la designación del general Juan Pablo Duarte en el frente de guerra del Sur para cooperar con Santana, o reemplazarlo en caso de necesidad, según resolución tomada en 21 de marzo de 1844.
En honor a la verdad, estos generales nunca se pusieron de acuerdo: Santana era amado por sus hombres, un general que no los exponía a los peligros del combate, y se preocupaba por pagarles y darles sus raciones alimenticias, y, Juan Pablo Duarte sólo quería luchar contra los haitianos, y manejaba los fondos a su cargo con cierto constreñimiento.  Tomando en cuenta la pasividad de Santana, Duarte escribió a la Junta solicitándole, en más de una ocasión, autorización para operar por sí solo con la división bajo su mando, y del teniente coronel Pedro Alejandrino Pina.  El general Juan Pablo Duarte explicaba en su carta a la Junta, Baní, 1 de junio de 1844, que: "Hace ocho días que llegamos a Baní, y en vano he solicitado al general Santana que formemos un plan de campaña para atacar al enemigo, que sigue en su depravación oprimiendo a un pueblo hermano[5] que se halla a dos pasos de nosotros".[6]  Afirmando sobre el estado del ejército de Hérard que: "se halla diezmado por el hambre y la deserción".[7]  Finalmente la Junta de gobierno relevaría la Jefe de la Revolución y Padre de la Patria del frente Sur, para dejar a Santana operar a su completa voluntad.
Discretamente los dominicanos recibieron la ayuda del almirante francés De Moges y de los barcos Nereide, Nayade, y del bergantín Enryale.  En la ciudad de Santo Domingo se había logrado fortificar las defensas con varios cañones de mediano calibre distribuidos en distintos puntos estratégicos, aunque carecían de artilleros capaces para maniobrarlos y dispararlos adecuadamente.
Retirados los soldados dominicanos hasta Baní, Hérard distribuyó sus fuerzas por toda Azua desde el 21 de marzo, contando en su Cuartel General -según un informe confidencial del Almirante De Moges (francés)-, con una fuerza bruta de 7,000 a 8,000 soldados, aunque Hérard le comunicó disponía de 12,000 hombres en el Sur; y de 15,000 soldados en el Norte, y esperaba tropas de refuerzo procedentes de Leogane (Haití).  De Moges pudo observar, según se lo comunica a Saint Denys en carta redactada en la Bahía de Ocoa en 2 de abril de 1844,[8] que Hérard sólo disponía de 3,000 a 4,000 hombres en la ciudad de Azua, de 200 a 300 caballos y de 2 ó 3 piezas de artillería mediocres, y que sus fuerzas móviles fuera de Azua (en el camino de Ocoa), eran soldados de los puestos avanzados, forrageadores, las fuerzas de vigilancia, y otros, estimadas en un número entre 3,000 a 4,000 hombres.




[1] Carta de Duarte a don Félix María Delmonte.
[2]  Se sabe que los hermanos gemelos Pedro y Ramón Santana, coroneles del movimiento independentista,  proclamaron la independencia en El Seybo en 26 de febrero de 1844; luego marcharon hacía Santo Domingo con 600 hombres de tropa (Nota de Francisco Berroa).
[3] Carta de Santana a A. Cohen, Camino de Azua, 17 de marzo de 1844, en: Gobierno Dominicano: opus cit., p. 81.
[4] García, José Gabriel: Compendio de historia de Santo Domingo, 2 tomos, Santo Domingo, Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 1979, t.I, p. 574.
[5] Se refiere a Hérard como opresor del pueblo haitiano (Nota de Francisco Berroa).
[6] De esta afirmación de Duarte se deduce que su afan libertario procuraba la felicidad y la libertad de los propios haitianos, pueblo al que siempre se refirió con amor y admiración (Nota de Francisco Berroa).
[7] García, José Gabriel: Guerra de separación dominicana, documentos para su estudio, Santo Domingo, Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos, 1994, 2a. Edición, pp. 10-11.
[8] En: Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 1844-1846, opus cit.

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