Por: Francisco M. Berroa Ubiera
Historiador
Guerra de independencia antihaitiana. A partir de 1844 inicia la guerra dominico haitiana, dando lugar a las campañas militares correspondientes a los años de 1844, 1845, 1849, y, 1855-1856; el territorio de la nueva nación, especialmente la frontera terrestre común, fue escenario de una gran cantidad de batallas y combates, imponiéndose el naciente ejército nacional a los vecinos haitianos. A pesar del triunfo militar de los dominicanos, ellos lograron, a partir de las expediciones de 1849 y 1855-56, la "incorporación a Haití de [los territorios dominicanos de] Hincha, las Caobas y de la llanura entera de Goave hasta las puertas de Bánica".[1]
Los primeros combates y batallas de la campaña militar de
1844. Los primeros enfrentamientos entre haitianos
y dominicanos se producen en febrero de 1844, primero enfrentando las fuerzas
dominicanas al general haitiano Auguste Brouard, cuando se traslada con fuerzas
militares desde la capital haitiana, Puerto Príncipe, hasta Neyba en 27 de
febrero, enfrentándolo el capitán Fernando Tavera y sus tenientes en el sitio
de La Fuente del Rodeo -ubicada unos 20 kilómetros al Este
de San Bartolomé de Neyba-, en 11 de marzo de 1844, contando éste con el apoyo
de Vicente Nobles, Dionicio Reyes, y Nicolás Mañón; otro enfrentamiento de
Brouard con los dominicanos se origina en el sitio de Las Cabezas de Las Marías
en 13 de marzo de 1844, siendo Neyba ocupada por los batallones haitianos 21 y
22, y por otras fuerzas de infantería.
El siguiente combate se produce en Los Jovillos el 18 de marzo de
1844. Estas acciones militares formaban
parte de una operación táctica para reducir el paso del ejército enemigo a su
mínima capacidad, es decir, eran acciones retardatorias. Tras estos hechos, la Junta Dominicana de
gobierno dispuso enviar al frente Sur a los oficiales Manuel Mora -viajó por
mar desde Santo Domingo-, y a Manuel de la Regla Mota desde Baní.
La principal acción militar es la
batalla de Azua del 19 de marzo de 1844, con sus acontecimientos
posteriores. Se sabe que desde el 4 de
marzo de 1844 el congreso de Haití decretó para poner a su Presidente, el
general Charles Hérard, a la cabeza de las tropas que reconquistarían la parte
Este; en 7 de marzo éste llama a los haitianos a empuñar las armas contra la
nueva República, por lo cual la Junta de Gobierno de Santo Domingo dispuso el
arresto de varios ex-funcionarios y comerciantes haitianos radicados en esa
urbe Sureña, entre ellos Tatin, Joseph Levy, Thompson, Francisco Montás,
Pomeirac, Deguan, Glaudon, Lucien, David, Magnon y Arrondeil; inclusive,
despacha las primeras avanzadas de tropas hacía la frontera, compuestas
principalmente por hábiles lanceros seibanos, calificados por el Cónsul de
Francia como los: "Cosacos de Santo
Domingo", en su gran mayoría eran peones y campesinos capitaneados y
armados por los hateros de la región Sureste u oriental, y por su caudillo
principal: el general de división Pedro Santana Familias, considerado por Saint
Denys como el verdadero Señor Feudal del
Seybo.[2] Santana avanzó de Este a Oeste por la región
Sur, pidiendo al comerciante Abraham Cohen su intervención para recabar la
ayuda del Cónsul francés, e informándole que "a las cuatro de la mañana, camino hacía Azua, acabo de recibir un
expreso de esta ciudad con el aviso positivo de que los haitianos marchan hacía
nosotros y que los habitantes de San Juan, Matas e Hincha se mantienen
inactivos y sin pronunciarse".[3]
El
17 de marzo de 1844 Santana hizo presencia en Neyba con 700 soldados
acompañados del coronel José María Cabral.
Ese día se produjo un combate en el sitio de Los Quemadillos.
También, Hérard enfrenta a los
patriotas dominicanos dirigidos por Lucas Díaz en el Paso del Jura el 18 de marzo
de 1844. El enemigo se presenta en Azua
por tres sentidos: por el Camino de San Juan, por el sitio de Los Conucos y por
el lado de El Barro el 19 de marzo a las 5:50 A.M. Los haitianos atacaron vigorosamente Azua por
el camino de Puerto Príncipe contando Hérard con 500 hombres; la defensa la
realizaron 800 soldados, disponiendo Santana de otros 700 de reserva en las
proximidades.
Debe destacarse que el general de
división Pedro Santana se hallaba en Azua sin un plan de acción y sin
experiencia previa en el arte de la guerra, disponiendo sólo de dos cañones
mediocres: uno bajo el encargo del artillero francés Francisco Soñé, y otro a
cargo del teniente José Del Carmen García.
Su Estado Mayor lo integraban los comandantes, señores oficiales:
Antonio Duvergé, Feliciano Martínez, Manuel Mora, Juan Esteban Ceara, José
Leger, Vicente Nobles, Matías de Vargas, Nicolás Mañón, Marco Medina y otros
valientes. Tras este primer
enfrentamiento, y atacada la avanzada haitiana con una ráfaga de metralla de
24, las tropas enemigas se retiraron desordenadamente dejando sus muertos sobre
el campo de batalla, incluyendo a los generales Souffrance, Thomas Héctor,
Tertonge y Bris -ayudante de campo de Hérard-, a tres coroneles, varios
oficiales, y decenas de soldados, rumorándose inclusive la muerte del
presidente Hérard.
Otro enfrentamiento se produjo en
el sitio de La Hicotea
en donde el general Soufrant fue derrotado por los oficiales dominicanos Manuel
Mora, Manuel de la Regla
Mota , José María Cabral y Francisco Soñé.
Santana, incapacitado para de
ordenar la persecución de la retaguardia haitiana en fuga, es incapaz de crear
servicios de vigilancia y espionaje para conocer los pasos y movimientos de las
tropas enemigas. Esta ineptitud inicial
del general Santana lo explica don José Gabriel García, indicando que él:
"No tenía conocimientos técnicos, ni
práctica todavía en el arte de la guerra".[4] Después de esta victoria el general Santana
ordenó el desalojo de Azua en 20 de marzo de 1844, cayendo esta ciudad bajo
poder del enemigo. Inclusive, al
disponer la retirada de manera desordenada, deja abandonadas, a merced del
enemigo, algunas tropas que desconocían por completo la orden de retirada hacía
la lejana Baní. Un experimentado
militar, el Almirante francés De Moges, consideró un grave error castrense de
Santana abandonar Azua para ir a Baní, argumentando el improvisado soldado
hatero que lo hizo por la falta de municiones de sus tropas, excusa pueril e
ingenua.
Cometido el error de abandonar el
terreno de lucha, ganado por la osadía y valentía de los oficiales dominicanos
y de los artilleros, la villa de Azua fue reocupada por las tropas haitianas
dirigidas por los generales Hérard y Soufrant en 21 de marzo de 1844.
En consecuencia, aislado en
Sabana Buey de Baní, el general Santana contaba con 4,500 soldados
inmovilizados en una supuesta espera estratégica; a fines de marzo de 1844, sus
fuerzas aumentaron al contar con refuerzos procedentes del Sureste, y con los
hombres de Suroeste; este aumento de sus tropas le daba a su ejército una mayor
capacidad de ofensiva, aunque él no lo comprendía. Sin embargo, existen informes indicando que
en ese momento su ejército disponía de sólo 600 fusiles.
El regreso de Duarte y su inclusión en la Junta. La Junta de gobierno envió en la goleta
Leonor, de matrícula holandesa en 5 de marzo de 1844 una Comisión integrada por
Juan Nepomuceno Ravelo, Juan Alejandro Acosta, Enrique Duarte, un hermano de
Pina, y otros comisionados para recoger a Duarte, a Pedro a. Pina y a José Joaquín
Pérez en el puerto Willemstad de la isla danesa de Saint Thomas; Juan Pablo
Duarte recibe una carta firmada por los miembros de la Junta, señores: Tomás
Bobadilla (Presidente), Ramón Mella, Mariano Echavarría, Valverde, Félix
Mecenario, Carlos Moreno y Silvano Pujols (Secretario), y del Jefe de
Operaciones Militares interino Francisco Sánchez, de fecha 2 de marzo de 1844
en donde le explican los pormenores de las acciones que permitieron la
proclamación de la independencia. Juan
Pablo y sus compañeros de destierro retornan a la patria desde Saint Thomas en
8 de marzo de 1844, llegan en la noche del 14 de marzo, y el día 15 son
recibidos por sus amigos Francisco Sánchez y Matías Ramón Mella, acompañados
por Monseñor don Tomás Portes e Infante, y el sacerdote José Antonio Bonilla,
declarándolo monseñor Portes "Padre
de la patria", y "Fundador
de la República". Designado
como miembro de la Junta y general de brigada.
Los generales Duarte y Santana. Consternada la Junta Central Gubernativa por
esta desbandada del ejército del Sur, y por la ineptitud de su Jefe, el general
Santana, dispone el organismo colegiado de gobierno la designación del general
Juan Pablo Duarte en el frente de guerra del Sur para cooperar con Santana, o
reemplazarlo en caso de necesidad, según resolución tomada en 21 de marzo de
1844.
En honor a la verdad, estos
generales nunca se pusieron de acuerdo: Santana era amado por sus hombres, un
general que no los exponía a los peligros del combate, y se preocupaba por
pagarles y darles sus raciones alimenticias, y, Juan Pablo Duarte sólo quería
luchar contra los haitianos, y manejaba los fondos a su cargo con cierto
constreñimiento. Tomando en cuenta la
pasividad de Santana, Duarte escribió a la Junta solicitándole, en más de una ocasión,
autorización para operar por sí solo con la división bajo su mando, y del
teniente coronel Pedro Alejandrino Pina.
El general Juan Pablo Duarte explicaba en su carta a la Junta , Baní, 1 de junio de
1844, que: "Hace ocho días que
llegamos a Baní, y en vano he solicitado al general Santana que formemos un
plan de campaña para atacar al enemigo, que sigue en su depravación oprimiendo
a un pueblo hermano[5] que
se halla a dos pasos de nosotros".[6] Afirmando sobre el estado del ejército de
Hérard que: "se halla diezmado por
el hambre y la deserción".[7] Finalmente la Junta de gobierno relevaría la Jefe de la Revolución y Padre de la Patria del frente Sur, para
dejar a Santana operar a su completa voluntad.
Discretamente los dominicanos
recibieron la ayuda del almirante francés De Moges y de los barcos Nereide,
Nayade, y del bergantín Enryale. En la
ciudad de Santo Domingo se había logrado fortificar las defensas con varios
cañones de mediano calibre distribuidos en distintos puntos estratégicos,
aunque carecían de artilleros capaces para maniobrarlos y dispararlos
adecuadamente.
Retirados los soldados
dominicanos hasta Baní, Hérard distribuyó sus fuerzas por toda Azua desde el 21
de marzo, contando en su Cuartel General -según un informe confidencial del
Almirante De Moges (francés)-, con una fuerza bruta de 7,000 a 8,000 soldados,
aunque Hérard le comunicó disponía de 12,000 hombres en el Sur; y de 15,000
soldados en el Norte, y esperaba tropas de refuerzo procedentes de Leogane
(Haití). De Moges pudo observar, según
se lo comunica a Saint Denys en carta redactada en la Bahía de Ocoa en 2 de abril
de 1844,[8]
que Hérard sólo disponía de 3,000
a 4,000 hombres en la ciudad de Azua, de 200 a 300 caballos y de 2 ó 3
piezas de artillería mediocres, y que sus fuerzas móviles fuera de Azua (en el
camino de Ocoa), eran soldados de los puestos avanzados, forrageadores, las
fuerzas de vigilancia, y otros, estimadas en un número entre 3,000 a 4,000 hombres.
[1] Carta
de Duarte a don Félix María Delmonte.
[2] Se sabe que los hermanos gemelos Pedro y
Ramón Santana, coroneles del movimiento independentista, proclamaron la independencia en El Seybo en
26 de febrero de 1844; luego marcharon hacía Santo Domingo con 600 hombres de
tropa (Nota de Francisco Berroa).
[3] Carta
de Santana a A. Cohen, Camino de Azua, 17 de marzo de 1844, en: Gobierno
Dominicano: opus cit., p. 81.
[4]
García, José Gabriel: Compendio de historia de Santo Domingo, 2 tomos, Santo
Domingo, Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 1979, t.I, p. 574.
[5] Se
refiere a Hérard como opresor del pueblo haitiano (Nota de Francisco Berroa).
[6] De
esta afirmación de Duarte se deduce que su afan libertario procuraba la
felicidad y la libertad de los propios haitianos, pueblo al que siempre se
refirió con amor y admiración (Nota de Francisco Berroa).
[7] García,
José Gabriel: Guerra de separación dominicana, documentos para su estudio,
Santo Domingo, Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos, 1994,
2a. Edición, pp. 10-11.
[8] En:
Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 1844-1846, opus cit.
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