Por: FRANCISCO M. BERROA UBIERA
HISTORIADOR
TROPAS HISPANAS EN FAENA BELICA
Muchos castellanos pertenecían a las fuerzas de
a) la caballería señorial;
b) a las fuerzas que hacían las llamadas razzias y fronteras;
y, c) a las huestes del Rey.
En la Castilla
antigua existían los guardias del rey, integradas por tropas de nobles,
hidalgos y caballeros; los soldados o "asoldados", o peones, los
peones de los consejos de hermandades, las tropas ajenas al servicio real, y
los artilleros.
La carrera de las armas se fue perfeccionando, y reglamentando, sobre
todo durante el reinado de Carlos III.
Con la conquista surgió la organización militar de las tropas reales
americanas.
Las fuerzas militares realistas en el continente se hallaban organizadas
en regimientos, de dos tipos:
a)
los de infantería, que podían ser de línea y
ligera;
y b) los de caballería. Los
regimientos de línea constaban por lo regular de tres batallones y de seis compañías,
y los de caballería formaban escuadrones que se dividían en compañías.
Las unidades élites de las compañías estaban formadas por granaderos de
infantería, o por carabineros en la caballería.
Los regimientos de caballería se hallaban divididos en escuadrones de 120
hombres, divididos a su vez en compañías de 40 hombres.
La caballería pesada o de línea la conformaban los denominados dragones
(así los llamó Napoleón), y coraceros o lanceros, y ésta se hallaba dividida en
cuatro o cinco escuadrones; la ligera la integraban los húsares, cazadores y
los chevaux-gegers.
Por lo regular un escuadrón americano estaba integrado por un promedio
entre 40 a
50 hombres.
Las armas de la infantería eran: el fusil de chispa, modelo 1777-1780 con
1.40 metros
de longitud, 4 kilos de peso, mecanismo de disparo por medio de chispa de
pedernal y alcance eficaz a 200
metros, y calada sobre el fusil una bayoneta triangular
de 47 centímetros,
con proyectil esférico de 18
milímetros de calibre.
Las armas de los oficiales eran por lo regular una pistola, un sable
recto en la caballería pesada y curvo en la ligera, y un mosquetón. Los lanceros hacían uso de lanzas.
La caballería independentista se caracterizó por usar armas como el
machete y las lanzas, así se organizaron en Venezuela los llaneros de Páez; los
gauchos en el Norte argentino, los seguidores del general Güemes en Perú, los
presidiales de Nuevo México, y, los indios bárbaros de Texas y Nuevo México.
Los cañones podían ser hasta de una 15 pulgadas de
circunferencia y usaban balas con un peso que podía ser de 4, 6, 8, 10 ó 12 libras. Por ejemplo, un cañón que usaba una bala de
cuatro libras podía hacer tres disparos por minuto, aunque la cadencia de tiro
de los cañones estaba precisada en una ordenanza militar de 1802, que
establecía tres tipos de fuego: 1) fuego pausado, consistente en 1 disparo cada
3 minutos; 2) fuego vivo, 1 disparo cada minuto; y, 3) fuego a todo tirar: el
máximo posible.
También se usaban metrallas con un cartucho de 42 bolines, y otros de
60-100 bolines, teniendo las metrallas un alcance de 400-600 metros.
Las plazas en donde se destacaban fuerzas militares se hallaban por lo
regular bien fortificadas, y las fortificaciones consistían en murallas,
bastiones, fosos y fortalezas.
La organización del ejército en América constaba, en 1808, de las
siguientes unidades:
a) unidades de refuerzo (expedicionarias);
b) unidades veteranas o fijas (ejércitos de dotación),
c) las fuerzas de milicias provinciales o milicias regladas, o
disciplinadas;
d) las milicias urbanas no regladas (para el servicio de vigilancia o
espionaje interior);
y e) las milicias de fronteras, compuestas de tropas veteranas montadas.
En América existían para 1808 unos 25 regimientos de infantería y 100
compañías independientes. En 1810 se
contaban con 100 regimientos de infantería de milicia, 140 compañías
independientes, y 90 cuerpos de caballería.
En lo concerniente a los grados, había mandos y subalternos, siendo estos
últimos los cabos y sargentos.
Muchos de los mandos militares españoles que se destacaron en la lucha
contra los rebeldes independentistas habían sido rasos, tales los casos de
Morillo, Alaix, La Torre,
Espartero y otros.
Los rangos de oficiales eran, en orden ascendente: 1) subteniente o infante; y alférez en caballería; 2)
teniente; 3) capitán de compañía; 4) teniente coronel, que era el segundo jefe
del regimiento; 5) coronel; 6) maestre de campo; 7) brigadier; 8) capitán
general.
Existía el grado de sargento mayor, quien ejercía funciones de
administrador, depositario, comisario, juez militar, contador y era encargado
de la correspondencia. Un oficial
graduado era aquel que desempeñaba las funciones que tenía al momento de recibir
su ascenso.
Por lo regular el Estado Mayor lo conformaban los siguientes oficiales
superiores: 1) el virrey (en teoría); 2) el gobernador; 3) el teniente del rey;
4) el sargento mayor; 5) el ayudante del sargento mayor; 6) el capitán de
puertas; y 7) el capitán de administración.
En los virreinatos se sumaba al comandante general de fronteras.
En cuanto a las condecoraciones, estas fueron creadas en Cádiz en 1811
tomando como antecedente las ordenanzas de 1768 que regulaban los cuerpos
militares españoles, y las más usuales fueron: la orden de San Fernando o
"La Laureada",
y la Orden de
San Hermenegildo.
Otras fueron las cruces y la de la Orden de Isabel la Católica.
Algunos oficiales españoles fueron galardonados con el título de
marqués. Veamos algunos ejemplos de
condecoraciones: el virrey del Perú, Abascal, fue Marqués de la Concordia; el general
Pablo Morillo, que en 1807 era suboficial, en 1809 coronel, recibió la Orden de San Hermenegildo,
y, fue Marqués de Cartagena; La
Serna fue Conde de los Andes; Liniers, Duque de Buenos Aires;
Tacón, Duque de la Unión
de Cuba.
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