Tuesday, March 13, 2007

El Plan Mahan y el Expansionismo de los Estados Unidos

El plan Mahan y el expansionismo de los Estados Unidos


“...Alfred Thayer Mahan era el sumo sacerdote del movimiento en pro de una nueva marina poderosa. Era el presidente de la escuela de guerra naval en Newport, estado de Rhode Island, de entre sus numerosos libros, el primero, La Influencia del Poder marítimo en la Historia, 1660-1783, había causado una impresión tremenda en los círculos pensantes internacionales. Se rumoreaba que hasta el Káiser Wilhelm II lo había leído, quedando muy impresionado.”[1]
Donald Barr Chidsey

1.1. Las bases de la expansión.

Tal y como sostiene el historiador Ernesto de la Torre:
La formación de un imperio se realiza a través de décadas y siglos. Unos surgen con lentitud, pausadamente; otros en forma violenta, casi sorpresiva. La conformación de los estados imperiales se hace en igual forma y su extinción puede ser súbita o lenta. Esta clase de estados ha existido siempre, pero adquieren, de acuerdo con el tiempo y las circunstancias, características diferentes, muchas de las cuales contribuyen a su formación y extinción.” [2]
Y ciertamente, la historia mundial es aleccionadora sobre el fenómeno del expansionismo de los estados imperiales, pudiéndose establecer y comprobar que la formulación de un plan estratégico de carácter colonialista por parte de un estado requiere, como un requisito sine qua non, que dicho estado manifieste un cierto y elevado grado de desarrollo en los órdenes económico, social, político y militar.
Si tomamos en consideración que en 1800 la superficie total de los Estados Unidos era de apenas 892,135 millas cuadradas apreciaremos mejor como se verificó el desarrollo de esta nación; si sumamos a esa primera cantidad las 885,000 millas cuadradas agregadas al producirse la compra a Francia del territorio de Luisiana hecha por el presidente Thomas Jefferson en 30 de abril de 1803 por la suma de 15 millones de dólares (equivalentes a la suma de 60 millones de francos de la época), siendo dicho territorio poblado con anglosajones. Posteriormente se sumaron 59,000 millas cuadradas con la adquisición de La Florida, comprada a España en 1819; y, con la anexión posterior del territorio de Oregón, mediante el tratado de 1845, se sumaron 285,000 millas cuadradas más.
Asimismo, a raíz de la guerra con México, hecha con el propósito de confirmar la anexión de Texas y para ampliar la expansión hasta el Pacífico, fue posible agregar 529,000 millas cuadradas más al territorio de Estados Unidos, aumentadas luego en otras 30,000 millas cuadradas a resultas de la compra de Gadsden de 1853[3], llegando a sumar un gran total de 2, 680,135 millas cuadradas a mediados del siglo XIX.
Incluso, se sabe que en Estados Unidos hubo una legislación para fomentar la inmigración y la colonización hacía el Oeste. Un ejemplo de ello es la Ley Homestead, promulgada en 1862 con estos fines; por medio de dicha ley fueron transferidas tierras públicas a personas y compañías privadas, fomentándose así la producción agrícola, ganadera, minera, y posteriormente la agroindustrial, el comercio, las actividades financieras, los oficios, las actividades artesanales, la industria ligera y finalmente la industria pesada, la metalúrgica, y la producción industrial moderna en el Oeste de Estados Unidos.
En palabras de Frederick Jackson Turner expresadas en 1890, refiriéndose a la expansión norteamericana hacía el Oeste, éste consideró que: "Hasta hoy, la historia americana ha sido en gran medida la de la colonización del gran Oeste. La existencia de una zona de tierras, de su continua recesión y del avance hacia el Oeste de la colonización, explican el desarrollo de la Nación americana".[4]

1.2. El crecimiento económico USA y la política expansionista.
Para una mejor comprensión del crecimiento económico experimentado por Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX, obsérvense estos datos:
a) La inversión en ferrocarriles: en 1865 Estados Unidos disponía de cerca de $1,000,000,000.00 (un billón de dólares) invertidos en ferrocarriles, y ocho años después, en 1873, esta inversión se había casi cuadruplicado, elevándose a la suma de $3,700,000,000.00 (billones de dólares) en 1873;
b) La producción agrícola de 1873 se valoró en $1,600,000,000.00 (billones de dólares), y en 1900 en $4,739,000,000.00 (billones de dólares);
c) Ya en 1894 la producción industrial de Estados Unidos superaba con creces la producción de Inglaterra; mientras los ingleses producían bienes por un valor de $4,236,000,000.00 (billones de dólares), Estados Unidos producía bienes industriales y manufacturas por un valor aproximado de $9,498,000,000.00 (billones de dólares), y seis años después, en 1900, la producción industrial fue valorada en la suma de $13,739,000,000.00 (billones de dólares);
d) En cuanto a la inversión de capitales, en 1850 se habían registrado inversiones por un monto de $553,245,350.00 (billones de dólares) , y 30 años más tarde, en 1880, las inversiones de capitales ascendían a $2,790,272,606.00 (billones de dólares).
e) En cuanto a la población; conjuntamente con el crecimiento económico que se verificó en la sociedad norteamericana, también creció cuantitativamente su población, principalmente como una consecuencia de la avalancha inmigratoria procedente fundamentalmente de Europa, y en menor medida de Asia, y de América Latina. De acuerdo con el VII Censo de población de Estados Unidos, en 1850 su población era de 23,191,874 habitantes, de los cuales 100,000 eran de origen hispano (en 1861, durante la guerra civil de ese país, unos 10,000 hispanos participan en las contiendas en ambos bandos); su población aumentó a 32 millones en 1865, y pasó a ser de 76,149,836 habitantes en 1900; en 1914 ya tenía 95 millones de habitantes;
f) En cuanto a su política de empleo, los norteamericanos asalariados en 1850 eran 958,079, y en 1880 pasaron a ser 2,732,595; y, debido al gran crecimiento demográfico alcanzado, y al enorme desarrollo económico que logró durante esa época su aparato productivo, éste país se convirtió en el principal productor mundial de carbón, acero y otros productos. Según Harold U. Faulkner,[5] entre 1890 y 1893 se organizaron en Estados Unidos 46 corporaciones con un capital total de $1,414,294,000, y entre 1898 a 1920 se formaron 149 corporaciones con un capital ascendente a $3,784,010,000.00, razones por las cuales, el monopolio terminó imponiéndose, y la gran corporación capitalista devino en instrumento de un progresivo control sobre todos los recursos económicos de la nación, caracterizándose por el control de mercados y precios, de los transportes, de la minería, etc.
Cuando Estados Unidos alcanza este gran desarrollo económico durante el siglo XIX -especialmente en la segunda mitad-, implementa, una política expansionista a escala mundial, basada en las doctrinas anteriores denominadas: del Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe (1823), así como en las distintas interpretaciones y aplicaciones que de ésta última doctrina hicieron las diferentes administraciones del gobierno norteamericano durante el siglo XIX.
Para esa época la asunción del fenómeno del imperialismo en el mundo dio lugar a la conformación de un nuevo cuadro político, económico y militar en lo concerniente a la relación de fuerzas entre las grandes potencias, particularmente caracterizado por el expansionismo de las nuevas fuerzas estatales de los tiempos modernos.
En la época del imperialismo la grandes naciones, los países ricos, manifiestan un nuevo comportamiento como resultado de su mayor desarrollo tecnológico, económico y militar; casi todos estos países constituían grandes potencias industrializadas con una política exterior sumamente agresiva frente a las demás naciones, disputándose entre estas la hegemonía internacional, el control de mares y océanos, archipiélagos y continentes, y sobre todo, manifestando un patente interés en lograr el control y el monopolio del comercio mundial, y de los centros de producción de materias primas y de riquezas minerales.
Estos son los elementos que empujan a las grandes potencias de la época victoriana, inevitablemente, a una lucha despiadada, y a la puesta en práctica de una política exterior guerrerista y expansionista. Estados Unidos, ubicado en este contexto general, surge como una potencia imperialista desde la última década del siglo XIX.
Igualmente, otros factores ponderables para comprender mejor el crecimiento de los Estados Unidos en el siglo XIX son los siguientes: como resultado de la paz política imperante entre sus estados, y por las buenas relaciones existentes entre ellos -fruto de las transacciones políticas entre liberales y conservadores, republicanos y demócratas-, se hizo posible la implementación de nuevos proyectos de expansionismo; en igual sentido, y resultando de la aplicación de la doctrina Monroe, y de los esfuerzos imperialistas de McKinley [6] (1897-1901), fue factible conjugar todos estos elementos para permitirle a Estados Unidos asumir, a fines de la época victoriana, una política de dilatación en el ámbito global, fundada en uno de los resortes más importante de McKinley : Alfred Thayer Mahan.[7]

1.3. Mahan y el navalismo.
Este militar naval era el asesor del presidente MacKinley durante el desarrollo de la guerra Hispanoamericana, y era además un destacado miembro de la Junta Naval de Guerra creada por éste gobernante.
Mahan fue el autor de la tesis del navalismo, a la luz de cuyos principios los Estados Unidos se convierte en una potencia militar de fuerte textura naval con el fin de expandir su influencia allende los mares. Y tal como Langley lo dice:
“Mahan become more than a philosopher; he emerged a prophet; spreading the fait that would be known in the 1890s as the "large policy". Be its teachings, the United States must "look outward" to the new fromtiers beyond, its own national boundaries. Historical destiny, as exemplified by the role of sea Power in British History, and internal pressures, particularly the tendency of on industrial system to saturate the domestic market with its products, compelled the nations to undertake expansion.”[8]

Y el mismo autor agrega a su juicio anterior:
“Just as outspoken as the promoters of naval expansion were the political champions of a new Caribbean empire. Appealson behalf of manifiest destiny and empire were reinforced by social Darwinist credos and the nations tradition of moral paternalims. It was, acording to the latest doctrine, America's duty to rid Cuba of despotic spanish rule and then remain to tutor Spain's former colony in the art of progressive democracy and civic morality.”[9]

Sin embargo, mucho antes que Mahan, importantes doctrinarios políticos norteamericanos manifestaron su preocupación por la expansión de Estados Unidos allende los mares.
Desde 1889 James R. Blaine entendía que para controlar el canal de Panamá era necesario controlar primero Hawai en el Pacífico, y en el Caribe las islas de Cuba y Puerto Rico.
Hay cuatro nombres que se hallan muy relacionados con el afán expansionista de Estados Unidos para aquellos años, estos son: John Fiske, John Burgess, Josia M. Strong y Alfred Mahan. Todos hicieron predica sobre las virtudes de los angloamericanos, y en cierta medida sustentaron posiciones teóricas propias del darwinismo social. Creyeron en la superioridad racial de los anglosajones, se consideraron superiores en lengua, religión, hábitos políticos, tradición y cultura, profesaron la misión civilizadora y cristiana de Estados Unidos, de adhirieron a las divisas sacrosantas de ley, orden y libertad, y combinaron hábilmente sus concepciones protestantes con sus ideas mercantiles y políticas. Estos influyeron en los gobernantes: William McKinley. Theodore Roosevelt, John Hay y Henry Cabot Lodge. Mahan fue especialmente amigo de Mister Hay, y de Teddy Roosevelt.

1.4. Mahan: el hombre y su obra.
Este militar de carrera que respondió al nombre de Alfred Thayer Mahan, nació el 27 de septiembre de 1940 y murió el primero de diciembre de 1914, fue un oficial naval de Estados Unidos y un excelente historiador y escritor, con un profundo conocimiento de la historia naval. Escribió las obras: “The Influence of Sea Power upon History, 1660-1783 (1890)”, y “The influence of Sea Power upon the French Revolution and Empire, 1793-1821 (2 vols., 1892)”, y cientos de artículos sobre temas de historia naval y militar, siendo sus obras lecturas obligatorias en las academias navales de Estados Unidos.
Alfred Mahan realizó estudios militares en “The Naval War College at Newport, Rhode Island”, saliendo egresado en la promoción de cadetes del año de 1859, y terminó dirigiendo ese centro de estudios militares a partir de 1885, como presidente de dicha institución, a la cual bautizó con el nombre de “The Naval War College Stephen B. Luce”; allí sirvió desde 1886 a 1889, y desde 1892 a 1893, desempeñando el cargo de Capitán de la Marina de Guerra de los Estados Unidos (Navy). Se le consideró como un especialista en el estudio de la historia naval de los siglos XVII y XVIII.

1.5. La tesis de Mahan.
En conjunto, su obra ejerció una profunda influencia en la estrategia naval de su época, y posteriormente. Sostenía la tesis de la importancia del poderío naval a través de la historia, como un factor de primer orden para que un país pueda alcanzar la supremacía económica sobre las demás naciones del orbe, y así poder establecer su hegemonía político militar a escala global.
Para él, en su época, la supremacía militar y el triunfo en la guerra dependían del control de los mares. Para desarrollar esta singular e importante tesis Alfred Mahan tomó como ejemplo la marina Británica, y su proceso de desarrollo histórico, entendiendo que el poder total sólo se podía alcanzar con una fuerza naval poderosa por medio de la cual se lograse el control de los mares y océanos del planeta.
Al realizar sus investigaciones y prepararse para escribir su obra Mahan hizo un profundo estudio de la evolución histórica de la Marina Británica durante el periodo comprendido entre 1660 a 1783, así como el análisis de la historia naval de Estados Unidos, y de la Marina francesa hasta el cierre de las Guerras napoleónicas (1803-15).
Muy especialmente estudió la Guerra Anglo-alemana (1652-74), a partir de la cual Inglaterra se erige en la reina de los mares del mundo.
Abordó con especial interés la guerra anglo-francesa denominada por la historiografía europea como “La Guerra de los Siete Años” (1756-63), y también examinó la historia de los combates navales de la Guerra de la Revolución Francesa (1792-1802).
Para él la Batalla de Trafalgar (21 de octubre de 1805) contenía un significado muy especial, porque en cierta medida, esa batalla marítima ocurrida frente al Cabo de Trafalgar, en la costa española, le permitió al Almirante inglés Horacio Nelson derrotar al también Almirante Pierre de Villeneuve y a la flota francesa que éste dirigía, permitiéndole a la marina Británica durar más de 100 años comandando, con su enorme poder naval, los mares y océanos del mundo de aquel entonces.
Pratt resume su tesis con estas frases:
"This tesis was, in short, that sea power was the most potent factor in the making or breaking of nations, that without sea power no people, however gifted, had attained or could attain the fullest measure of well-being or of influence and importance in world affairs".[10]

Sin lugar a dudas Mahan sentó las bases estratégicas de la expansión de Estados Unidos desde fines del siglo XIX hasta, por lo menos, el momento en que se produce la Primera Guerra Mundial (1914-1918), e influyó sobre almirantes y estrategas militares de todo el mundo: Alemania, Japón, Inglaterra y otras potencias de su época.
El proyecto estratégico de Mahan contaba de los siguientes elementos básicos: a) creación de un canal interoceánico en Centroamérica; b) disponer de una cadena de bases navales bien situadas, desde las cuales se pudiese tener el control de los pasos oceánicos y de las rutas comerciales; c) lograr el crecimiento de la marina de Estados Unidos, tanto la de guerra como la mercante.

1.6. Los mares y su control.
Para Mahan el control de los mares era, cuando escribió su obra, un imperativo inmediato para su país: Estados Unidos. Como buen patriota americano, entendió con una claridad absoluta el significado y la importancia que tenía para la economía y para el comercio marítimo el estudio de la larga historia militar; y sobre todo, comprendió cabalmente, y, captó con gran horizonte de miras, la importancia de alcanzar el control de los mares, porque con ello se lograba el control de todo el comercio marítimo, entendiendo que la marina mercante tampoco podía estar en manos de extranjeros. Su idea era, disponer de: "...a navy capable of defending the merchant marine and keeping the trade routes open in time of war; colonies, which may both serve the interests of commerce directly and also provide naval vessels with secure bases and coaling stations the world over".[11]
De acuerdo con la apreciación de Foner (1975, I):
"En 1890, el Capitán Alfredo Mahan empezó su campaña por una armada adecuada para soportar y justificar «Una vigorosa política exterior». Mahan argumentaba que «quieran o no, los norteamericanos tienen que comenzar a mirar hacia fuera». Un mercado exterior era vital para la prosperidad nacional. La creciente producción del país necesitaba el control de los mercados extranjeros, que a su vez, hacían necesaria una armada poderosa, una marina mercante fuerte con bases seguras y apostaderos de carbón desde los que pudiera operar. Tanto estratégicamente, como desde el punto de vista del mercado, el área del Caribe era crucial; desde luego que bastaría, nada menos que la supremacía americana en el Caribe.”[12]

La piedra angular de la doctrina de Mahan era esta: Que para una nación poder ser fuerte en el mundo, requería disponer de una buena localización en medio de las rutas marítimas (principales vías de comercio, transporte y comunicación), y de un fuerte poderío naval para poder controlar efectivamente las rutas de navegación.
Es por ello que Mahan tenía bien claro que: "Estados Unidos poseía todos los atributos necesarios para alcanzar una posición hegemónica mayor. Sólo debía decidirse a abandonar su aislacionismo y tomar las medidas requeridas para alcanzar la supremacía naval".[13]

1.7. Mahan y los astilleros navales.
Alfred Mahan experimentó una gran preocupación por el desarrollo de los astilleros navales: la industria del barco, en su país. Cuando escribe su obra, en 1890, Estados Unidos apenas dispone de tan sólo una docena de cruceros y de dos barcos de vapor en función de destructores de segunda clase, que eran los buques denominados en inglés battleships: el Maine y el Texas. A partir de la publicación de su libro el congreso de Estados Unidos autorizó la inmediata construcción de "three first-class battleships".[14]
Además de conferirle una gran importancia al asunto vinculado a la construcción de barcos, para Mahan ara una cuestión de vital interés la protección de las costas de su país, lo cual requería de un eficiente servicio de guardacostas, así como la existencia de una adecuada línea defensiva de las mismas.
Para una mejor comprensión del desarrollo naval americano, bastaría con decir que en 1889 la marina de los Estados Unidos ocupaba el décimo séptimo lugar en el mundo, y en 1893 se encontraba ocupando el séptimo lugar. Para una mejor comprensión de este aspecto ver anexo. Como se puede ver en el inventario de barcos de Estados Unidos presentado en dicho anexo, la Flota del Atlántico de Estados Unidos dispone de cuatro acorazados de primera clase, dos de segunda clase, 48 cruceros armados y navíos torpederos. Adicionalmente, estaban en proceso de construcción cinco acorazados de primera clase, 16 torpederos y un submarino. Key West era el centro de operaciones de la flota del Atlántico. La Flota del Pacífico tenia al momento: Cuatro cruceros armados, dos cañoneras, una escampavía, y un navío de guerra de primera clase (el Oregon), todos en la base Bremerton.

1.8. Control de rutas marítimas y del mar Caribe.
Igualmente, Mahan le dio gran valor e importancia al asunto relacionado al control de las rutas marítimas, como también se lo dio al control de los istmos, de los canales y de los llamados pasos oceánicos. Opinaba que el control del Mar Caribe y de sus territorios ayudaría a mantener la libertad de transito marítimo en el mundo, y muy especialmente el transito interoceánico entre el Pacífico y el Atlántico. Para él eran medidas necesarias:
“Control of a maritime region in insured primarily by a navy; secondarily, by positions, suitably chosen and space one form the other, upon which as bases the navy rests, and from whith it can exert its strength. At present the positions of the Caribbean are occupied by foreign powers, not may we, however disposed to acquisition, obtain them by means other than righteous; but a distinct advance will have been made when public opinion is convinced that we need them, and should not exert our utmost ingenuity to dodge them when flung at our head.”[15]
En las postrimerías del siglo XIX, que es el momento de auge de las opiniones de Mahan, el interés de Estados Unidos se halla centrado en la adquisición de nuevos territorios ultramarinos, muy especialmente existía un marcado interés en Hawai, en el Pacífico, y en los territorios del Caribe, particularmente en las grandes Antillas, consideradas vitales para el control del Atlántico.
Desde 1890 hasta 1898, la alta producción industrial de Estados Unidos con la consecuente abundancia de mercancías generadas en su economía se hallaba carente de mercados, los cuales debían ser localizados y controlados, de ahí la necesidad de controlar también las rutas marítimas.
Por lo tanto, Estados Unidos procedería a encaminarse, como un imperativo de primer orden, a lograr el desarrollo de una gran fuerza naval que le posibilitara alcanzar el control absoluto de la región del Caribe, requisito sine qua nom para mantener el control del proyectado canal que se construiría en el istmo centroamericano. Por lo tanto, el Caribe era visto como el mediterráneo de Estados Unidos, y el control del canal, una vez se construyera, se podría comparar en importancia con el de La Mancha para Inglaterra, y el de Suez para los países mediterráneos.
Mahan escribió sobre la importancia del Caribe para los Estados Unidos, estableciendo que: "The United States will have to obtain in the caribbean stations fit for continent, or secundary bases of operations which by their natural advantages, susceptibility of defense, and nearness to the control of strategic issue, will enable her fleets to remain near scene".[16]

1.9. Control de colonias y del Istmo de Panamá.
Asimismo, este maestro de la estrategia naval vislumbró la necesidad de que Estados Unidos lograse el control de mercados y colonias en el ámbito mundial, y manifestó gran preocupación por los avances coloniales de Europa, especialmente los realizados para aquel entonces por Alemania en las islas del Pacífico, en África y en Sudamérica. A los habitantes de estos territorios los consideró como pueblos débiles, y propuso que los Estados Unidos los defendiera de los extranjeros. Afirmó: "The duty is self assumed; and resting as it does, no upon political philantrophy simply interests as affected by....foreign interference".[17]
Fue partidario de una acción civilizadora de la religión cristiana protestante en los pueblos orientales, aunque entendía que los chinos, hindúes, y japoneses tenían forjadas antiguas culturas con profundas raíces en el pasado.[18]
Alfred Mahan también se interesó en las islas de las Antillas mayores, especialmente en Santo Domingo[19] y Puerto Rico, y en las islas del archipiélago de Hawai, por entender que éstos territorios tenían gran importancia comercial y militar, y cuyo control debía depender de: "whose control might be productive of internacionational quarrels all these things might perhaps jar the United States from her wonted complacency, might lead her to "look outward" and to build up her sea power".[20]
Este famoso estratega militar es asimismo uno de los que anticipa sobre la necesidad de establecer el control del istmo de Panamá por considerarlo el lugar más apto para la construcción de un paso interoceánico entre el Pacífico y el Atlántico, que sirviera en tiempos de guerra para mantener un control de los dos océanos, y en tiempos de paz para usarse con fines de mantener el control de las rutas comerciales, y en cierta medida del comercio internacional.
Entendía que: "American must now to lock outward. The growing production of the country demands it. The position of the United States, between the two old worlds and the great two oleans, make the same claim, which will be soom strengthened by the creation of the new link joining the Atlantic and the Pacific".[21]
Mahan manifestó especial interés en el istmo de Panamá, y consideró que en él se debía construir un canal interoceánico, el cual daría una gran importancia al mar Caribe porque se convertiría en una de las grandes avenidas del mundo occidental, y sería la "línea de comunicación" más importante y de mayor valor estratégico en todo el continente americano.
Creyó, además, que el territorio de las islas de Hawai debía ser controlado y estar bajo dominio de Estados Unidos, porque era en el Pacífico, fuera de Norteamérica, el lugar que garantizaba la preservación de Estados Unidos frente a cualquier ataque procedente del oriente, es decir, una suerte de frontera exterior de las tierras continentales.
Particularmente se interesó en la isla de Oahu, y en su bahía de Pearl Harbor, pues el establecimiento de una base en dicho sitio extendería la capacidad de acción operativa de los barcos de guerra de Estados Unidos en el Pacífico. En este sentido Pratt afirma lo siguiente:
"In that approaching Armageddon, the United States wold need not only the unobstructed use of the isthmian canal, but outposts in the Pacific as well, and the most logical outposts was in the Hawaiian Islands. As early as 1890 Mahan had remarked that for the defense of the west coast it was essential that no foreign power should acquire a lodgment in those islands".[22]

Por igual entendía que era menester ejercer el control de las rutas comerciales de los océanos Pacífico y del Atlántico frente a las ambiciones de Europa, y planteó la necesidad de controlar las rutas de acceso al mar Caribe, especialmente sus estrechos y canales marítimos, por considerarlos como los pasos naturales desde el Océano Atlántico al mar Caribe, por lo cual, según Mahan había que controlar los siguientes pasos: en primer lugar, el canal de Yucatán -entre México y Cuba- paso obligado para los barcos que entran y salen del Misisipí; en segundo lugar, el llamado Paso de los Vientos, entre Cuba y Haití, por ser la principal ruta de acceso al istmo de Panamá por el Norte; y en tercer lugar, el paso de Anegada, junto a Santo Tomás (Saint Thomas), que separa las pequeñas Antillas de Barlovento de la de Sotavento, por estar situado en línea directa entre el istmo y Europa; y en cuarto lugar, el paso de la Mona, entre República Dominicana -isla de Santo Domingo-, y, Puerto Rico.
Desde 1890 Mahan recomienda controlar los pasos o canales del mar Caribe instalando bases en la isla Culebra, adyacente a la de Puerto Rico; y en la bahía de Samaná, en la isla de Santo Domingo, al entender que "...si Estados Unidos controla estos canales, combinado baterías terrestres con fuerzas navales ubicadas en los puertos principales, le quitaría a cualquier enemigo una base de operaciones, y al mismo tiempo, conservaría abiertas las líneas de comunicación".[23]
Para Alfred Mahan era un asunto vital que Estados Unidos tuviese el control de algunos territorios del Caribe con gran valor estratégico militar, y entre éstos consideró muy especialmente la isla de Cuba, al considerarla como la llave del Caribe, en tanto permite, por su ubicación geográfica, el control del Golfo de México por el lado Oeste, y las aguas cercanas a Haití por el Este. Entendía que una posición fuerte en Cuba permitiría el control del Paso de los Vientos o Canal de Barlovento. En Cuba, fijó su atención en la Bahía de Guantánamo, considerándola muy necesaria para Estados Unidos poder ejercer un efectivo control de Jamaica en manos inglesas. A Jamaica la consideró importante, pero con menos valor que Cuba.
En cuanto a la isla de Puerto Rico el estratega naval expresó que: "(The) estimate of the military importance of Puerto Rico should never be lost sight of by us as long as we have any responsability direct o indirect, for the safety or independence of Cuba. Porto Rico, considered militarily, is to Cuba, to the future isthmian canal, and to our Pacific coast what Malta is, or may be, to Egipt and beyond..."[24]
Este importante historiador naval entendía que:
"había que cuidarse de no ocupar y fortificar más territorios de los que eran esenciales para el control de la región; de lo contrario se corría el riesgo de dispersar demasiado las fuerzas navales. Lo más indicado era conservar una serie de posiciones fuertemente fortificadas desde las cuales la flota, una vez reunida, pudiera atacar velozmente una fuerza invasora".[25]
Según opina Chidsey, Donald Barr:
“Las obras de hombres como el Capitán Alfred Thayer Mahan (...) se convirtieron en nexo de unión entre los que estaban a favor de una marina poderosa. Se comenzó la compra de vapores y yates preciosos para acorazarlos. Al ejército le asignaron sólo unos seis millones de dólares y la mayor parte de esta suma se gasto en cañones de defensa costera. Evidentemente, Alger[26] y sus generales creían fielmente en la excusa dada para la apropiación.”[27]

Para Mahan, dicho en apretada síntesis, su programa de primacía naval imperialista comprendía cuatro puntos básicos: a) la conformación de una fuerte y amplia escuadra naval; b) la ocupación y colonización de las islas del Pacífico para el establecimiento de bases navales; c) establecer la hegemonía norteamericana y el control naval y militar en las islas del Caribe, para así garantizar el dominio del mar del mismo nombre; y, d) la necesidad de controlar el istmo de Panamá para construir en él un canal interoceánico.
Los más acérrimos defensores de las ideas de Mahan a lo interno de Estados Unidos fueron los líderes del Partido Republicano Theodore Rossevelt[28] y el senador conservador Henry Cabot Lodge. Por ello, al ser implementado su plan, desde finales del siglo pasado, y sobre todo a principios de este siglo, Estados Unidos ya disponía para entonces de la tercera escuadra naval del mundo.
Como resultado de la aplicación de este plan se produjo en 1898 la anexión de Hawai, y además, al finalizar la guerra Hispanoamericana fueron anexados a los Estados Unidos los territorios de Cuba y Puerto Rico como un resultado de los acuerdos del Tratado de París de fecha 10-XII- 1898, por medio del cual España renunció a los derechos que tenía en estas islas, y en los restantes territorios de América, otrora bajo su dominación colonial, así como a sus prerrogativas en las islas del archipiélago Filipino y en la isla de Guam en el archipiélago de los Ladrones o Marianas conformándose España con recibir la suma de 20 millones de dólares en calidad de indemnización por los daños recibidos durante la guerra.
Asimismo, posteriormente, Estados Unidos logró imponer el disfrute perpetuo del canal de Panamá, el cual había sido originalmente diseñado por ingenieros franceses, y este país, Francia, había iniciado la construcción del mismo,[29] pero, invadido el istmo a principios de este siglo (1902), Estados Unidos instaló un gobierno títere, y logró obtener de "su gobierno panameño" una concesión especial para realizar la construcción del canal,[30] negociando a la vez con la República de Francia un acuerdo a fin de que las inversiones francesas en el istmo fuesen debidamente resarcidas, motivo por el cual, a partir de la finalización de la obra, y de su apertura a la navegación, Estados Unidos logró imponer su control exclusivo y absoluto, y la ocupación de dicho istmo hasta el momento en que se escriben estas líneas, y desde 1914 hasta hoy, éste país ejerce su dominio sobre este paso acuático, interoceánico y artificial.
Sobre el interés anterior de los norteamericanos en Panamá se sabe muy bien que desde antes de 1850 el Istmo de Panamá era codiciado por Estados Unidos. En 1848 el Congreso de Estados Unidos aprobó el Tratado Mallarino-Biblack firmado en 1846, por el cual Estados Unidos se comprometió, según la cláusula 35, a garantizar a Nueva Granada la neutralidad del istmo de Panamá y el derecho de soberanía de Nueva Granada. El istmo recibió, de 1850 a 1903, 50 desembarcos militares por parte de Estados Unidos. Durante la Guerra de Secesión (1860-1865) se usó como paso de armas, municiones y mercancías. En 1850, con el Tratado Clayton-Bulwer de 1850, Inglaterra y Estados Unidos se comprometieron a no fundar fortificaciones militares en el istmo, en caso de que alguno de los dos países hiciera un canal. En 1899 McKinley creó una comisión científica para crear el canal.[31]
En 22 de enero de 1903 Colombia y Estados Unidos firman el Tratado Hay-Herrán que dio a Estados Unidos una concesión para la construcción de un canal interoceánico, otorgándose una concesión de uso y manejo por 99 años. Panamá, al proclamar su independencia pocos meses después ratificó dicho Tratado y recibe en cambio 10 millones de dólares, más 250,000 dólares anuales. El senado de Estados unidos aprobó dicho convenio.
Finalmente, los norteamericanos se encargan de hacer la implementación posterior de la doctrina de la Diplomacia del dollar[32] la cual garantiza a Estados Unidos el control financiero de todo el hemisferio.

Referencias y bibliografia:

[1] Chidsey, Donald Barr: La guerra hispano-americana (1896-1898), Barcelona, Grijalbo, S.A., 1973, P. 74.
[2] En: La independencia de México, Mapfre, Madrid, 1992. P.9.
[3] Ver: Harold U. Faulkner: Historia económica de los Estados Unidos, Buenos Aires, Nova, 1956, PP. 620-621.
[4] F. J. Turner: La frontera en la historia americana, Madrid, ediciones Castilla, 1960, P. 21.
[5] Ver: Harold U. Faulkner: Politics, reform and expansion, London, Hamish Hamilton, 1959. P. 74.
[6] William MacKinley (1843-1901), después de una larga carrera en la administración pública de Estados Unidos (Procurador Fiscal en Canton, Ohio entre 1867 a 1869; congresista durante 14 años a partir de 1876; y, luego electo gobernador de Ohio a partir de 1891), alcanzó la presidencia de su país en 1897, hasta su muerte ocurrida el 14 de septiembre de 1901 como resultado de un atentado terrorista perpetrado por el anarquista Leon Czolgosz el 6 de septiembre del mismo año.(Nota de Francisco Berroa).
[7] A juicio de Langley, Lester: The United States and the Caribbean In the Twentieth Century, Athens, Georgia, The University Of Georgia Press, 1980, P. 7: "Mahan echoed McKinley’s imperialist theme by pointing out the danger to national interest if the country, having defeated Spain, failed to carry through with a policy of regeneration and beneficence in order to uplift backward societies".
[8] Lester Langley: Opus citatus, P. 6
[9] Ibídem.
[10] Pratt, Julius W: Expansionists of 1898. The acquisition of Hawaii and the Spanish Islands, New York, Quadrangle Books, 1936. P. 12.
[11] Pratt, Julius: Opus cit., P. 13.
[12] Foner, Phillip S.: La guerra hispano-cubano-americana y el nacimiento del imperialismo norteamericano. 2 tomos, Madrid, Akal Editor, 1975: I, P. 30.
[13] Estades Font, Maria Eugenia: La presencia militar de Estados Unidos en Puerto Rico 1898-1918. Intereses estratégicos y dominación colonial, Río Piedras, Huracán, 1988, PP. 26-27.
[14] Pratt, Julius: Opus cit., P. 13.
[15] En Pratt, Julius: Opus cit., P. 15.
[16] Alfred Thayer Mahan: The influence of Sea Power upon History, 1660-1783, New York, Hill and Weng, 1968, P. 30.
[17] Alfred Mahan: The interest of America in Sea Power: Present and Future Sampson Low, London, Marston & Co., 1987, PP. 168-169.
[18] Ibídem, P. 243.
[19] Mahan, en un artículo publicado en 1897 destacaba la importancia de la bahía de Samaná (Nota del Autor).
[20] En Pratt, Julius: Opus cit., P. 15, cita el ensayo de Mahan titulado:"The United States Looking Outward", Atlantic Monthly, December, 1890, reprinted in The Interest of America in Sea Power, Present and Future, PP. 3-27.
[21] Alfred Mahan: Opus cit., 1987, PP. 21-22.
[22] Pratt, Julius: Opus cit., P. 16.
[23] Mahan, Alfred Thayer: The strategic features of the Gulf of México an the Caribbean Sea. Naval Strategy Westport, Connecticut, Greenwood Press, 1975, reimpresión de 1911, P. 29.
[24] Alfred Mahan: Lessons of the war wich Spain and other articles, Boston, Little, Brown and Co., 1918, P. 28.
[25] Mahan: Opus cit., 1911, P. 30.
[26] Aquí Chidsey, Donald Barr se refiere a Russel A. Alger, quien fue el Secretario de Defensa de Estados Unidos entre 1897 a 1899 durante el gobierno de William Mckinley (Nota del Autor).
[27] Barr: Opus cit., P. 55.
[28] Fue el vigésimo sexto presidente de Estados Unidos. Ocupó el cargo tras la muerte de William Mckinley, ocurrida el 14 de septiembre de 1901, y termina su mandato en 1904, siendo reelecto hasta 1909. Roosevelt nació el 27 de octubre de 1858 en New York, y era hijo de un importante comerciante de origen alemán importador de cristales. Desempeñó varios cargos públicos y tuvo una destacada participación en la guerra Hispano-americana de 1898, y luego fue gobernador de su ciudad natal (1899-1900), alcanzando la nominación vice-presidencial en 1900 al lado de McKinley (Nota del Autor).
[29] La inversión francesa alcanzó un monto aproximado de US $ 275,000,000 y Estados Unidos US $ 388,000,000.00 Ambas inversiones totalizan 663,000,000.00 (Nota del Autor).
[30] El 3 de noviembre de 1903 Panamá declaró su independencia de Colombia, pero la República nació con un compromiso medular con Estados Unidos: nació con el Tratado del Canal. En Estados Unidos fue dictada en 1902 la Ley Spooner que autorizó al gobierno de Theodor Roosevelt a negociar con Colombia la adquisición del istmo. El 22 de enero de 1903 nace el proyecto de Tratado de Canal Herrán-Hay. Fueron adquiridos 260,000,000 de metros cuadrados de tierra en una faja de 16 kilómetros de ancho por 80 de largo, y construido un canal a un costo de US $ 937,000,000. La construcción del canal conllevó la canalización del río Chagres para unirlo al río Grande que desemboca en el Pacífico. La obra terminó el 15 de agosto de 1914, y el mismo fue abierto al comercio internacional en 1920. Ver: Ernesto de Jesús Castillero Pimentel: "Extrañas circunstancias en que los Estados Unidos adquirieron la zona del canal", en Rodrigo Et al: 1980: II: P. 170 y siguientes).
[31] Ver: Carlos Iván Zúñiga: "Las intervenciones norteamericanas en el Istmo", en Rodrigo Et al: 1988: I: PP. 459-483.
[32] The policy that came to be called "dollar diplomacy" represented in the private aphere, the efforts of American bankers to obtain adequate safeguards from The United States government for loans made to Caribbean republics. Banks considering such financial ventures ordinarily expected the State Departament to render an official assessment of the financial and political trustworthiness of the recipient"32."The policy that came to be called "dollar diplomacy" represented in the private aphere, the efforts of American bankers to obtain adequate safeguards from The United States government for loans made to Caribbean republics. Banks considering such financial ventures ordinarily expected the State Departament to render an official assessment of the financial and political trustworthiness of the recipient". En: Langley: Opus cit., 1980: P. 53.
[33] Fuente: W. A. M. Goode: With Sampson through the war. New York: Doubleday & McClure Co.,1899: P. 277-286.

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