Thursday, August 23, 2007

PUERTO RICO Y SUS LUCHAS LIBERTARIAS

Por Francisco Berroa Ubiera, Historiador

Las primeras luchas sociales y políticas
La vocación de lucha de los boricuas es tan remota como los propios orígenes de este pueblo. Ya en 1508 la resistencia indígena a la dominación foránea se manifestó con actos de singular heroísmo, dignos de ser divulgados como ejemplos de coraje patriótico.
En 1511 el cacique Agueybaná el Bravo, mejor conocido como Agueybaná II, enfrentó a los españoles con la intención de echarlos al mar. Instalado en sus dominios de Guánica, valiéndose de Guarionex convocó a sus tierras a los demás caciques de la Isla, reuniéndose más de 3,000 indígenas quienes mataron a Cristóbal de Sotomayor, quién tenía a Agueybaná y a sus indios en encomienda, y asaltaron y quemaron la villa que éste había fundado y que llevaba su nombre: Villa de Sotomayor. De hecho Agueybaná no logró su propósito, porque en contra de los rebeldes se desarrollan:
“..Tres acciones de guerra: la expedición de Juan Ponce de León a las márgenes del río Yauco, donde sorprendió y derrotó un contingente de alrededor de mil indios; la escaramuza de Salazar contra seiscientos indios del cacique Mabodomoca, y el combate de Yagüeca, donde las fuerzas de Juan Ponce, levemente reforzadas por gente de Santo Domingo, hicieron frente a varios millares de guerreros indios. La batalla y la campaña terminaron con la precipitada fuga de los aborígenes, al ser muerto su cacique en la pelea. La pacificación no duro tres meses.” (Tomás Blanco: Prontuario histórico de Puerto Rico (Séptima edición), Río Piedras, ediciones Huracán, 1981. P. 27.)

Sin embargo la resistencia indígena se mantuvo, aunque muy débil y casi simbólica, hasta algunos años más tarde (1582).
A posteriori, Puerto Rico fue escenario de varias rebeliones o de conatos de rebelión desde fines del siglo XVIII. Durante el año de 1795 se produce una rebelión contra la esclavitud en Humacao y un conato de rebelón en Aguadilla con las mismas motivaciones.
En el año 1809 los propietarios de San Juan piden al gobierno que obligue a los jornaleros agregados sin tierra, a trabajar para los hacendados.
Luego, en 1812 se manifiestan las rebeliones anti-esclavistas de San Juan y de Río Piedras.
En 1821 el esclavo rebelde Marcos de Xioro se rebela en Bayamón, y en 1822 es cuando se produce la conspiración del general Docoudray Holstein (suizo), para crear la República Boricua con el apoyo de Venezuela.
Además, hubo otras conspiraciones en el siglo XIX entre las cuales se destaca la organizada por María de las Mercedes Barbudo en combinación con los independentistas de Venezuela. Veamos:
Particularmente se debe destacar que en el mes de mayo de 1820, el gobernador Juan Vasco Pascual proclama la restauración de la constitución de Cádiz en la isla, la cual había sido suprimida en España y en sus colonias por el Real Decreto del Rey Fernando VII dado en Valencia el 4 de mayo de 1814. Este último año se realizaron en la Isla unas elecciones para elegir los Espectadores a Cortes, siendo electo por Puerto Rico don Gabriel Ayesa y Lami (1763-1840), para asumir la representación insular en la legislatura del bienio 1815-1816, sin embargo, estas cortes no se llevaron a cabo por haberse declarado Fernando VII Rey absoluto en la Península, y por lo tanto Ayesa quedó imposibilitado de asumir su representación. Vino a ser en al año de 1821, cuando la Junta Electoral de Puerto Rico selecciona al liberal José Quiñones para representar la Isla en las Cortes españolas.
Para entonces, Arostegui, Gobernador Superior Político de Puerto Rico, en comunicación del Negociado Político, Negocio de Entrada y Salida de Buques, firmada en Arecibo el primer día de mayo de 1821 dispuso que se procediera a hacer con la mayor exactitud en ese, y en los demás puertos de la Isla "una relación circunstanciada y en manera que haga fe, de los buques así extranjeros como nacionales [españoles], que han fondeado, descargado y extraído efectos en ese puerto desde el año de 1812 hasta 1820, ambos inclusive, en que se comprenda con claridad el pormenor de su introducción y exportación" (Circular de Arostegui, Gobernador de Puerto Rico, a las autoridad portuaria de Arecibo de fecha 1 de mayo de 1821, en: AGPR: RG. 186: Records of the Spanisch Governors of Puerto Rico. Naval affairs, Naufragios-Vigías, Legajo Marina 1821, Box 282, Entries 184-191.)
A partir de 1821, entre los meses de julio y agosto, el asistente del gobernador Gonzalo Arostegui en el Negociado de la Seguridad Pública, señor Cayetano Natera, fue trasladado permanentemente a Bayamón para indagar sobre una conspiración que desembocaría en una gran rebelión de esclavos, en donde, de acuerdo con los informes se habían producido alzamientos aislados de esclavos, aunque se tenían informes de que se planeaba algo en grande. Una de las Notas del encargado de la Seguridad Pública decía:
“En la noche que precede no se ha observado novedad alguna en éste pueblo tocante a la rebolución [Sic.] de la Esclavitud de que se trata. Lo que pongo en su noticia de V. E. pa. [para] su inteligencia.
Dios Gue. [Guarde] á V.E. Ms. Ans. [Muchos Años], Bayamón a los 11 ½ de la mañana 28" de julio de 1821.
Cayetano Natera (Firmado)
Al Gob. G. Arostegui.”( AGPR: RG. 186: Records of the Spanish Governors of Puerto Rico. Goverment Agencies, Ultramar. Box 380, Entry 230)

Otra nota de fecha 25 de julio de 1821 de Natera en Bayamón a Arostegui dice: "En las inquisitivas y pesquisas que estoy practicando sobre la sublevación de los negros esclavos, cada momento hago nuevos descubrimientos, y de consiguiente aprehendo todos aquellos sospechosos, y me infiero sacar en claro...", aunque en claro no sacaba nada, de lo que sabía no decía nada, y los investigados y apresados pasaban "los 20 detenidos", en una persecución desesperada que no producía información alguna, a pesar de las palizas que se daban a los pobres esclavos encarcelados (AGPR: RG. 186: Records of the Spanish Governors of Puerto Rico. Goverment Agencies, Ultramar. Box 380, Entry 230).
Este mismo año (1821), el esclavo Marcos de Xioro se rebela en Bayamón, y luego escapa de la Isla, iniciando las autoridades una intensa búsqueda sin ser localizado en parte alguna, llegándose a creer que había escapado hacia la isla de Saint Thomas, motivo por el cual, y en respuesta a una carta del gobernador Arostegui, que le solicitaba informes al gobernador de la colonia danesa, éste le respondía, el 17 de agosto de 1821, en los siguientes términos: "...di las ordenes necesarias para la aprehensión del negro Marcos Xioro, perteneciente al Capitán Vicente Andino de esa Isla bajo el mando de V. E., en caso de hallarse en esta el mencionado negro" (Carta del Gobernador de Saint Thomas, C. Scholten, al Gobernador de Puerto Rico don Gonzalo Arostegui, de fecha 17 de agosto de 1821, traducida por el traductor del Gobernador Político Antonio Evaristo Geigel. En: AGPR: RG. 186: Records of the Spanish Governors of Puerto Rico. Political and Civil affairs. Cónsules, Panama-Saint Thomas. Entry 16, Box No. 32.).
Para entonces, el gobernador de Saint Thomas, Peter Carl Frederick Von Scholten, mantenía una permanente línea de comunicación con su contraparte español de Puerto Rico, e inclusive, hemos comprobado que España le hacía pagos periódicos por servicios varios que este prestaba a la corona española, incluyendo una labor de espionaje de cualquier actividad que pudiese poner en peligro la seguridad pública en la isla de Puerto Rico. Un empleado y agente del Negociado de la Seguridad Pública, el señor Antonio Evaristo Geigel era el traductor de casi todos los documentos que llegaban al Gobernador Político de Puerto Rico. Otro espía español destacado en Saint Thomas lo era el señor De Signy.
Un ejemplo de la colaboración entre el gobierno de Saint Thomas y el de Puerto Rico lo constituyó el hecho de que en una carta de C. Scholten, Gobernador de Saint Thomas al Gobernador Político de Puerto Rico, Don Francisco González de Linares de fecha omitida, le informa a éste sobre la detención y envió de José Cintrón, reclamado en Puerto Rico los días 10 y 14 de abril, el cual fue arrestado el día 2 de julio de 1822 por la Policía de Saint Thomas (AGPR: RG. 186: Records of the Spanish Governors of Puerto Rico. Political and Civil affairs. Cónsules Panamá-Saint Thomas. Entry 16, Box No. 32.)
Inclusive, otro informante del gobierno español, el curazoleño Francis de Chely, por conducto del Alcalde de Aguadilla Juan Martínez Acevedo le hizo saber al Gobernador Navarro sobre una supuesta conspiración que se organizaba en el Puerto de la Guaira. Por medio de una comunicación de fecha 18 ó 19 de mayo de 1822, Juan Martínez Acevedo informa desde Aguadilla al "Sor. D. José Navarro, Gefe Político Sup.or [Superior] e Intendente General de la Isla" que el día 20 de abril el curazoleño Francis de Chely le había hecho saber que en el puerto de la Guaira unos "corsarios insurgentes" preparaban una expedición en contra de Puerto Rico, y que estos corsarios disponían de tres buques mayores y cuatro embarcaciones más, de las denominadas entonces flecheras, y cada uno de estos barcos tenían 300 hombres de desembarco para tomar en la Isla los puertos de Aguada y Ponce, y luego pedir un rescate (Carta de Juan Martínez Acevedo, Alcalde de Aguadilla al Gobernador Don José Navarro de fecha 18 ó 19 de mayo de 1822, en: AGPR: RG. 186: Records of the Spanisch Governors of Puerto Rico. Naval affairs, Naufragios-Vigías, Legajo Capitanía General. 1822. Sobre Plan de ataque a Puerto Rico desde la Guaira. Box 282, Entries 184-191).
Esta denuncia no fue tomada muy en serio por el gobernador, quien a pesar de ello tomó medidas previsoras en las poblaciones que se decía que podían ser atacadas, y ordenó una mayor vigilancia de las costas.
En 1822 es cuando se produce la conspiración de Ducoudray Holstein para crear la República Boricua. Debo aclarar que el general Luís H. Ducoudray Holstein era suizo y fue auxiliar en la guerra separatista de tierra firme hasta 1816, y quiso promover una rebelión de negros contra blancos en Puerto Rico para crear la República Boricua, aunque su programa no contemplaba la liberación de los esclavos. Acompañó a Bolívar en varias campañas, y finalmente se aleja de éste. Se conoce una biografía crítica de Bolívar escrita por él, y publicada en Francia.
Desde el 10 de agosto de 1822 el vicecónsul español en Filadelfia había informado que un francés de apellido Wischaur estaba reclutando 200 hombres para una acción filibustera, de la cual el agente secreto en Puerto Rico era el mulato Pedro Duboy, nativo de Guadalupe y residente en Daguao, barrio de Naguabo. Duboy trató de sumar a su causa al colono francés radicado en Fajardo Monsieur de Saint Maurice, quien lo denunció al Alcalde del pueblo, por lo cual Duboy fue detenido e investigado, ocupándosele algunos documentos importantes. Posteriormente fueron fusilados frente a los esclavos de varios ingenios varios implicados en la trama en Guayama, cerca de Añasco, lugar escogido por Doucodray Holstein para hacer su desembarco. El 12 de octubre fue ejecutado Duboy por el delito de conspiración con extranjeros, en tanto Doucodray fue detenido en Curazao con dos buques, ocupando las autoridades de la isla las armas y las proclamas, y demás documentos que delataban la empresa.
Una carta del Gobernador de Saint Thomas al Gobernador de Puerto Rico del 8 de octubre de 1822, en la cual ofrece información sobre los mulatos Pierre Binet y Luís o Francois Pinau. Dice que la expedición preparada el 28 de septiembre de 1822 fue "preparada por el francés llamado Tunet, en otro tiempo Agente de la Convención [francesa] y Gobernador de la Guadalupe, y ahora bien conocido agente de Boyer"(AGPR: RG. 186: Records of the Spanish Governors of Puerto Rico. Political and Civil affairs. Cónsules Panamá-Saint Thomas. Entry 16, Box No. 32).
El 15 de noviembre de 1822, el gobernador de Saint Thomas, C. Scholten, envía una carta al Gobernador de Puerto Rico Capitán General Miguel de la Torre, y al Gobernador Político, Francisco González de Linares -vía De Signy- la cual dice: "Doucodray Holstein vino a esta Isla de la de Curazao el 1º de marzo y tomó un pasaporte el 6 de abril último para Puerto Rico. Este aventurero ha estado aquí antes, pero su conducta no dio jamás motivos de sospecha contra él" ( Ibídem.).
Carta del gobernador de Saint Thomas: Scholten, al gobernador de Puerto Rico de fecha 25 de noviembre de 1822. En esta, el gobernador de Saint Thomas dice estar seguro de que Pierre Binet reside en esa hace dos meses. Textualmente escribió:
“Este mulato es uno de los principales agentes de la expedición intentada en contra de esta isla [Puerto Rico], y de la cual aparecía como jefe Doucodray Holstein. Fue quien entregó las proclamas e instrucciones subversivas a su hermano político Pedro Dubou; y sus maquinaciones y crímenes están plenamente comprobados y justificados en la causa seguida contra este.”
“Pedro Binet no pertenece a nación ni gobierno alguno reconocido. Es un pirata que formando y siendo parte de una República llamada de Boriqua (Sic.) que debía establecerse en esta Isla, de no ser por el hecho de otra nación. ¿A cuál pertenece?”(Ibídem.).

En esta misma caja aparecen varias comunicaciones del Cónsul de Saint Thomas que indican que a fines del 1822 (entre noviembre y diciembre) existía una situación de alerta general en toda la Isla de Saint Thomas y en Puerto Rico, con el propósito de evitar la formación y organización de un grupo expedicionario que lanzara un ataque en contra de la isla de Puerto Rico.( Ibídem.) Inclusive, una carta sin fecha de C. Von Scholten, el Gobernador de Saint Thomas al de Puerto Rico, en donde informa que Pierre Binet no se encuentra en ese momento en esa Isla, y dice de él que llegó allí el 12 de septiembre de 1822 y volvió a tomar el pasaporte para Granada el 9 de octubre. Dice que el día 6 del mes de noviembre Binet fue delatado ante él como "un mal sujeto y peligroso en la isla". Agrega que envió la policía al lugar en donde este se domiciliaba, pero a los agentes les informaron que este ya había partido de la Isla (Ibídem.)
Además, hubo otras conspiraciones en el siglo XIX entre las cuales se destaca la organizada por María de las Mercedes Barbudo en combinación con los independentistas bolivarianos de Venezuela.
Asimismo, para aquellos lejanos años es que el rey español Fernando VII anuncia la abolición de la constitución, y establece plena y absolutamente sus derechos monárquicos en 4 de octubre de 1823, poniendo fin al trienio constitucional español iniciado en 1820.
Poco tiempo después, A. Linarez, en su calidad de encargado del Gobierno Superior Político de la Isla de Puerto Rico, en una comunicación con el membrete de Sección de Gobierno, Negociado Político, Negocio de Seguridad Pública, escribía al "Ex. Sor. [Excelentísimo Señor] Secretario de Estado y del Despacho de la Gob.n [Gobernación] de Ultramar" en fecha 24 de noviembre de 1823, con nota al margen que textualmente decía: "Reservado, dando cuenta del estado político de esta Isla a fin de q.e [que] S.M. se sirva dictar el remedio que sea necesario P.a [para] evitar los males de q.e está amenazada", por medio de la cual se hacía saber al funcionario real que el gobierno de la isla se halla en impotencia de los males que pudiesen sobrevenir, estableciendo por causa de la situación:
"La absoluta falta de recursos de toda especie", agregando hallarse preocupado "por la futura suerte de la Península; [y por] la absoluta ignorancia oficial de cuanto en ella ocurre; las ventajas de los enemigos en Costa Firme; hacen de continuo el más enorme daño a la sana y recta opinión". El estado ruinoso en que se encuentra la Hacienda Pública,-decía- es también uno de los más poderosos, y acaso el principal entre todos ellos de desorganización y desorden. Las exacciones son viciosas e injustas; el comercio sufre por el desorden y los caprichos de los empleados de hacienda y los que sólo aguardan su subsistencia de las cajas nacionales, gimen en la mayor miseria; despegándose cada día más de un gobierno en cuyo servicio no experimentan más que calamidades, se predisponen a abandonarlo, o cuando menos dejar de mirarlo con amor y lo sirven sin celo y sin afecto. Resulta de aquí que gimen y se quejan todas las clases de la sociedad que el gobierno político no puede contar ni con los particulares, ni con los empleados, ni con recursos extraordinarios, y se ve por esto reducido á un estado que solo puede ser halagüeño y lisonjero para nuestros enemigos".(Ver: Carta de A. Linarez, Gobernador de Puerto Rico, al Secretario de Ultramar de fecha 24 de noviembre de 1823, P. 2, 3, y 4, , en: AGPR: RG. 186: Records of the Spanisch Governors of Puerto Rico. Naval affairs, Naufragios-Vigías, Box 282, Entries 184-191).
Esta carta, aparte de hacer una descripción cuasi apocalíptica de la Isla y del colonialismo español en el continente, poniendo el dedo sobre la llaga de los males en la colonia, da una voz de alerta a las autoridades peninsulares al decir que: "peligra a cada momento el estado actual de un sistema de hacienda, que exaspera a todos y reduce a la nulidad al gobierno".(Ibídem, P. 4)

Santo Domingo y la solidaridad con los puertorriqueños
Tres años antes del Grito de Lares, en julio de 1865, la República Dominicana había logrado restablecer su independencia nacional después de varios años de dominación colonial española (1861-1865), y por lo tanto, Santo Domingo era en 1868, cuando se produjo el Grito de Lares, el único territorio en las Antillas mayores que había sido colonia española, y en donde se hablaba castellano, en donde se les podía ofrecer -en ese momento- a los perseguidos políticos de las demás Antillas españolas (aunque dependiendo de quién gobernara el país), un cierto apoyo material y político, un techo, ciertas garantías de protección personal, y apoyo político y moral, razones por las cuales consideramos que la República Dominicana, y los nacionalistas dominicanos representaron uno de los resortes básicos en la preparación del escenario que hizo posible la manifestación del Grito de Lares en Puerto Rico, y el Grito de Yara, en la isla de Cuba.
En este momento del análisis deben destacarse algunos de los antecedentes de la solidaridad de los dominicanos con los puertorriqueños: En 1821 José Núñez de Cáceres desde Santo Domingo se pronunció en favor de la causa de la independencia de Puerto Rico. Allí se planificó y organizó en 1824, en coordinación con un núcleo independentista puertorriqueño que existía en Bogotá, Colombia, una expedición armada hacía Puerto Rico, siendo los principales organizadores Carlos Rigoti, Andrés Level de Goda, el dominicano negro apellidado Castro, y el interprete Moloni, todos vinculados a un tal Escuté en Colombia.

El complot de 1835
Uno de los antecedentes de la independencia de Puerto Rico lo constituyó el complot organizado la noche de San Rafael -el 24 de octubre de 1835- en contra del gobernador don Miguel de la Torre, teniendo como jefe del movimiento a don Pedro Loizaga, capitán del Regimiento Granada, quien pretendió proclamar la independencia de Puerto Rico, sin embargo, este movimiento fue denunciado por el soldado Rufo Guío en la tarde del día 24 de octubre de 1835, por lo cual, el propio gobernador de La Torre visitó el Castillo de San Cristóbal, conversó con la tropa veterana y neutralizó esta tentativa de rebelión que contaba con el regimiento de Granada, establecido allí durante 20 años. Loizaga fue detenido y expulsado hacía Cádiz, España, en compañía de los oficiales: Teniente coronel graduado Capitán de Caballería don Manuel Marcado, el Capitán don Antonio Vizcarrondo y el segundo ayudante José Becever. Tras la expulsión de Loizaga las investigaciones continuaron, y el 26 de octubre de 1835, por medio de un procedimiento militar se pudo determinar que las Compañías Primera, Segunda, y Tercera, y la de los Granaderos del Regimiento de Granada estaban medularmente comprometidas, especialmente los cabos y sargentos Alonso Vásquez, Díaz, Abril, Santillana, Santos y otros, quienes planificaron liberar a Loizaga, preso en El Morro, contando con el apoyo de 1500 hombres, incluyendo mayoritariamente negros y mulatos criollos, y más aún: Casi la dos tercera parte del pueblo apoyaba la conspiración, según declaraciones de Becever (Ver: José Pérez Moris y Luís Cueto González Quijano: Historia de la insurrección de Lares, Editorial Edil, Río Piedras, 1975, 2ª. Ed. P. 40.)
Finalmente, después de una depuración de los militares detenidos e investigados, fueron deportados hacía Cuba, entre sargento, cabos y soldados, 23 individuos.
En una comunicación circular de fecha 31 de octubre de 1835, de La Torre establecía que la responsabilidad recaía sobre: "Un corto número de soldados del regimiento de Granada que motivaron la pasada zozobra", agregando que: "Tenían cierto carácter de gravedad y que se trataba de una conspiración cuyo objeto tendía a alterar el sosiego, no sólo de esta ciudad sino en la Isla entera". Refiriéndose a sus propios soldados establecía que contaba con "una policía activa [que] persigue a los hombres desmoralizados, sin oficio ni propiedades, convencidos de que únicamente en el desorden pueden hallar sus aspiraciones satisfechas...".( Ver: Ídem., P. 42)

La conspiración del Regimiento de Granada
Posteriormente fue descubierta una nueva conspiración en el Regimiento de Granada (1838) con la participación de los hermanos Vizcarrondo, actuando junto a su cuñado Buenaventura Valentín Quiñones, el capitán de infantería Lorenzo Vizcarrondo, y el Capitán de Milicias don Pablo Andino. Esta conspiración fue descubierta en 15 de julio de 1838 por el general Miguel López de Baños tras información que le suministró el Jefe Occidental del Regimiento don Juan Barranco, siendo apresados seis sargentos, tres cabos, y ocho soldados, es decir, un total de 17 militares. Los líderes de este intento emancipador, los hermanos Juan y Andrés Salvador Vizcarrondo, Ortiz Zarate y Buenaventura Valentín Quiñones fueron encarcelados, y fueron igualmente hechos presos como agitadores en el ejército los sargentos Francisco Salinas y Ezequiel Santillana. Los hermanos Andrés Salvador y Juan Vizcarrondo lograron escapar entre el 18 ó 19 de julio de 1838, sin embargo Quiñones, Andino, y Lorenzo Vizcarrondo fueron capturados. (De Andrés Vizcarrondo dice Sotero Figueroa que: "Allá en Venezuela, los puertorriqueños que arrimaban a la gentil Caracas encontraban, hace pocos años, a un viejo venerable de barba blanca y de ojos expresivos que lloraba al recordar la patria ausente, y que acogía con amor de padre a los paisanos que trasponían el dintel de su casa. La nieve de los años no entibió jamás el fuego de su corazón de patriarca, y por el año de 1869 contaba arribar a las playas de Puerto Rico con una gran expedición de valientes americanos" para luchar por la independencia de la Isla. (Figueroa, Sotero, 1976, P. 8.)
Todos los demás fueron juzgados sumariamente y sentenciados a la pena de muerte, siendo ejecutados el 6 de octubre de 1840, exceptuando los hermanos Vizcarrondo que lograron escapar hacía Venezuela. Ellos prepararon un golpe de Estado en contra de España, que fracasó porque uno de los soldados de la guarnición española se lo informó a su jefe con anticipación. El propio Betances llegó a decir que Vizcarrondo era el padre de la independencia de Puerto Rico por éste haber hecho el primer intento de independizarla.
Como se explicó en un capitulo anterior, desde el año 1838 el gobernador Miguel López de Baños puso en vigor el primer reglamento de La Libreta, denominado oficialmente Bando de Policía y Buen Gobierno, mediante el cual estaban obligados a registrarse todos los jíbaros pobres que no poseían tierras, conocidos como los sin tierra. Todos aquellos que no se registraban eran enviados a cárcel de La Puntilla si no acreditaban para estar colocados como jornaleros en una hacienda.
En 16 de julio de 1838 resultó muerto el sargento dominicano Sterling, victima del feroz gobernador español Miguel López de Baños, muerte que fue condenada en la República Dominicana por el propio padre de la independencia dominicana Juan Pablo Duarte, quien dicho sea de paso mantuvo una gran amistad con Andrés Salvador Vizcarrondo que fue la persona escogida por la familia Duarte para que leyera el panegírico en su entierro que fue en 16 de julio de 1876 en el cementerio de Tierra de Jugo de Caracas, Venezuela.
Extrañas coincidencias: el levantamiento del Regimiento de Granada fue el 16 de julio de 1838, ese día murió el dominicano Sterling, y ese día Duarte funda la sociedad La Trinitaria para dirigir la lucha contra los haitianos por la independencia nacional dominicana, Duarte fue enterrado en 16 de julio de 1876 en Caracas, y Vizcarrondo leyó su panegírico.
De acuerdo con las investigaciones realizadas por el fiscal don José María Ramírez, quien llegó a interrogar unos 16 testigos, esta nueva conspiración involucraba a las casas comerciales Negot y Blanes y la de Dalmau, dueño de una imprenta según confesara el testigo, el cabo primero Manuel Busengal, según el cual los comerciantes les habían garantizado la suma de 20,000 duros para repartir a la tropa, y quien afirmó haber oído decir de labios de uno de los hermanos Vizcarrondo: "Con independencia vivimos; de otro modo no".
En el proceso seguido a los involucrados en esta conspiración las autoridades contaron con un delator: Juan Alcoma, quien es considerado por Sotero Figueroa como la versión en 1838 del traidor Ibarra del año 1868.
El proceso seguido a todos los implicados en este caso concluyó el 23 de octubre de 1839, y el 18 de julio de 1840 descendió una Real Orden condenatoria estableciendo la pena de muerte contra los señores: Don Juan y Andrés Vizcarrondo, y a los sargentos Francisco Salinas y Ezequiel Santillana (andaluces), ejecutados los últimos en fecha 6 de octubre de 1840 con la aplicación del "garrote".
Para entonces José Ignacio Brau escribía a José de Luque que de cuatro partes de la población de la isla, tres y media estaban decididas a luchar por la independencia. (Véase: Figueroa, Sotero: Historia de los movimientos por la independencia de Puerto Rico en el siglo XIX: la verdad de la historia. Recopilación y edición Mimeografiada,y prólogo del Doctor Carlos Ripoll. New York, 1976. P. 4 y siguientes.)
Asimismo, en 1855 se produjo un botín en el batallón de Artilleros de San Juan que puso fin a la paz octaviana que imperaba desde 1840. Es indudable que el Grito de Lares superó todos estos antecedentes independentistas.

El Dr. Betances y el proyecto de independencia de Puerto Rico
El Dr. Ramón Emeterio Betances Alacán, nació en Cabo Rojo de Puerto Rico en 8 de abril de 1827, hijo de la señora María del Carmen Alacán con el dominicano Felipe Betances; su padre enviudó y le envió al niño a realizar estudios a Francia desde muy joven; mientras estudiaba medicina en París funda conjuntamente con Román Baldorioty de Castro, Segundo Ruiz Belvis, Alejandro Tapia, José Julián Acosta y otros jóvenes boricuas la “Sociedad Recolectora de documentos históricos de la Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico”; graduado de Licenciado en Medicina en la Universidad de París retorna a Puerto Rico en 1855 para dedicarse al ejercicio de su profesión desde 1856, estableciéndose en la ciudad de Mayagüez, en donde se distinguió por su filantropía. Betances solicitó al Gobernador de Puerto Rico el 18 de mayo de 1858 su licencia para ejercer como médico de sanidad del puerto de Mayagüez. Fue considerado como republicano-liberal, y en las cortinas de los balcones de su hogar tenía los colores rojo, azul y blanco, de las banderas liberales; como manifestaba públicamente su repudió al sistema esclavista que se mantenía en la Isla, y su odio al coloniaje español fue desterrado en 1858, volviendo a Francia donde presenta su investigación de tesis y logra sacar el título de Doctor en Medicina, retornando a Puerto Rico en octubre de 1859.
En 1863 se inicia en la República Dominicana la guerra contra la dominación española fruto de la anexión hecha por el general Pedro Santana en 18 de marzo de 1861; durante esa guerra Betances fue sindicado (en 1864) como colaborador de la causa dominicana, y desterrado en junio de 1864 estableciéndose en Venezuela desde el 20 de junio, pero transcurridos cinco meses, en noviembre de 1864 vuelve a Borinquen.
Es bueno aclarar que también en 1864, debido a la guerra de restauración dominicana (1863-1865), se verifica un rumor sobre una posible invasión procedente desde Santo Domingo debido a la noticia de que don Domingo Delmonte, general dominicano y ex Ministro de Guerra y Marina, recorría el litoral de la Isla en un barco recabando información sobre las fuerzas españolas en Puerto Rico, lo cual motivó un estado de alerta de las fuerzas militares en las zonas costeras.
Incluso se tiene conocimiento de que el hombre de armas dominicano celebró reuniones anti-españolas en Cabo Rojo, Mayagüez, y San Germán con los boricuas Ramón Emeterio Betances y José Paradis, quienes ciertamente colaboraban con la causa dominicana. A Delmonte según el propio Betances, se le había visto “Recorrer el litoral de la Isla embarcado, hablando a bordo y en los puertos con las personas más conocidamente (sic.) desafectos a España”, y por ello destaca que el comandante militar de Cabo Rojo, el señor Perignat, notó que su curiosidad traspasaba los límites y que “se informaba sobre la organización, fuerzas y destino que tenía una compañía de artillería que en el mismo vapor se trasladaba a Samaná, al mismo tiempo que hablaba misteriosamente (Delmonte) con un puertorriqueño de conocidas ideas separatistas” (Alfau Durán, Vetilio, En el Listín Diario, Escritos (II), SEEBAC, Santo Domingo, 1994, el Grito de Lares, P. 35-39.)
De la misma forma, se sabe que en septiembre de 1864 el espionaje español tenía información sobre una posible compra de armas realizada por Betances aprovechando su estadía en Venezuela de la cantidad de 10,000 fusiles, y se decía que los tenía depositados en la isla Mona, y que en la nochebuena de ese año se produciría un levantamiento en Puerto Rico. En octubre de 1864 la actividad se hizo más intensa, y había en la población de la Isla un gran descontento porque "Puerto Rico estaba sin guarnición, sus soldados morían en Santo Domingo, sin gloria y sin que la nación supiera sus fatigas, sus sufrimientos y su agonía" (Figueroa, Sotero, Opus cit., P. 52.)
Se tenían informes confidenciales sobre reuniones de los conspiradores en el casino de Cabo Rojo, encabezados por Paradis, y de acuerdo con fuentes de la inteligencia española, en 1864, cuando los 300 soldados del batallón de Cádiz regresaron a Mayagüez casi moribundos, se sabe que:
"Se trató de promover sublevaciones parciales en los ingenios, con el objeto, se dice, de recibir fraccionados a los soldados que llegasen a contener el desorden y obsequiarlos con comidas envenenadas para deshacerse de ellos de este modo inconcebible entre otra clase de enemigos, pero que es un recurso admitido entre la gente que trata de arrojar a España de América, sin otro fin que saciar su inmoderada ambición, sus deseos de bota y de mando". (Ídem., P. 52-53).

Asimismo, a fines del año de 1864 a don Luís Padial Vizcarrondo la inteligencia española le involucra en labores separatistas tras regresar herido de Puerto Plata, República Dominicana, y con cierta frecuencia se le vio reunido con desafectos a España, viéndosele como el jefe de la conspiración, y en fecha 19 de diciembre de 1864 se le embarcó rumbo a la ciudad de La Habana en el barco "Pájaro del Océano". Nuevas conspiraciones comenzaron a orquestarse en Nueva York en 1865, con fines independentistas.
En 1866 la isla de Puerto Rico tenía una población de 646,362 habitantes; y cuatro años después, en 1870, esta población de redujo a 600,233 habitantes. En ese año de 1866 se produjo un plan de independencia de las islas de Cuba y Puerto Rico contando con el general mexicano don Manuel Quesada como posible Jefe del futuro ejército libertador. Inclusive, el 30 de noviembre de 1866 se produjo una conspiración independentista orquestada por Don Joaquín Goicuría. Para entonces José Ignacio Brau escribía a José de Luque que de cuatro partes de la población de la isla de Puerto Rico, tres y media estaban decididas a luchar por la independencia(Ver; Figueroa, Sotero: Historia de los movimientos por la independencia de Puerto Rico en el siglo XIX: la verdad de la historia. Recopilación y edición Mimeografiada,y prólogo del Doctor Carlos Ripoll, Profesor del Queens College, New York, 1976. P. 4 y siguientes.).
Inclusive, el 30 de noviembre de 1866 se produjo una conspiración independentista orquestada por Don Joaquín Goicuría.
En el año de 1867 se verificó un plan sedicioso con la participación de algunos soldados del Batallón de Artillería de la ciudad de San Juan que dio por resultado final el fusilamiento del cabo Benito Montero y del soldado Rafael Miguel.
Ese mismo año (1867) el gobernador colonial don José Marchesi ordenó el destierro de 14 boricuas amantes de la libertad, resultando expulsados de Puerto Rico los señores don Pedro Gerónimo Goyco, don Ramón Emeterio Betances, don Segundo Ruiz Belvis -abogado y Juez de Paz de Mayagüez, quien participa en la Junta o Comisión de Información de 1866 conjuntamente con Morales Lemus en Madrid-, Julián Eusebio Blanco, Rufino de Goenaga, y Carlos Elio Lacroix.
Tanto Betances como Ruiz Belvis viajaron clandestinamente a la República Dominicana, arribando por el sitio denominado Montalvo, en el sureste del país en 9 de julio de 1867, quienes desde su llegada comenzaron a soñar con un proyecto de independencia de Puerto Rico y de confederación de las Antillas mayores. El 16 de julio de ese mismo año (1867) se produce la publicación de una proclama revolucionaria en la isla de Puerto Rico.
En julio de 1867 el Dr. Betances y Segundo Ruiz Belvis viajaron a Nueva York para iniciar la implementación de su proyecto. El 12 de agosto de 1867 Betances aceptó y juró por la ciudadanía de los Estados Unidos en un juzgado neoyorkino, con el fin de usar su pasaporte norteamericano para tener facilidades de viajar sin ser molestado por los españoles; así viaja en 22 de agosto de 1867 con destino a Saint-Thomas en donde escribe su proclama del mes de noviembre de 1867 incitando a los boricuas a luchar por su independencia contra el colonialismo español, y proponiéndoles luchar por este programa denominado de “Los Diez Mandamientos de los Hombres libres”: 1) Abolición de la esclavitud; 2) Derecho de votar todos los impuestos; 3) Libertad de cultos; 4) Libertad de palabra, 5) Libertad de imprenta, 6) Libertad de comercio, 7) Derecho de reunión; 8) Derecho de poseer armas; 9) Inviolabilidad del domicilio del ciudadano, y 10) Derecho de elegir nuestras autoridades. Para aquellos lejanos años Saint Thomas fue el punto obligado de reunión de los patriotas puertorriqueños, dominicanos y cubanos que se hallaban en el exilio, por ello casi todos los próceres antillanos arribaron a esta Isla danesa.
En septiembre de 1867 regresa el Dr. Betances a la República Dominicana y el Ministro de Instrucción del gobierno de José María Cabral, don Pedro Francisco Bonó le ofreció la cátedra de medicina en el Colegio Central de Santo Domingo, sin embargo el gobierno de Cabral cayó, y Betances comenzó a trabajar en su proyecto de la independencia de Puerto Rico. (Don Pedro Francisco Bonó fue designado por el presidente Cabral Secretario de Estado de Justicia e Instrucción Pública y Encargado de Relaciones Exteriores desde julio hasta el 14 de diciembre de 1867.
Cuando Betances llegó a Santo Domingo en 5 de septiembre de 1867 el señor Bonó se alegró sobremanera porque había fundado el Colegio Central y necesitaba de un profesor de medicina para 50 estudiantes matriculados. En noviembre de 1867 Bonó escribe al cónsul dominicano en Nueva York diciéndole que le había ofrecido a Betances la cátedra de medicina del colegio fundado por él, y anotaba: “a Ud. Le doy las gracias más cumplidas por habérmelo recomendado, pues me prometo que es una de las mejores adquisiciones que la República pueda haber hecho” Mucho tiempo después, en 31 de marzo de 1885 Betances le escribe a Bonó y dice que le admira” (Rodríguez Demorizi: Los Papeles de Bonó: 1980, P. 153).
Encontrándose Betances en Santo Domingo el periódico El Monitor de fecha 7 de septiembre de 1867 -órgano del Gobierno Dominicano- publicó la reseña siguiente:
"Anteayer ha llegado a esta capital el doctor Emeterio Betances, joven muy apreciado por sus cualidades personales y considerado como facultativo de buena reputación. En Santo Domingo encontrará el doctor Betances una nueva patria que sabrá acogerle y distinguirle por sus méritos, por sus honrosos precedentes, y más que todo por sus generosos servicios que privadamente prestó a la república en los momentos de la guerra de la Restauración".( Reproducido en: Ibídem. P. 59.)

Inclusive se sabe que hizo un viaje clandestino a la vecina isla de Puerto Rico, desde donde viaja a Nueva York. Mucho tiempo después, el 7 de diciembre de 1867 llegó Betances clandestinamente a Santo Domingo en donde se enteró de la muerte de don Segundo Ruiz Belvis ocurrida en un hotel de Valparaíso, Chile, en 3 de noviembre de 1867, quien posiblemente murió envenenado por la inteligencia española.
Encontrándose Betances residiendo en la República Dominicana en calidad de exiliado político y contando con el apoyo de Gregorio Luperón fue que él logró articular un movimiento en la República Dominicana en donde fueron importantes auxiliares y participantes los generales Pedro Antonio Pimentel y José María Cabral; Betances pensaba en grande y por ello entendía que era necesario organizar desde el exterior un amplio movimiento libertario que incluyera individuos procedentes de todos los niveles sociales, no solamente militares.
Fue en 2 de enero de 1868 cuando Betances se reúne en nuestro país, la República Dominicana, con los señores: Juan Manuel Macías, Pujols, y con los generales Matías R. Mella hijo, y José María Cabral, para planificar con éstos el desembarco armado y la guerra independentista en Puerto Rico, dejando formalmente fundado el Comité Revolucionario de Puerto Rico.
Betances sale de Saint Thomas en fecha 26 de enero de 1868 con destino hacía Santo Domingo para hacer conferencias con Macias, Pujols de Estados Unidos, y con el dominicano José María Cabral. Su plan consistía en hacer la proclamación de una República Federal Antillana compuesta por las grandes Antillas.
Posteriormente Betances volvió a Saint-Thomas, y también viajó a Santo Domingo una vez más, desde donde organiza una expedición contra la dominación española en Puerto Rico que dará lugar al levantamiento armado de Lares de 1868. Desde Saint-Thomas mantenía comunicación con las sociedades secretas que fueron organizadas en Puerto Rico, especialmente las de la capital de la colonia: San Juan, y con la del Barrio Buena Vista de Mayagüez.
Desde enero hasta abril de 1868 Betances realizó varios viajes de Santo Domingo a Saint-Thomas, e inclusive, desde allí hizo varias remesas de armas, principalmente revólveres, machetes, y otro tipo de armas, las cuales compraba con fondos colectados entre sus partidarios en la Isla, y con cierta frecuencia también visitaba la República Dominicana.
En mayo de 1868 Betances suscribió un acuerdo de ayuda reciproca con el general Luperón para lograr la caída del gobierno de Buenaventura Báez en la República Dominicana, y provocar la expulsión del poder de Silvain Salnave en Haití quien había derrocado al liberal Fabré Geffrard en abril de 1867; ambas acciones serían el paso previo para facilitar la lucha contra España en Puerto Rico.
A tales fines brindó ayuda económica a los haitianos, y a Luperón le facilitó en calidad de préstamo la suma de $50,000.00 de los fondos de las juntas puestos a su cargo. Mucho tiempo después Luperón dijo que “El gran patriota antillano, el infatigable Dr. Betances, corrió a prestarle su dinero y su cooperación para comprar armas y pertrechos contra Báez” (General Luperón, Gregorio, Notas Autobiográficas y Apuntes históricos, Tomo I, Central de Libros, Santo Domingo, 1992, 2ª. Ed., P. 108.).
Estos fondos fueron finalmente pagados a Betances y a otros colaboradores de la causa dominicana. En 5 de julio de 1875 Luperón eleva una instancia al Congreso dominicano pidiendo el pago de esta deuda, finalmente saldada tras muchas discusiones y dilaciones.
El médico y patriota boricua también sufrió sus decepciones cuando los liberales puertorriqueños Calixto Romero y Julián E. Blanco le escribieron desde Madrid manifestándole que no se mezclarían en la lucha por la independencia en una clara manifestación de claudicación, incluido Román Baldorioty de Castro.
En el verano de 1868 Betances viajó a Curazao para gestionar armas y ayuda para la causa de la independencia de su patria. La insurrección de Lares originalmente se planificó para realizarla en fecha 24 de junio de 1868, pero por razones no bien conocidas se aplazó para el mes de octubre. Durante su estadía en Saint Thomas Betances organizó varias Juntas, todas presididas por él, durante los días 9, 11, y 16 de diciembre de 1867, manteniéndose en constante comunicación con Juan Manuel Macias, el representante de la Junta Revolucionaria de Cuba y Puerto Rico en la ciudad de Nueva York. Fue don Domingo Goicuría quien acudió a Saint Thomas en defecto de Macías en 16 de diciembre de 1867.
Desde la República Dominicana consiguió que se formaran Juntas Revolucionarias en distintas partes de la Isla, contando con la participación de hacendados, jornaleros, agricultores, artesanos, religiosos, milicianos y hasta esclavos, contando para materializar sus planes con el apoyo de dominicanos y venezolanos.
Por lo visto los nexos de Betances con los independentistas cubanos eran bien fuertes, y por lo tanto tenía un claro conocimiento de los planes insurreccionales de los rebeldes cubanos, tal es la situación, que en una carta de Betances dirigida a los señores Matías Brugman y Manuel Rojas les decía que la lucha en Cuba se iniciaría en septiembre u octubre de 1868, por lo cual, este conocimiento pudo ser el móvil que decidió mover la fecha de la insurrección de los puertorriqueños, planificada originalmente para el mes de junio de 1868, de tal suerte que coincidiendo con la cubana la reacción de los españoles podría estar más limitada.
Los españoles consideraban a los dominicanos, después de la gran derrota militar sufrida por España, como una "Turba de negros", o los estimaban como "soldados multicolores de la republiquilla dominicana", en tanto la guerra de Santo Domingo ejerció un considerable efecto en las islas de Cuba y Puerto Rico, en las cuales, según se sabe, al ver llegar a las tropas españolas:
"Mermadas y vencidas, que vencimiento es al retirarse ante el enemigo armado; al ver llegar a las playas de ambas islas españolas a los hasta entonces soldados iberos mustios, cadavéricos, y diezmados, si no por las balas, por el clima, los laborantes no tuvieron más que una palabra que decir: Mirad, y un ejemplo que poner: Santo Domingo, para probar que sus proyectos no eran quiméricos, para probar que no se necesitaban grandes ejércitos ni el heroísmo de Guillermo Tell para lanzar a los españoles de América".(Ibídem., P. 63.)
Cuando Betances escribe desde Santo Domingo al redactor del periódico La Voz del Cibao en 27 de septiembre de 1867 le dice que le escribe: “Con la esperanza de que, en cualquiera parte de las costas dominicanas donde vengan a abordar mis desgraciados compatriotas, los habitantes se dignaran darles una acogida digna de la proverbial hospitalidad de nuestros países, en la firme convicción de que los que vengan a sentarse en el hogar dominicano, son y serán siempre verdaderos hermanos” (Véase. Bonafoux, Luís, Betances, Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan, 1987.)