Saturday, September 21, 2024

En la UASD: CIA financió BRUC por conducto de Caito Javier Castillo.

NOTIHISTORIADOMINICANA




Por: Francisco M. Berroa Ubiera

Historiador, profesor Titular de la Cátedra de Historia Dominicana, Escuela de Historia y Antropología, Facultad de Humanidades, UASD, y Miembro de la Asociación de Historiadores de América Latina y el Caribe (ADHILAC).


Caonabo Javier Castillo (centro)

Caonabo Javier Castillo (Caito), fue un destacado político dominicano nativo del municipio de Tenares, actual provincia hermanas Mirabal -antes Salcedo- en el nordeste dominicano, quien desde muy joven estuvo vinculado a los padres jesuitas y a la iglesia católica, sacerdotes propiciadores del «Partido Revolucionario Social Cristiano (P.R.S.C.)», dentro del cual a Caonabo Javier Castillo le correspondió ser uno de los fundadores del ala juvenil de dicha organización política surgida poco después de la muerte del dictador Rafael Trujillo ocurrida el 30 de mayo de 1961.

Dentro de las filas del socialcristianismo Caonabo Javier Castillo jugó un rol protagónico hasta el momento de la fusión del Partido Revolucionario Social Cristiano (P.R.S.C.) con el Partido Reformista (P.R.) de Joaquín Balaguer en el año de 1984 lo cual determinó el surgimiento de una nueva fuerza política denominada Partido Reformista Social Cristiano (P.R.S.C.), en la cual Javier Castillo también ejerció un destacado liderazgo.

Las preocupaciones sociales y políticas de Caonabo Javier Castillo lo condujeron a participar en las luchas por el poder a muy temprana edad. Fue quien organizó la Juventud Revolucionaria Cristiana (J.R.C.) y el Bloque Revolucionario Universitario Cristiano (B.R.U.C.), organizaciones estudiantiles integradas por jóvenes militantes del Partido Revolucionario Social Cristiano (P.R.S.C.), conocidos como los «social-pistolas» por su tendencia a resolver los problemas ideológicos con los demás sectores políticos empuñando sus armas de fuego: sus revólveres y pistolas, tanto en aquellos primeros años del periodo Post-Trujillo (1962-1965) como en los años posteriores a la segunda ocupación militar norteamericana (1965-1966).

Tras el derrocamiento del gobierno del profesor Juan Bosch el 25 de septiembre de 1963 el Partido Revolucionario Social Cristiano (P.R.S.C.) fue una de las organizaciones políticas que asumió la consigna del partido de Bosch, el Partido Revolucionario Dominicano (P.R.D.), de «Retorno a la constitucionalidad sin elecciones».

Por ello, hubo un notorio involucramiento de sus principales dirigentes en la conspiración cívico-militar denominada «Movimiento constitucionalista» cuya meta era restablecer el gobierno de Juan Bosch y la constitución de 1963.

Alfonso Moreno Martínez, Guido De Alexandro y Caonabo Javier Castillo

Alfonso Moreno Martínez








El doctor Alfonso Moreno Martínez -hermano de Luis Moreno Martínez quien fue el Consultor Jurídico del gobierno de Juan Bosch-, Guido D'Alessandro Tavarez (Yuyo) -sobrino de Manuel Aurelio Tavarez Justo-, el doctor Antonio Rosario y el joven Caonabo Javier Castillo, entre otros, asumieron las consignas de los perredeistas-bochistas.


Doctor Antonio Rosario

En 1964 la dirección política del P.R.S.C. estaba compuesta de la siguiente manera: Antonio Rosario, presidente; Bernardo Defilló, 1er. Vicepresidente; César Estrella Sadhalá, 2do. Vicepresidente, y Caonabo Javier Castillo, Secretario General.

Por esta razón los dirigentes del P.R.S.C. Antonio Rosario y Caonabo Javier Castillo suscribieron con el P.R.D., representado por Juan Bosch (Presidente), y por Antonio Martínez Francisco (Secretario General), en Rio Piedras de Puerto Rico el acuerdo denominado «Pacto de Rio Piedras» con la presencia de Jottin Cury, Milagros Ortiz Bosch, Jacobo Majluta, Rafael Molina Ureña, entre otros, en fecha 30 de enero de 1965, comprometiéndose dicho partido y sus dirigentes a luchar para derrocar el gobierno de facto de El Triunvirato y restablecer a Juan Bosch en la presidencia de la República.

Una vez iniciada la guerra civil, tras el derrocamiento del «Divirato» integrado por Donald Read Cabral (Presidente) y Manuel (Memé) Cáceres Troncoso (Miembro). el 25 de abril de 1965, se produce la segunda ocupación militar de los Estados Unidos sobre nuestro país a partir del 28 de abril de 1965 con el fin de impedir el restablecimiento en la presidencia de la República de Juan Bosch y del orden democrático y constitucional quebrantado con el golpe de estado del 25 de septiembre de 1963.

El presidente Lindon B. Johnson alegó que el movimiento constitucionalista dominicano estaba infiltrado por 83 comunistas interesados en establecer en el país un régimen al estilo el de Fidel Castro de Cuba.

Esta desacertada, grosera y brutal invasión militar fue respaldada por la Organización de Estados Americanos (OEA), impidiendo a los demócratas dominicanos, civiles y militares, viabilizar las aspiraciones populares de restablecer el orden constitucional roto por el «gorilismo» militar golpista dominicano bajo el asesoramiento de las agencias norteamericanas.

Como se sabe, el presidente Johnson y sus funcionarios políticos y militares, con todo su poderío político, militar y económico, impusieron en la presidencia de la República Dominicana al doctor Joaquín Balaguer a partir del 1º de julio de 1966, y durante los años subsiguientes estuvieron presentes en las estructuras superiores de la burocracia estatal y de la cúpula militar del estado dominicano los agentes y las agencias de los Estados Unidos con más de 500 asesores militares, legales, consultores económicos, etc., creando grupos de espionaje y contrainsurgencia en todas las esferas de la vida institucional del estado nacional.

Fueron las agencias norteamericanas las que propiciaron la creación de las primeras universidades privadas en el país, y estas mismas agencias infiltraron sus agentes en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (U.A.S.D.), la cual había logrado desarrollar una importante transformación a raíz del denominado Movimiento Renovador Universitario, el cual puso fin a la universidad elitista y cerrada para los bachilleres dominicanos provenientes de las clases media y baja.

Además, el Movimiento Renovador Universitario logró los siguientes objetivos:

1) Creación del gobierno y el cogobierno universitarios con la participación proporcional de autoridades, profesores, estudiantes y empleados, todos con una participación efectiva en la toma de decisiones;

2) Aprobación por el claustro universitario el 28 de mayo de 1966, hasta su posterior promulgación, de un Estatuto Orgánico para regir la vida institucional universitaria en todos sus aspectos;

3) Defensa de la autonomía universitaria otorgada por medio de la Ley No. 5778 de fecha 31 de diciembre de 1961 y publicada en la Gaceta Oficial No. 8633 de fecha 5 de enero de 1962, la cual estableció en el artículo 2 el fuero universitario al disponer que:

«Todos los terrenos y edificios utilizados y reservados para la Ciudad Universitaria son propiedad de la Universidad de Santo Domingo.» «Párrafo. - Se delimitará el recinto Universitario en el cual no podrá penetrar autoridad alguna sin permiso o sin el asentimiento de la autoridad universitaria competente.»;

4) Implementación de la extensión universitaria incluyendo la creación de los centros regionales universitarios;

5). Como parte de su filosofía la UASD se comprometió a cuestionar la dependencia y el subdesarrollo del país para fomentar la independencia y la autodeterminación nacional, y fomentar el pensamiento crítico entre sus estudiantes, empleados y profesores, etc.

Fue por este motivo que la UASD quedó constituida en un foco de atención de la Embajada Norteamericana y de la estación local de la CIA.  A tales fines el embajador norteamericano en el país John Hugh Crimmins, quien desempeñó su misión en el periodo de 1966 a 1969, esbozó un plan para influir en las elecciones estudiantiles correspondientes al mes de mayo de 1967 con el objetivo de lograr el triunfo de una fuerza estudiantil considerada por ellos «moderada», denominada: «Bloque Revolucionario Universitario Cristiano (B.R.U.C.)», el grupo apéndice del P.R.S.C., a fin de provocar la debilitación de las fuerzas estudiantiles consideradas como radicales y comunistas.

Como en el Consejo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos existía un «Grupo Especial / Comité 303» el cual presidia el doctor Walter Witman Rostow (Walt), cuya misión era realizar evaluaciones socioeconómicas y políticas periódicas sobre situaciones de interés para el Gobierno norteamericano en cualquier lugar del mundo, procediendo luego a darle la solución adecuada. Walt W. Rostow era buen escritor y era uno de los hombres que escribió discursos a los presidentes J. F. Kennedy y a Lindon B. Johnson, siendo considerado un ideólogo orgánico de la CIA, y, autor de varias obras, entre las cuales sobresalió la titulada: «Las etapas del crecimiento económico. Un manifiesto no comunista» (1960), la cual fue ampliamente conocida porque fue difundida y divulgada a nivel mundial con varias ediciones auspiciadas y financiadas por la CIA en varios idiomas. Recuerdo que dicha obra y su autor fueron dados a conocer en el país por el doctor Max Puig en sus clases de «Sociología del Subdesarrollo» impartidas en la UASD en los años 70 del siglo XX, quien provenía de las filas del BRUC.


En un Memorando preparado en Washington para el comité 303 del Consejo Nacional de Seguridad en fecha 17 de marzo de 1967 sobre la situación universitaria dominicana se decía que:

«Durante una reunión en la Casa Blanca el 29 de noviembre de 1966, presidida por el Sr. Walt Rostow, se acordó un programa de acciones a corto plazo para la República Dominicana. Uno de los objetivos de este programa es alentar a los moderados dentro del Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC) y debilitar la influencia de los de línea dura y los infiltrados comunistas dentro del P.R.S.C.  Esta propuesta está diseñada para contribuir a la implementación de este objetivo al permitir que el Bloque Revolucionario Universitario Cristiano (BRUC), un grupo estudiantil afiliado al socialcristiano que refleja la facción moderada del P.R.S.C., obtenga la mayor participación posible en las elecciones previstas para su celebración, en mayo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Una victoria del BRUC en la Universidad también beneficiaría y fortalecería al ala moderada del P.R.S.C.  El costo de la operación propuesta será de [ menos de 1 línea de texto fuente no desclasificado]. Si este esfuerzo se lleva a cabo como se propone, el mecanismo utilizado podría proporcionar posteriormente el acceso y los medios para influir en el liderazgo moderado del P.R.S.C

Agregando a seguidas este párrafo sobre el objetivo perseguido con el apoyo económico al grupo estudiantil universitario:

«Permitir que el BRUC obtuviera el mayor resultado posible en las elecciones de gobierno estudiantil que se celebrarían en mayo de 1967 en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Una victoria del BRUC o su fuerte desempeño no sólo sería una fuerza contraria a las influencias extremistas en la universidad, sino que también beneficiaría y fortalecería al ala moderada del PRSC».[1]

Y aunque en un principio la propuesta fue desestimada, luego fue acogida decidiéndose la financiación del B.R.U.C. tal y como lo había recomendado el embajador John H. Crimmins quien había manifestado en su comunicación dirigida al Consejo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos presidido por el Subsecretario de Estado Walt Rostow, quien se hallaba bajo la dependencia de McGeorge Bundy, un influyente funcionario de la confianza absoluta del presidente Johnson.

Las elecciones universitarias se realizaron el 23 de mayo de 1967, y se conoce que el B.R.U.C. se había opuesto a la realización de dichos comicios para escoger a los directivos de la Federación de Estudiantes Dominicanos (F.E.D.) y a los delegados estudiantiles ante los organismos de gobierno y cogobierno universitarios.  Esta actitud debió guardar relación con las vinculaciones ya establecidas entre este grupo estudiantil universitario con la embajada de los EE. UU. en el país.

Coincidió con esta actitud del B.R.U.C., la acción desplegada por dos militantes de la Juventud Comunista (J.C.): Justo Giró y Melvin Matthew, quienes formaban parte de la Juventud Comunista (JC), organización juvenil del Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO), un grupo maoísta surgido el 28 de octubre de 1966 como resultado de una división del Movimiento Popular Dominicano (MPD), quienes izaron sobre el edificio de la Facultad de Ingeniería de la U.A.S.D. una gran bandera roja con la oz y el martillo el día 22 de mayo de 1967, el día previo a los comicios estudiantiles, quienes con su acción justificaban la opinión de los organismos de seguridad del estado y de las agencias norteamericanas en el sentido de que la U.A.S.D. estaba influenciada por el comunismo internacional.[2]

Hay que recordar que en los comicios estudiantiles de la U.A.S.D. correspondientes al año de 1966 el B.R.U.C. perdió ante FRAGUA por 1.182 votos contra 1.587 de un total de 3.000 votos emitidos, y por este motivo los norteamericanos entendían que «…la asociación de estudiantes comunistas» era una fuerza que debía ser combatida para arrebatarle el control de la Federación de Estudiantes Dominicanos (F.E.D.) y de los organismos de gobierno y cogobierno universitarios.  El embajador Crimmins consideraba que el B.R.U.C. era:

«… la única asociación estudiantil no comunista importante de la Universidad con buenas posibilidades de ganar las elecciones. Por lo tanto, si el BRUC ganara las próximas elecciones estudiantiles, o al menos lograra un buen resultado gracias a una relación continua con el líder moderado del P.R.S.C. , Caonabo Javier Castillo, el control comunista del gobierno estudiantil como vehículo de propaganda comunista quedaría circunscrito y el turbulento clima político en la Universidad mejoraría[3]

Siendo el «objetivo operativo» del respaldo al BRUC:

 «…asegurar la elección de un grupo estudiantil moderado afiliado al PRSC como elemento mayoritario en el Gobierno de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, alentando y fortaleciendo así a la facción moderada progresista dentro del PRSC y su postura de “oposición constructiva”

¿Quiénes eran los líderes estudiantiles moderados?  Se debe consignar que el liderazgo estudiantil del B.R.U.C. estaba compuesto en aquel momento por los bachilleres Carlos Pimentel Rivera, Secretario General, siendo los miembros de su Comité Ejecutivo los bachilleres: José Antinoe Fiallo Billini, Rafaela Espaillat Llinás, Joaquín Paniagua, Luis Ernesto Brea Bolívar, Luis Rufín Castro, Manolín Peralta, Héctor Valdez, el estudiante de medicina Rafael Antonio Estévez Rochet, Eddy García, Nelson Hernández y Aquiles Alejandro Cristopher Sánchez.

También formaron parte del BRUC Alfredo Fernández Dotel, Andrés María Guerrero, Celedonio Jiménez, Clara Lama Beras, Damián Santos, Daniel García Archibald, Fernando Díaz Céspedes, Francisco Mariano, Héctor B. Keppis, Ivette Arvelo, John Gerald Isaac, Juan B. Chalas, Julio Rosa León, Leonardo Mercedes Matos, Luis Vargas, Maximiliano (Max) Rabelais Puig, Miguel Cocco Guerrero, Nelson Santos, Radhamés Castillo Mesa, Rafael Camilo, Rafael Castillo Mesa, Rafael Tomás Carvajal, Rafael Vázquez, Ramón Arturo Guerrero, Ramón Bienvenido Martínez Portorreal, Ricardo Winter, Santiago Hirujo Sosa, Santiago Sosa y Wilson Encarnación,

Carlos Pimentel Rivera

Se conoce que Carlos Apolinar Pimentel Rivera (Carlitos) tras abandonar el campus universitario ejerció como sociólogo y educador, siendo uno de los fundadores de los Comités Revolucionarios Camilo Torres (CORECATOS).  Además, estuvo vinculado a varias organizaciones de la sociedad civil siendo fundador del Centro de Planificación y Acción Ecuménica (CEPAE), llegando a integrarse a Participación Ciudadana (PC) y al Centro de Documentación del Caribe (CEDOCA), organizaciones beneficiadas con la ayuda económica de las agencias norteamericanas, principalmente del AID que luego se convirtió en USAID, y según recientes declaraciones de Robert Kennedy Jr.. esa agencia es una avanzada de la CIA.[4]



[1] 190. Memorando preparado para el Comité 303 1. Washington , 17 de marzo de 1967. Recuperado de: https://history.state.gov/historicaldocuments/frus1964-68v32/d190

[2] Ver: Sebastián del Pilar Sánchez. Una bandera roja motiva expulsión de líderes estudiantiles. Periódico Hoy. Sección Areito, 27 de enero de 2024. Recuperado de: https://hoy.com.do/luna-bandera-roja-motiva-expulsion-de-lideres-estudiantiles/

[3] 190. Memorando preparado para el Comité 303 1. Washington , 17 de marzo de 1967. Recuperado de: https://history.state.gov/historicaldocuments/frus1964-68v32/d190

Friday, January 19, 2024

En torno a UASD VIRTUAL. Reflexión en voz alta.

NOTIHISTORIADOMINICANA



Por Francisco M. Berroa Ubiera M.A.

Historiador y Profesor Titular de la Cátedra de Historia Dominicana

 

He leído un artículo titulado: «La Revolución del 24 Abril 1965» publicado en la página web «UASD Virtual»[1], aunque copiado de un blog titulado «Dopedia » según consta en la parte final de dicha publicación. Resultaría prudente que cuando la universidad más vieja del continente reproduzca un texto de este tipo, hallado en una fuente externa a la academia, antes hacer su transcripción en una página WEB de la institución dicho remede sea sometido, a una rigurosa revisión por parte de especialistas en la materia.

Y como la institución tiene una escuela de Historia y Antropología adscrita a la Facultad de Humanidades lo más lógico sería que la persona encargada de autorizar publicaciones en «UASD VIRTUAL» buscara primero la opinión de los historiadores de esa Escuela, para evitar la divulgación de información errónea o reproducir un texto infectado de errores en su contenido informativo, de errores sintácticos, ortográficos y de otro tipo.

Leyendo el articulo citado al principio observé que contiene más de 20 faltas de ortografía, errores en la sintaxis, e información falsa en su contenido. Pongo de ejemplos estas dos citas:

  • «Los militares jóvenes, encabezado por el coronel Fernández Domínguez, tomaron la histórica decisión de distribuir armas entre la población civil, miembros de los Partidos de la Izquierda y del Partido Revolucionario Dominicano; así se organizaron los llamados comandos.»[2]
  • «De los soldados YANKEES. En aspecto político, los partidarios de Balaguer y cuya base de operaciones estaba en la base Naval de San Isidro, instado por los ocupantes, tomar la escisión de proclamar la formación de un gobierno Militar llamado: Gobierno de Reconstrucción Nacional, a cuya cabeza se encontraba el general Imbert Barreras.»[3] 

Si se leen los dos subrayados realizados por mí, se podrá colegir que el teniente coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, al producirse el estallido bélico en el cuartel militar que alojaba las oficinas del Estado Mayor del Ejército en el kilómetro seis y medio de la carretera Duarte, no estaba presente en el escenario de los hechos porque aún se encontraba en Chile, y por lo tanto no pudo estar en las actividades que el texto citado le atribuye. Y con relación a la segunda cita y la parte subrayada, confieso que no sabía que los aviones eran barcos para tenerlos en una «base naval» mediterránea.

La UASD debe tener una Comisión Editorial (o varias), encargadas de autorizar sus publicaciones, y así evitar que seamos el hazmerreír de los lectores que acuden a buscar información en sus páginas WEB. O evitar que nuestros estudiantes reciban informaciones falaces.



[1] Recuperado en fecha 19 de enero de 2023, 11:02 am. https://virtual.uasd.edu.do/cms/index.php?option=com_content&view=article&id=200:la-revolucion-del-24-de-abril-1965&catid=51:muro-cultural-informativo&Itemid=88#:~:text=La%20revoluci%C3%B3n%20de%20abril%20de,y%20constitucional%20de%20Juan%20Bosch.

[2] Ver el párrafo No. 8 del artículo de marras.

[3] Ver el párrafo No. 15 del artículo de citado.

Wednesday, August 16, 2023

Significado del GRITO DE CAPOTILLO 160 años después

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Por. Francisco M. Berroa Ubiera
Historiador









Hoy se cumplen 160 años del «Grito de Capotillo».  Así se denomina a la segunda rebelión armada de los dominicanos en contra del colonialismo español ocurrida en el cerro David -luego nombrado Capotillo- el 16 de agosto de 1863, dando inicio a la guerra restauradora (1863-1865).

 


Aunque muchos entienden que la palabra grito solamente significa “voz muy esforzada y levantada” o “expresión proferida con alta voz”, según el diccionario de la RAE también significa: “manifestación vehemente de un sentimiento general”, y casi nadie sabe que hace un siglo y medio grito significaba “insurrección armada o rebelión armada”, que es el significado que tiene esta palabra cuando se dice Grito de Capotillo en República Dominicana, o Grito de Lares en Puerto Rico, o Grito de Yara en Cuba, o Grito de Dolores en México, para solo poner tres ejemplos sobre su uso similar en otros países.

 

La historia del movimiento de liberación nacional dominicano a partir del grito de Capotillo (16 de agosto de 1863), es larga e intensa, aunque, en resumen: José Cabrera mantuvo llameante la antorcha de la libertad con sus acciones guerrilleras en el paraje que hoy lleva su nombre: Loma de Cabrera-antes denominado: «La Loma»-, y mucho antes del conato insurreccional de Capotillo, Santiago Rodríguez, Benito Monción y otros patriotas habían mantenido viva en la línea Noroeste -con el apoyo de los vecinos haitianos-, la esperanza de reconquistar la independencia perdida.

Sin lugar a dudas, la guerra restauradora fue el evento histórico-político-militar de mayor trascendencia en el siglo XIX, y en su desarrollo militar se produjeron innumerables batallas y combates, todos dignos de ser divulgados a los pueblos del mundo como ejemplos de heroísmo de los dominicanos, sin embargo, en apego a la verdad histórica, hubo dos batallas que fueron las decisivas:

1o. La batalla de Santiago.  Las tropas nacionalistas lograron el rápido control de varias poblaciones del Cibao: Moca, San José de Las Matas, San Francisco de Macorís y La Vega, iniciándose la batalla por el control de la ciudad de Santiago de los Caballeros -batalla de Santiago-, en 6 de septiembre de 1863.

En esta importante batalla el general Gaspar Polanco, después de haber estado al servicio de los españoles, como parte de las Reservas Dominicanas, dirigió un contingente de 6,000 hombres, distribuidos en los cantones de El Meadero, La Otra Banda, Marilópez y Gurabito, armados con lanzas, fusiles antiguos, varios trabucos, sables, y la mayoría con machetes y garrotes, lograron derrotar al general español Manuel Buceta -el carnicero de la isla de Ceuta-, y a sus asistentes, los oficiales dominicanos generales José Hungría y Antonio Abad Alfau, y a sus tropas.

Los partidarios de España, primero aislados en el fuerte San Luís y luego expulsados del mismo, aún tuviesen los patriotas que proceder a desplegar grandes esfuerzos fuera de la ciudad para impedir que los refuerzos españoles y de las reservas dominicanas a su servicio, procedentes de Puerto Plata, al mando de los generales Juan Suero(a) El Cid Negro, y Mariano Cappa, con 2,500 soldados, recuperaran el control de la principal urbe cibaeña, siendo igualmente éstos enfrentados enérgicamente por los oficiales restauradores Juan Nuezi Lafit y Juan Bautista Latour al aproximarse a la ciudad.  Santiago fue incendiada posiblemente por órdenes del general español Manuel Buceta(El Carnicero de Ceuta), aunque también el origen del fuego ha sido atribuido a ciertas órdenes dadas por el general Gaspar Polanco a fin de impedir que los refuerzos procedentes de Puerto Plata tomaran su control.

2o. La batalla de Arroyo Bermejo. Esta se produjo en 29 de septiembre de 1863, próximo al sitio de San Pedro, en donde el general Gregorio Luperón al frente de 400 aguerridos guerrilleros -en su mayoría monteros dominicanos-, logró imponerse al general Pedro Santana, quien disponía de 1,600 soldados, cuando el traidor hatero intentaba implementar un plan de ataque mediante el cual cruzaría por las poblaciones de San Antonio de Guerra, San Juan Bautista de Bayaguana, Monte Plata, y Guanuma, para luego continuar hacía la loma del Sillón de la Viuda, en plena cordillera, desde donde pretendía caer de sorpresa sobre el poblado de  Cévicos y la villa de Cotuí, dando un golpe de mano que le permitiría avanzar hacía el resto de las poblaciones del Norte (Cibao), plan cuya ejecución final fue paralizado por Luperón al cortar la marcha de Santana con el apoyo de algunas tropas de hombres procedentes de La Vega, Moca, San Francisco de Macorís, Cotuí y otras poblaciones, y por ello, el general Santana, el orgulloso hatero, con sus tropas diezmadas se dio a la retirada, siendo perseguido por el joven y valiente general puertoplateño Gregorio Luperón, quien se distingue y realza mucho más presentándole combate al general Pedro Santana en San Pedro, y, luego en La Luísa -lugar próximo a Guanuma-, y luego en la misma Guanuma, contando Luperón con el apoyo en aquella zona de operaciones militares restauradoras de los valientes generales dominicanos Juan de Jesús Salcedo con 800 hombres reunidos en San Pedro -que es hoy un batey en estado ruinoso-, asimismo Luperón se hizo acompañar de José Chiquito, Marcos Adón y otros, con 400 macheteros, primero reunidos en Bayaguana, desde donde partieron a detener el avance de Santana hacía el Norte; Eusebio Manzueta con sus 300 indios en Yamasá, y José del Carmen Reinoso, Manuel María Castillo, Olegario Tenares, y Jesús Contín con 200 guerrilleros en Boyá; es decir con una fuerza bruta de 1,700 hombres, lograron imponerse al general Pedro Santana, en aquella región, y en contra de quien existía un decreto que ordenaba su muerte dado por el gobierno restaurador y que el joven general Gregorio Luperón, contando con 23 años, quería fehacientemente ejecutar.

General Gregorio Luperón

General Pedro Santana

Por lo tanto, los triunfos de los restauradores en la zona próxima a Monte Plata se iniciaron entre el 30 de septiembre al 1o. de octubre de 1863, librándose varios combates entre el general

Thursday, August 03, 2023

Enrique Bejo o Enriquillo no era Guarocuya

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Por: Francisco M, Berroa Ubiera

Historiador

Enrique Vejo o Bejo (llamado luego Enriquillo) nació a fines del siglo XV, posiblemente en 1498. Cuando se produjo la matanza de indígenas en la región de Jaragua en julio de 1503, ordenada y dirigida por el Gobernador de Indias Frey Nicolás de Ovando, él todavía era un niño de apenas cinco años. 


El padre Las Casas en su «Historia de Indias» (Tomo III, Cap. X, P. 40),   explica que una vez ocurrida la matanza de Jaragua, encabezada por el gobernador Ovando, quien personalmente ordenó la persecución de un cacique que logró escapar dirigiéndose luego hacia las montañas del Baoruco -que así se escribía antiguamente, sin la "h" intercalada-.  Ese cacique se llamaba Guarocuyá o Guarocuya y según Las Casas era sobrino de la cacica Anacaona.    Procedo a citar lo dicho por el cronista y religioso Fray Bartolomé de Las Casas:

«Hecho aquel prodigio, con tanta impiedad como se ha referido [la matanza de Jaragua], que llamaban los españoles castigo, para que temblasen los corazones de aquellos tristes púsilos, y destruida cuasi toda esta provincia, vánse huyendo todos á los montes los que se hallaron presentes, que escaparon de aquel fuego y cuchillo, y los que dello tuvieron nueva por oídas. Un señor, llamado Guaorocuyá, la última luenga, sobrino de la reina Anacaona, que se escapó de allí, con los que le quisieron seguir, fué huyendo á las sierras de Baoruco, que están frontero de aquella provincia á la parte de la mar, la vuelta al Sur, ó Mediodía; sabido por el Comendador Mayor, diciéndole los españoles que iba alzado (porque huirse los indios de sus crueldades, como hacen las vacas y toros de la carnicería, llamaban y hoy llaman que se rebelan contra la obediencia de los reyes de Castilla), envió gente tras él, y hallado en las breñas metido, luego lo ahorcaron, porque también llevase parte de aquel nombrado castigo.»


Como puede leerse Guarocuya no era Enriquillo.  El nombre indígena de Enrique Vejo o Bejo se desconoce. 

Lo que sí queda claro es que muchos de nuestros historiógrafos  han preferido leer la novela histórica titulada "Enriquillo", de Manuel de Jesús Galván, para interpretar y explicar la Rebelión del Baoruco (1519-1533), soslayando las crónicas y a los cronistas de Indias, es decir: las fuentes históricas desprovistas de la ficción de la novela mencionada.

Sunday, November 06, 2022

Los Dictadores: Santana, Trujillo, y, el día de la Constitución Dominicana

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Por. Francisco M. Berroa Ubiera
Historiador


En la actualidad, el 6 de noviembre de cada año es el día consagrado para celebrar el aniversario de la primera constitución dominicana.  Ese fue el día escogido y dictado por el Perínclito de San Cristóbal, el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina durante su  fatídica “ERA”(1930-1961).

    Sin embargo, para el General Pedro Santana quien fuese una vez Presidente de la Junta Central Gubernativa (julio a noviembre de 1844); tres veces presidente de la República: 1844-1848; 1853-1855; 1858-1861, y dos veces Jefe Supremo en 1849, y, 1855-1856, y además, una vez Gobernador español (1861-1862), ese aguerrido combatiente de la batalla de Las Carreras del 21 de abril de 1849, a quien, como primer presidente constitucional dominicano desde el 13 de noviembre de 1844 le correspondió publicar y poner en vigor la constitución aprobada en San Cristóbal el día 24 de noviembre de 1844, y luego declarar por decreto ese día como Dia de la Constitución Dominicana.

General de División Pedro Santana

Como las leyes nacen cuando son publicadas, se sabe que nuestra primera carta magna después de ser aprobada en la villa de San Cristóbal el día 6 de noviembre de 1844 fue publicada en Santo Domingo, la capital de la República, en fecha 24 de noviembre de 1844, y la misma constitución disponía en el artículo 196:

“Art. 196. Se celebrarán anualmente, con la mayor pompa en todo el territorio de la República, cuatro fiestas Nacionales, que son:

Primera: La de la Separación, el ultimo Domingo de Febrero.

Segunda: La victoria de Azua, el 19 de Marzo.

Tercera: La victoria de Santiago, el último domingo de Marzo.

Cuarta: El aniversario de la publicación de la presente Constitución.

En caso de que alguna de estas fiestas caiga en día en que según el Rito Romano, este prohibido el celebrar otra fiesta que la religiosa, se trasladara la Nacional al primer Domingo hábil inmediato.”


 Un poco más tarde el Presidente Santana dicta el siguiente Decreto:

“Núm. 67.-DECRETO del P. E. fijando reglas para la celebración de las fiestas nacionales.

Dios, Patria y Libertad.  República Dominicana. -Pedro Santana, -Presidente de la República.

Considerando: Que por el artículo 196 de la Constitución están declaradas fiestas nacionales la de la Separación, la victoria de Azua, la de Santiago y el aniversario de la misma Constitución, que fue publicada en esta Capital el día 24 de los corrientes del año pasado, y es el mismo que se fija para este y los demás años sucesivos y debiéndose celebrar estas festividades con la mayor pompa en todo el territorio de la República.

HE DECRETADO LO QUE SIGUE:

“Art. 1º. En los días que van indicados y que señala la Constitución, se celebrará en esta Capital y en las demás ciudades cabezas de Provincia, comunes y parroquias, de acuerdo los Comandantes de armas con las autoridades eclesiásticas, una misa solemne en acción de gracias con Te-Deum, y antes del ofertorio se hará por el Cura párroco un discurso análogo a las circunstancias.

Art. 2º.  Habrá en cada día salva de artillería, en los lugares donde pueda verificarse, iluminación, banderas y todas las demostraciones de regocijo público que es de esperar del entusiasmo y patriotismo de los pueblos y que se acostumbra en iguales casos, quedando los Jefes Superiores Políticos y Comandantes de armas encargados de velar de la policía y del buen orden, y del cumplimiento de estas disposiciones sin necesidad de reiterados avisos ni de nuevas órdenes.

Art. 3º. Los gastos de Iglesia que se hagan en las festividades ya enunciadas serán satisfechos del erario nacional.

Art. 4º. El presente Decreto será impreso, publicado y ejecutado en todo el territorio de la República.

Dado en Santo Domingo a los 8 días del mes de Noviembre de 1845, año 2º. de la Patria. -Santana.-El Ministro Secretario de Estado y del Despacho de Justicia, Instrucción Pública y Relaciones Exteriores, encargado del Ministerio del Interior y Policía, Bobadilla.”

Por esta razón, durante toda la Primera Republica (1844 a 1861) el día 24 de noviembre fue el día consagrado a la efeméride constitucional.

Posteriormente siguió dicha fecha siendo considerada como lo dispuso la carta magna de 1844.  Y fue así hasta el asomo al poder de Rafael Trujillo en febrero de 1930 quien durante su larga tiranía uso sus decretos y las leyes de su congreso de bolsillo para imponer efemérides, modificar la toponimia, conculcar derechos, realizar despojos, y una larga etcétera.

Generalísimo Rafael Trujillo

El 1ro. de enero de 1932 fue creada la provincia Trujillo (hoy San Cristóbal), allí, en su municipio común cabecera, nació Rafael Trujillo el 24 de octubre de 1891, en donde desde su primera infancia Rafael Trujillo pudo observar a sus familiares y parientes mayores, y a los munícipes del pueblo natal, celebrar con marchas y festejos el día 6 de noviembre, como el día del asentimiento de la primera carta sustantiva.

Y éste dictador, acostumbrado desde su niñez a la celebración localista del día de la aprobación de la primera constitución por la primera constituyente nacional reunida en su natal San Cristóbal, una vez alcanza la cumbre del poder político y militar del país en el año de 1930, decide implantar el día 6 de noviembre de cada año como el día conmemorativo de la carta magna, aunque el día evocativo original y real fuese el 24 de noviembre, fecha de nacimiento de nuestra Ley de leyes.





Tuesday, August 16, 2022

Significado del Grito de Capotillo 159 años después

NOTIHISTORIADOMINICANA



 Por:  Francisco Modesto Berroa Ubiera

Historiador



Hoy se cumplen 159 años del Grito de Capotillo.  Así se denomina a la segunda rebelión armada de los dominicanos en contra del colonialismo español ocurrida en el cerro David -luego nombrado Capotillo- el 16 de agosto de 1863, dando inicio a la guerra restauradora (1863-1865).

 Aunque muchos entienden que la palabra grito solamente significa “voz muy esforzada y levantada” o “expresión proferida con alta voz”, según el diccionario de la RAE también significa: “manifestación vehemente de un sentimiento general”, y casi nadie sabe que hace un siglo y medio grito significaba “insurrección armada o rebelión armada”, que es el significado que tiene esta palabra cuando se dice Grito de Capotillo en República Dominicana, o Grito de Lares en Puerto Rico, o Grito de Yara en Cuba, o Grito de Dolores en México, para solo poner tres ejemplos sobre su uso similar en otros países.

La historia del movimiento de liberación nacional dominicano a partir del Grito de Capotillo (16 de agosto de 1863), es larga e intensa, aunque, en resumen: José Cabrera mantuvo llameante la antorcha de la libertad con sus acciones guerrilleras en el paraje que hoy lleva su nombre: Loma de Cabrera, y mucho antes del conato de Capotillo, Santiago Rodríguez, Benito Monción y otros patriotas habían mantenido viva en la denominada línea Noroeste -con el apoyo de los vecinos haitianos-, la esperanza de reconquistar la independencia perdida.

Sin lugar a dudas, la guerra restauradora fue el evento histórico-político-militar de mayor trascendencia en el siglo XIX, y en su desarrollo militar se produjeron innumerables batallas y combates, todos dignos de ser divulgados a los pueblos del mundo como ejemplos de heroísmo de los dominicanos, sin embargo, en apego a la verdad histórica, hubo dos batallas que fueron las decisivas:

1o. La batalla de Santiago.  Las tropas nacionalistas lograron el rápido control de varias poblaciones del Cibao: Moca, San José de Las Matas, San Francisco de Macorís y La Vega, iniciándose la batalla por el control de la ciudad de Santiago de los Caballeros -batalla de Santiago-, en 6 de septiembre de 1863.

En esta importante batalla el general Gaspar Polanco, después de haber estado al servicio de los españoles, como parte de las Reservas Dominicanas, dirigió un contingente de 6,000 hombres, distribuidos en los cantones de El Meadero, La Otra Banda, Marilópez y Gurabito, armados con lanzas, fusiles antiguos, varios trabucos, sables, y la mayoría con machetes y garrotes, lograron derrotar al general español Manuel Buceta -el carnicero de la isla de Ceuta-, y a sus asistentes, los oficiales dominicanos generales José Hungría y Antonio Abad Alfau, y a sus tropas.


Los partidarios de España, primero aislados en el fuerte San Luís y luego expulsados del mismo, aún tuviesen los patriotas que proceder a desplegar grandes esfuerzos fuera de la ciudad para impedir que los refuerzos españoles y de las reservas dominicanas a su servicio, procedentes de Puerto Plata, al mando de los generales Juan Suero y Mariano Cappa, con 2,500 soldados, recuperaran el control de la principal urbe cibaeña, siendo igualmente éstos enfrentados enérgicamente por los oficiales restauradores Juan Nuezi Lafit y Juan Bautista Latour al aproximarse a la ciudad.  Santiago fue incendiada posiblemente por órdenes del general Buceta, aunque el fuego se le ha atribuido a ciertas órdenes dadas por el general Gaspar Polanco a fin de impedir que los refuerzos procedentes de Puerto Plata tomaran su control.

2o. La batalla de Arroyo Bermejo. Esta se produjo en 29 de septiembre de 1863, próximo al sitio de San Pedro, en donde el general Gregorio Luperón al frente de 400 aguerridos guerrilleros -en su mayoría monteros dominicanos-, logró imponerse al general Pedro Santana, quien disponía de 1,600 soldados, cuando el traidor hatero intentaba implementar un plan de ataque mediante el cual cruzaría por las poblaciones de San Antonio de Guerra, San Juan Bautista de Bayaguana, Monte Plata, y Guanuma, para luego continuar hacía la loma del Sillón de la Viuda, en plena cordillera, desde donde pretendía caer de sorpresa sobre Cévicos y la villa de Cotuí, dando un golpe de mano que le permitiría avanzar hacía el resto de las poblaciones del Norte (Cibao), plan cuya ejecución final fue paralizado por Luperón al cortar la marcha de Santana con el apoyo de algunas tropas de hombres procedentes de La Vega, Moca, San Francisco de Macorís, Cotuí y otras poblaciones, y por ello, el general Santana, el orgulloso hatero, con sus tropas diezmadas se dio a la retirada, siendo perseguido por el joven y valiente general puertoplateño Gregorio Luperón, quien se distingue y realza mucho más presentándole combate al general Pedro Santana en San Pedro, y, luego en La Luísa -lugar próximo a Guanuma-, y luego en la misma Guanuma, contando Luperón con el apoyo en aquella zona de operaciones militares restauradoras de los valientes generales dominicanos Juan de Jesús Salcedo con 800 hombres reunidos en San Pedro -que es hoy un batey en estado ruinoso-, asimismo Luperón se hizo acompañar de José Chiquito, Marcos Adón y otros, con 400 macheteros, primero reunidos en Bayaguana, desde donde partieron a detener el avance de Santana hacía el Norte; Eusebio Manzueta con sus 300 indios en Yamasá, y José del Carmen Reinoso, Manuel María Castillo, Olegario Tenares, y Jesús Contín con 200 guerrilleros en Boyá; es decir con una fuerza bruta de 1,700 hombres, lograron imponerse a Pedro Santana, en aquella región, y en contra de quien existía un decreto que ordenaba su muerte dado por el gobierno restaurador y que el joven general Gregorio Luperón, contando con 23 años, quería fehacientemente ejecutar.

General Gregorio Luperón

General Pedro Santana


Por lo tanto, los triunfos de los restauradores en la zona próxima a Monte Plata se iniciaron entre el 30 de septiembre al 1o. de octubre de 1863, librándose varios combates entre el general Gregorio Luperón y Pedro Santana en los sitios de Arroyo Bermejo, San Pedro y Guanuma; pocos días después, en 4 de octubre de 1863, se produjeron algunos alzamientos en Samaná encabezados por Eusebio Núñez y José Chiquito, y en varias secciones de Hato Mayor e Higüey dirigidos por los generales Pedro Guillermo y Genaro Díaz, y otro alzamiento en San Juan de la Maguana encabezado por el general Durán, representando estos alzamientos un claro indicio de extensión regional del conflicto, y la perdida de terreno para los españoles.

Los mayores éxitos de las tropas encabezadas por el general Luperón comenzaron en 11 de diciembre de 1863 al ser ocupado un depósito de armas de Santana en aquella zona, obteniéndose para los rebeldes 500 armas, 60,000 tiros, 2 cañones, 70 mulos, 40,000 raciones y 300 prisioneros.

El general Gregorio Luperón de la misma manera se coronó de laureles en los combates de Sabana del Vigía (23 de enero de 1864); en la batalla de Bermejo en 3 de febrero de 1864 en Yerba Buena (11 de marzo de 1864); en el sitio de Paso del Muerto o del Tuerto, en el río Yabacao, afluente del Ozama (el Jueves Santo 19 de marzo de 1864), lugar donde el general Juan Suero fue herido de gravedad, muriendo esa misma noche, y también  en el combate de Los Llanos.

Precisamente, fue en marzo de 1864 cuando los realistas desalojaron Guanuma y Monte Plata, y Luperón, acompañado de Marcos Adón y de Eusebio Manzueta se estableció en las riberas del río Yabacao -afluente del Ozama-en el sitio denominado San Francisco del Higüero; desde el 2 de octubre de 1863 se desarrolla la actividad militar de Marcos Adón en Hato Mayor del Rey; Eusebio Manzueta tomaría luego el control de la población de Guerra en 23 de noviembre de 1864, y ocuparía El  Seybo en 16 de diciembre de 1864.

Posteriormente, el general Luperón, por ordenes del gobierno restaurador, seguiría la ruta La Vega, Bonao, Piedra Blanca, Rancho Arriba, El Maniel (hoy San José de Ocoa), Baní y Azua, para tomar el control de la región Suroeste, contando con la compañía de los guerrilleros sureños Marcos Adón, Santiago Mota, Ángel Feliz (a) Liberata, los hermanos Andrés, Benito y Timoteo Ogando, Olegario Tenares, Eusebio Manzueta y José María Cabral, pudiendo con estas fuerzas proceder a la sustitución del general Pedro Florentino en esa región, considerado por el general Manuel N. Rodríguez Objio un hombre "rapaz, sanguinario, cobarde e inepto", granjeándose el general Luperón el cariño, la admiración y el respecto de la población de Baní, por su cortesía militar y por la protección que le dispensó a los generales dominicanos Modesto Díaz y Demetrio Álvarez, y al Coronel Valera, todos de las Reservas Dominicanas al servicio de España.

En la región Sur también se distingue el general José María Cabral, quien se hallaba en Puerto Rico cuando se inició la guerra restauradora, pero ya avanzado el movimiento retornó al país, y derrotó a los españoles en los combates de La Canela, Neiba, y Fundación (1864).

Otro triunfo significativo fue la derrota y expulsión de Buceta de Puerto Plata (1863), lo que permitió usar la costa Norte como medio de contacto con el mundo exterior y para realizar las exportaciones de tabaco y otros bienes agrícolas, en los cuales descansó la economía del gobierno restaurador.

El costo de la Guerra para España.  Esta guerra le costó a España algo más 23,000 bajas, incluyendo más de 11,000 hombres fallecidos, y unos 35 millones de pesos.  Se considera que las perdidas del ejército español fueron causadas por la insalubridad, y por el contagio con diversas enfermedades tropicales.  En Las Antillas la fiebre amarilla diezmó los ejércitos invasores de franceses, ingleses y españoles.

La lucha restauradora: un ejemplo de guerra de guerrillas.  El cronista militar Adriano López Morillo entendió que la guerra restauradora dominicana era la típica "...guerra de emboscada, tiroteos, sorpresas, y [de] los ataques a los pequeños destacamentos, guerra propia de las Antillas...", y, ciertamente la guerra restauradora dominicana fue una guerra de liberación nacional, anticolonialista, popular, y revolucionaria, basada en la organización de un ejército no profesional, integrado principalmente por campesinos medios, y pobres, y éste ejército adoptó la forma de un ejército irregular, es decir, guerrillero, lo cual le garantizó su victoria.

Sobre este particular existe un circular del gobierno provisional restaurador en la cual se sienta la importancia de la acción guerrillera, es el Núm. 7 del 14 de septiembre de 1864, la que dice sobre la defensa de Santiago en sus artículos 3,4, y 5: "Que lo que se opone a la marcha de gruesos ejércitos, son ejércitos grandes también, y que las guerrillas nunca han podido impedir que un ejército llegue a un punto que se propone"; indicando a seguidas: "Que nosotros no podemos oponer al enemigo grandes masas, no tan sólo porque tropas sin disciplina no deben exponerse a dar batallas campales, cuanto porque nuestras fuerzas tienen que permanecer diseminadas en todo nuestro vasto territorio"; reconociendo que aunque un "sistema de guerrillas es insuficiente" para impedir la marcha del enemigo; es lo más eficaz en medio de las circunstancias de la guerra y lo único a nuestro alcance.

Nuestro prócer febrerista, el general Matías Ramón Mella, como miembro del Ministerio de Guerra del gobierno restaurador escribió unas interesantes instrucciones militares a los oficiales y soldados restauradores, cuya lectura pone en descubierto la capacidad militar excepcional de nuestro dos veces héroe nacional: el de febrero de 1844, y el de la gesta restauradora.  Mella escribió que para el éxito de nuestra guerra de guerrillas era necesario:

1. En la lucha actual y en las operaciones militares emprendidas se necesita usar de la mayor prudencia, observando siempre con la mayor preocupación y astucia [los pasos del enemigo] para no dejarse sorprender [por éste], igualando así la superioridad del enemigo en número, disciplina y recurso.

2. Nuestras operaciones deberán limitarse a no arriesgar jamás un encuentro general ni exponer tampoco a la fortuna caprichosa de un combate la suerte de la República; tirar pronto, mucho y bien, hostilizar al enemigo día y noche; interceptarle sus bagajes, sus comunicaciones, y cortarles el agua cada vez que se pueda, son puntos cardinales, que deben tenerse presente como el credo.

3. Agobiarlos con guerrillas ambulantes racionadas por dos, tres o más días, que tengan unidad de acción a su frente, por su flanco y retaguardia, no dejándoles descansar ni de día ni de noche, para que no sean dueños mas que del terreno que pisan, no dejándolos jamás sorprender ni envolver con mangas y sorprendiéndolos siempre que se pueda, son reglas de las que jamás deberá Ud. apartarse.

4. Nuestra tropa deberá, siempre que se pueda, pelear abrigada por los montes y por el terreno y hacer uso del arma blanca, toda vez que vea la posibilidad de abrirle al enemigo un boquete para meterse dentro y acabar con él; no deberemos por ningún concepto presentarle un frente por pequeño que sea, en razón de que, siendo las tropas españolas disciplinadas y generalmente superiores en número, cada vez que se trate de que la victoria dependa de evoluciones militares, nos llevarían la ventaja y seriamos derrotados.

5. No debemos nunca, nunca dejarnos sorprender y sorprenderlos siempre que se pueda y aunque sea un solo hombre.

6. No dejarlos dormir ni de día ni de noche, para que las enfermedades hagan de ellos más estragos que nuestras armas; este servicio lo deben hacer solo pequeños grupos de los nuestros, y que el resto descanse y duerma.

7. Si el enemigo repliega, averígüese  bien, si es una retirada falsa, que es una estratagema muy común en la guerra; si no lo es, sígasele en la retirada y destaquen guerrillas ambulantes que le hostilicen por todos lados; si avanzan hágaseles caer en emboscada y acribíllese a todo trance con guerrillas como se ha dicho arriba en una palabra, la guerra de manigua y de un enemigo invisible.

8. Cumplidas estas reglas con escrupulosidad, mientras más se separe el enemigo de su base de operaciones, peor será para él; y si intentase internarse en el país, más perdido estará.

9. Organice usted donde quiera que esté situado, un servicio lo más eficaz y activo posible de espionaje, para saber a todas horas del día y de la noche el estado, la situación, la fuerza, los movimientos e intenciones del enemigo.”