Por: Francisco Berroa Ubiera
Historiador
“Me acerqué un
día a la puerta del sabio para extasiarme en sus palabras; tuve un día hambre
de doctrina y sed de principios, y comí el pan de aquel que tenia cestos y
apagué la sed donde aquel bebía, y cuando sentí frío en el corazón fui a
calentarme junto al brasero en que se había templado aquella alma superior; y
experimenté anhelos, alenté aspiraciones, acaricié sueños de porvenir y corrí
anhelante a confundirlos con los sueños del espíritu vigoroso”.
Federico Henríquez y Carvajal refriéndose a su maestro don Román
Baldorioty de Castro.
Uno
de los grandes borinqueños radicado temporalmente en suelo quisqueyano durante
la segunda mitad del siglo XIX fue don Román Baldorioty de Castro, y, en su
honor le fue dado su nombre al liceo secundario de la ciudad de Azua, población
sureña en la cual don Román Baldorioty se radicó por cierto tiempo durante su
estadía en nuestro país, la cual aprovechó para difundir sus conocimientos
entre los dominicanos al dedicarlos a la enseñanza formal.
Muchos
dominicanos y puertorriqueños desconocen que tanto Román Baldorioty de Castro
como el doctor Ramón Emeterio Betances eran hijos de padres dominicanos, y que
ambos desempeñaron un importante papel para el logro de la abolición de la
esclavitud en Puerto Rico en 1873, quienes además vivieron exiliados en nuestro
país, haciendo aportes significativos al desarrollo de las ciencias naturales y
formales.
Baldorioty,
ese excepcional ser humano nacido en Puerto Rico, enseñó en nuestro país
ciencias naturales (botánica), matemáticas, ciencias marinas y náuticas, siendo
además un diestro periodista, fundador de varios periódicos en su tierra natal,
practicante de una oratoria de cenáculo, dueño de un verbo fácil, y en fin un
hombre cumbre nacido en las alturas de Cayey, Puerto Rico, en marzo de 1822 –aunque
erróneamente se creía nacido en Guaynabo en 28 de febrero de 1823-.
Creció
y vivió con su madre, la humilde lavandera María Baldorioty, con el apoyo
entusiasta de su tío y protector don Julián Baldorioty, en el barrio de La
Marina del Viejo San Juan, siendo educado por el “Santo Rafael” como llamara
José Martí al eminente maestro Rafael Cordero.
Además.
Román realiza estudios de ciencias naturales (física y química) en el Seminario
Conciliar de San Idelfonso en la calle Del Cristo del viejo San Juan, donde actualmente
tiene su sede el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe (CEA).
Destacado
político y periodista, padre del autonomismo puertorriqueño -cuya actual
expresión es el ELA (Estado libre y asociado)-, se opuso al asimilismo o colonialismo
–lo cual representan actualmente los partidarios de la estadidad-, y también se
opuso al independentismo, es decir, era nacionalista pero creía en la unión con
España siempre y cuando Puerto Rico gozara de independencia política y de
autonomía administrativa, y el gobierno lo ejercieran “los hijos del país”, y
no los “hijos ajenos” o extranjeros, refiriéndose a los españoles peninsulares.
Sin
lugar a dudas que los herederos políticos de Baldorioty de Castro fueron el
periodista don Luis Muñoz Rivera y su hijo don Luis Muñoz Marín, este último
fue quien concretizó en Borinquén la fórmula del Estado Libre Asociado o E.L.A.,
es decir, la autonomía.
En
1870 le correspondió a Román Baldorioty de Castro representar a Puerto Rico
ante la Asamblea Nacional hispana en condición de diputado. Fue en ese
escenario político peninsular donde con el ardor de un antillano denunció la “…esclavitud de 40,000 seres humanos…”,
diciendo: “Yo deploro que ninguna voz se
halla levantado aquí para clamar contra la esclavitud, cuando se sabe que la
humanidad esta ultrajada.” Y luego acentúa
sus palabras diciendo:
“Los que niegan la libertad del esclavo, los
que se complacen en remachar sus cadenas, podrán tener una piel muy blanca,
pero sus conciencias… son más negras que la piel del etíope a quien se niegan
redimir. Porque el pigmento del cutis no
señala diferencias de nobleza y moralidad entre los hombres.”[1]
La
República Española sucumbe con el golpe de estado de inspiración cuartelaría de
los generales: Manuel Pavia Rodríguez de Alburquerque, Francisco Serrano
Domínguez (a) El Bonito, Gabriel Baldrich, y del Almirante Juan Bautista
Topete, así como los políticos: Antonio Cánovas Castillo, Fernando León Castillo,
Manuel Becerra Bermúdez, Cristino Mantos, etc., quienes con ese movimiento
conocido en la historia de España como “la paviada”, crearon las condiciones
que hicieron posible el restablecimiento del régimen monárquico con su grosera
expresión de exclusión de los territorios coloniales.
Cuando
en febrero de 1873 se estableció en Puerto Rico la dictadura militar del ultraconservador
general Laureano Sanz, quien conculcó todas las libertades clausurando los principales
periódicos y revistas; desarticulando los gobiernos municipales, y haciendo una
contrarrreforma legal, con triple r, es decir: reaccionaria, regresiva y
represiva; encarcelando y persiguiendo a los autonomistas e independentistas,
y, en ese momento, creyendo Baldorioty que su vida estaba en peligro, escogió
el camino del exilio -como también lo hizo en ese momento “La Cantora de las
Lomas”, la poetisa Lola Rodríguez de Tío, autora de La Borinqueña y con abuela dominicana-.
Don
Román Baldorioty se establece en Santo Domingo, como antes lo habían hecho el
doctor Ramón Emeterio Betances y don Eugenio María de Hostos, entre muchos
otros hijos de Puerto Rico.
El
polígrafo Baldorioty llega a nuestro país durante el gobierno del general
Ignacio María González de quien luego opinará con sentido crítico: “El presidente era fabricante de pólvora y
cayó por despilfarros”, aunque supongo que sus despilfarros no alcanzaron
los altos niveles de ciertos politicastros que luego han gobernado nuestros
países.
En
la República Dominicana el maestro Baldorioty de Castro funda el colegio “El
Antillano”, que personalmente dirigió, contándose entre sus alumnos a Francisco
Henríquez y Carvajal. Además fue
encargado por el presidente González para fundar y dirigir la “Academia de
Náutica” (1875) para la formación de los pilotos de los barcos mercantes
dominicanos.
También
participa de actividades políticas y se sabe que en junio de 1875 se reunieron
en Puerto Plata con el general dominicano Gregorio Luperón los eminentes
boricuas: los hermanos Manuel y Rafael Quesada, el doctor Ramón Emeterio
Betances, José Francisco Basora, y Eugenio María de Hostos, quienes
planificaron iniciar en la isla vecina una revolución independentista, enviando
a tales fines a don Luis Venegas Pagan para que este preparara las condiciones
para dar inicio a la rebelión.
A
tales fines el señor Venegas fue embarcado en el vapor ingles Eider capitaneado
por Charles Crompton, sin embargo, el espía hispano Leopoldo de Barrera
denuncia la conspiración al gobernador Sanz, quien una vez enterado evita que
Venegas desembarque en los puertos borincanos de Aguadilla en 13 de julio de
1875, en Ponce, Arroyo, Humacao, y Naguabo, cuando el barco ingles arribo a San
Juan recibió una amenaza de bombardeo de parte de acorazado Lince, siendo
Venegas obligado a desembarcar para luego ser encarcelado por casi diez meses
en la cárcel de “El Morro”.
Enterado
por sus espías de los planes subversivos de Hostos y de Betances, el general
Sanz amenazó al presidente González con darle facilidades al caudillo
dominicano Buenaventura Báez para que usara el territorio de Puerto Rico para
organizar una expedición armada contra su gobierno, razón por la cual el
presidente González procedió a complacer la demanda de Laureano Sanz: clausurar
el periódico “Las Dos Antillas” que editaban los grupos independentistas
puertorriqueños en nuestro país.
Durante
su estadía en suelo quisqueyano se sabe que don Román Baldorioty confrontó
serias limitaciones económicas, por ello, en su misiva al amigo y
correligionario político puertorriqueño don José Julián Acosta de fecha 9 de
mayo de 1876 le dice que en Santo Domingo se encontraba pasando penurias y
necesidades, aunque reconoce que la
gente le quiere y le respeta.
Llega
a decir: “En esta sociedad –la
dominicana- es preciso jugar al monte –tener una finquita (Fb)- para vivir alegre, trabajar como un burro
para vivir como un peón. Repugno como
sabes lo primero y hago por necesidad lo segundo.”
Expresa
sin tapujos que en nuestro país: “El
médico suele tener alambique para fabricar aguardiente como auxiliar de la medicina”,
y refiere sobre el militar que “es
zapatero o sastre u otra cosa por no espichar de hambre.”
Su
vida era lo que ahora llamamos el pluriempleo, lo cual pone de manifiesto
cuando afirma: “Me estoy preparando para
hacerme (al mismo tiempo que soy director, maestro de escuela y fundador de
colegio) ¡quién lo pensará! hortelano.”
Ello así porque según él:
“La casa en que habito está en una cuerda de
terreno. Le sobran habitaciones y
tierra. Tiene pozo y aljibe. Sus amplias habitaciones me inclinaron a
fundar un colegio. El hambre, Chico, me
ha compelido a todo, sin embargo soy moralmente feliz en medio de mis
precariedades porque mi conciencia esta altiva e ilesa.”
Luego
agrega;
“Los ricos negreros que truenan y triunfan
ahí –refiriéndose a Puerto Rico- y mas allá no son –puedes jurarlo- más felices
que yo. Capaz soy de tenerles hasta
lastima, aunque los desprecio demasiado… Recibo muestras de estimación y de
respeto de esta sociedad, pobre, es cierto, pero compuesta de hombres libres
¿Qué más puedo desear?”
La Sociedad Amigos del País acogió a Román Baldorioty
de Castro como uno de sus miembros honorarios, como lo hizo con los/as
intelectuales: los historiadores Emiliano Tejera y José Gabriel García, la
poetisa Josefa Antonia Perdomo Heredia, Monseñor Fray Roque Cocchia y la
poetisa y educadora Salome Ureña.[2] Esta sociedad fue fundada el 18 de mayo de
1871 por iniciativa del médico José Pantaleón Castillo (a) El Sócrates
(1852-1916).[3] En esta sociedad Baldorioty de Castro impartía
clases de Ciencias Naturales.
Otras actividades desplegadas por la Sociedad fueron: Iniciar
las gestiones para traer desde Venezuela las osamentas sacrosantas del padre de
la patria Juan Pablo Duarte cuyos restos fueron sepultados en el país en 1883; Otorgamiento
de medalla de oro a Salomé Ureña y publicación de sus poemas; Publicación de
las poesías de Josefa Antonia Perdomo y de Manuel Rodríguez Objio; Publicación
de la Historia de Santo Domingo de Antonio Delmonte y Tejada en cuatro tomos; Publicación
de folletos sobre los Restos de Colon y sobre el Fomento de la Caña de azúcar,
etc..; Realización de exposiciones artísticas; publicación del periódico literario El Amigo
del País y de la Revista El Estudio (1879); fundación de una biblioteca pública
(1876), etc.
Asimismo
Baldorioty de Castro, conjuntamente con Ramón Emeterio Betances, Eugenio María
de Hostos, Federico García Copley –padre de Federico García Godoy-, don Manuel
de Jesús Peña Reynoso, y F. Fernández de Arcila, formó parte de la “Sociedad
Liga de Las Antillas” la cual tenía como sede en la ciudad de Puerto Plata una
casa que le fue cedida a sus ilustres miembros por el general Gregorio Luperón.
Tras
estar entre nosotros y ser parte de nuestros aciertos y desaciertos, Baldorioty
de Castro retornó a su amada patria
puertorriqueña en agosto de 1878 para continuar su lucha, en donde falleció en
la tranquilidad de su hogar el 30 de septiembre de 1889, sin darse cuenta de
que en 1898 Puerto Rico caería bajo el dominio metropolítico de los Estados
Unidos angloamericanos.
Fuentes
consultadas:
1. Alfau
Duran, Vetilio. En Clío (tres volúmenes).
Gobierno Dominicano, Santo Domingo, 1994.
2. Díaz
Soler, Luis M. Puerto Rico desde sus
orígenes hasta el cese de la dominación española. Editorial de la Universidad de Puerto Rico,
Rio Piedras, 1994.
3. Gautier
Dapena, José A. Baldorioty,
Apóstol. Instituto de Cultura
Puertorriqueño, San Juan de Puerto Rico, 1970.
4. López,
José Ramón. Escritos Dispersos (dos
tomos). Archivo General de la Nación,
Santo Domingo, 2005.
Referencias:
[1] Discurso de Baldorioty de Castro ante la Asamblea Nacional de fecha 23
de mayo de 1870.
[2] El Lápiz, Santo Domingo, Núm. 8, 18 de mayo de 1891.
[3] Se sabe que con el nombre de “La Sociedad los Amigos del País”
existieron en nuestro país otras dos agrupaciones: una fundada por Manuel María
Valencia el 30 de mayo de 1846, y otra dirigida por Luis Conrado del Castillo
en 1911 (Nota de Francisco Berroa).